Durante las dos semanas que duran los Juegos Olímpicos todo luce con un aspecto fabuloso. Estadios cuidados, villas olímpicas de lujo, parques acondicionados, zonas inauguradas para la ocasión... Pero qué pasa cuando volvemos a esos mismo lugares años después, cuando la inversión económica ha quedado en el olvido y nadie se puede hacer cargo de todas las infraestructuras creadas.
Echa un vistazo y comprueba de primera mano cómo se desgastan y olvidan las localizaciones que antaño llevaron al olimpo de los campeones a centenares de atletas y vivieron gloriosos días repletos de turistas y curiosos paseando por ellos. Atenas, Pekín, Sarajevo, Berlín, estos son solo algunos ejemplos de la lista negra, pero hay muchos más porque pocos se han librado del deterioro total.