Vestidos con ropajes de brillantes colores y elaborados tocados, con colorete en las mejillas y los labios pintados, alrededor de 50 menores tailandeses realizan un rito de iniciación para convertirse en novicios budistas.
Las túnicas anaranjadas o azafrán de los monjes budistas en el Sudeste Asiático apenas han variado su estética desde que Buda creó sendas órdenes de mujeres y hombres mendicantes hace 25 siglos. Como era habitual entre los ascetas de la época, los primeros monjes budistas confeccionaban sus túnicas o "kasaya" con retazos desechados de tela que encontraban en la calle para exhibir su austeridad.
Según las escrituras budistas, Buda recibió su primera túnica al abandonar el palacio de su padre para iniciar la vida ascética. En Tailandia solían utilizarse las raíces y la corteza del árbol de yaca, lo que daba un tono anaranjado a las túnicas, aunque hoy en día es más habitual utilizar tintes químicos.