Lo que dejan atrás las niñas raptadas por Boko Haram

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Adama Mustapha, la madre de las niñas Salamutu, Fatima y Maryam Mustapha, estudiantes de la Escuela Gubernamental de Ciencia y Técnica, sentada junto a prendas y objetos de sus hijas en su casa de Dapchi, en el estado de Yobe, Nigeria, el 24 de febrero de 2018. (Reuters)

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El edificio de un laboratorio informático de la Escuela Gubernamental de Ciencia y Técnica en Dapchi, el 27 de febrero de 2018. (Reuters)

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Una clase de la Escuela Gubernamental de Ciencia y Técnica en Dapchi. (Reuters)

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Hajiya Gana Mohammed, madre de la estudiante secuestrada Afisat Grah, sentada junto a los libros y las ropas de su hija. (Reuters)

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Foto de carnet de Afisat Grah, una de las estudiantes secuestradas. (Reuters)

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Las ropas de Maryam Adam Kontoma, una de las estudiantes secuestradas, reposan en la cama de su madre en Dapchi. (Reuters)

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Parientes de las niñas secuestradas en Dapchi. (Reuters)

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Amina Usman, de 15 años, logró escapar del ataque contra la escuela. (Reuters)

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Amina Usman con sus hermanas. (Reuters)

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Ropas y un colchón en un dormitorio estudiantil en la Escuela Gubernamental de Ciencia y Técnica en Dapchi. (Reuters)

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Un grupo de mujeres camina por una calle de Babangida, en el estado de Yobe, en el nordeste de Nigeria, uno de los más castigados por Boko Haram. (Reuters)

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Usman Dunoma, sentado junto a su esposa, sostiene el uniforme escolar de su hija secuestrada. (Reuters)

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Alhaji Audu Danga, padre de la estudiante secuestrada Falmat Audu, enarbola el uniforme escolar de su hija. (Reuters)

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Una mujer camina por una calle de Dapchi. (Reuters)

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Mujeres de la etnia fulani con anillos en la nariz en Dapchi, el 27 de febrero de 2018. (Reuters)

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Kachalla Bukar, padre de la estudiante secuestrada Aisha Kachalla, sostiene un vestido de su hija. (Reuters)

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Pintadas en la pared del comedor de la Escuela Gubernamental de Ciencia y Técnica de Dapchi donde se produjo el secuestro. (Reuters)

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Anotaciones en una pizarra de la Escuela Gubernamental de Ciencia y Técnica de Dapchi. (Reuters)

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La madre y las hermanas de la estudiante secuestrada Fatima Dala, sentadas junto a una pared cubierta por pintadas y notas escritas por Fatima en su hogar, en la aldea de Jumbam, el 24 de febrero de 2018. (Reuters)

Pequeños objetos cotidianos son la única conexión entre 110 niñas secuestradas por Boko Haram, llevado a cabo este febrero en el nordeste de Nigeria, y los padres de las niñas, que los custodian como tesoros.

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