Morir en un concierto, en un partido de fútbol o cenando en un restaurante: quien ha ideado el horror de París ha querido golpear nuestras vidas cotidianas, como el ansiado ocio de un viernes por la tarde después de una semana de trabajo.
En la capital francesa han muerto hombres y mujeres, blancos y negros, cristianos, laicos y musulmanes. 129 personas que solo salían a divertirse y se encontraron con la muerte a manos de unos fanáticos del Estado Islámico.
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