La desaparición de Marina Okarinska y Laura del Hoyo junto a Sergio Morate en Cuenca hizo presagiar lo peor a sus familias. El chico había estado en la cárcel por secuestro y agresión sexual de una de sus exnovias, y Marina había sido su pareja hasta hacía poco. De hecho, la joven –de origen ucraniano– confió en su amiga Laura para acudir a recoger las pertenencias que le quedaban en la casa que compartió con el presunto culpable de su muerte.
La presencia de otra chica no fue suficiente para evitar su asesinato, y ambas fallecieron por asfixia antes de ser enterradas en el nacimiento del río Huécar. Después de que el supuesto responsable del crimen fuera buscado por la Policía Nacional, la Guardia Civil y la interpol, fue localizado junto a un ciudadano rumano en Lugos, Rumanía, donde fue detenido y puesto a disposición judicial. El amigo que le ayudó en Rumanía ha asegurado que Morate le confesó el crimen pero que no le creyó.