El peor accidente nuclear de la historia, ocurrido en 1986 en la central de Chernóbil, a 120 kilómetros de Kiev, liberó a la atmósfera más de 50 millones de curies de radiación y contaminó vastas zonas de este país, de Bielorrusia y de Rusia. De la "zona de exclusión" creada en torno a la siniestrada central fueron evacuadas más de 135.000 personas en los días posteriores al accidente, de las ciudades de Pripiat, que contaba con 50.000 habitantes, Chernóbil, con 12.000, y pueblos cercanos. La radiación afectó a más de cinco millones de personas, principalmente en Rusia, Ucrania y Bielorrusia, según la Organización Mundial de la Salud.
Más de 600.000 personas participaron en las labores para hacer frente a la catástrofe y sus consecuencias. En apenas 206 días, un total de 90.000 hombres erigieron, en medio de durísimas condiciones, un cubo con 400.000 metros cúbicos de hormigón y 7.000 toneladas de estructuras metálicas sobre el reactor averiado. En noviembre de 2016, las autoridades lo recubrieron por un nuevo, gigantesco y fiable sarcófago, la mayor estructura móvil jamás construida, y certificaron que el lugar ya no reviste peligro durante el próximo siglo. Hoy cada vez son más los periodistas y curiosos que se aventuran a participar en una visita guiada.