En el estado de Borno, Nigeria, años de conflicto en curso entre Boko Haram y el ejército han causado oleadas de desplazados e interrumpido las vidas de millones de personas. Más de un millón de personas han huido a su capital, Maiduguri, duplicando su población original.
Ante la constatación de altas tasas de desnutrición, organizaciones como Médicos Sin Fronteras trabajan en campañas de salud y alimentación, acceso al agua potable y saneamiento dentro de la ciudad. Si bien la situación se ha estabilizado gracias a un despliegue masivo de ayuda, la emergencia no ha terminado. Todavía hay núcleos vulnerables dentro de la ciudad, y la situación es frágil. Cualquier ruptura en la prestación de asistencia humanitaria podría tener graves consecuencias.