Las mil y una caras de un Kyrgios cabreado ante Nadal

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 Kyrgios pidiendo explicaciones
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 Raqueta al suelo
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Raqueta al suelo

Kyrgios y su otro 'revés'
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Kyrgios y su otro 'revés'

 Con el juez de silla, también
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Con el juez de silla, también

 Centró la atención del partido
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Centró la atención del partido

 El australiano es el nuevo McEnroe
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 No estaba de acuerdo
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No estaba de acuerdo

 Al final, con un trofeo por quedar segundo en Pekín
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Al final, con un trofeo por quedar segundo en Pekín

La final del China Open, ganada de manera contundente por Rafa Nadal, fue también un nuevo de las malas pulgas que se gasta Nick Kyrgios. El australiano, que venía de haber encontrado por fin a alguien que le entiende en la figura de John McEnroe, volvió a dejar que los nervios y la frustración le dominaran.

Primero discutió con el juez de silla, el sueco Mohamed Lahyani, al que le recriminó en dos ocasiones en el primer set. "En el primer juego del partido no creo que sea justo que me piten una bola mala cuando había ido claramente buena. Era un 'break' claro y me ponía 1-0 y saque", explicó después de la final. Más tarde se quejó porque no le concedieron el ojo de halcón. "En el juego anterior había pedido ojo de halcón y me dijo el árbitro que lo pedí demasiado tarde y que ya no me lo podía conceder. No pasa ni un minuto que en la misma jugada le permite a Nadal el challenge. Por eso me enfadé".
 
En la segunda manga, el objeto de su cabreo no fue el juez de silla, sino su raqueta, que destrozó tras perder un punto. No fue su mejor partido, y Kyrgios lo sabe. Por eso no puso ninguna excusa, a pesar de su cabreo con Lahyani. "Poco puede decir porque me ha destrozado. Está en un gran momento de forma y no puedo poner ninguna excusa a la derrota", explicó.
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