En un momento dado, el rugby español empezó a dar un salto cualitativo que nadie esperaba. De repente, empezaron a crecer las expectativas en torno a lo que podía suceder en nuestro país sobre el balón oval, quizá algunas aparentemente inalcanzables, imposibles para un deporte que apenas tiene masa social detrás y, sobre todo, pocos resultados positivos en su historia. Y aun con la dificultad que todo esto implica, de alguna manera, esas expectativas se han ido cumpliendo. Se quiso hacer un partido espectacular para la final de la Copa del Rey en Zorrilla y, se llenó instantáneamente. Se dijo que se iba a poner a los dos 'Seven' en los Juegos de Río, y se hizo. Se ha traído a Tonga a España y no solo se le ha plantado cara a un equipo muy superior, sino que se ha evidenciado que se podía haber jugado en un gran estadio.