El Real Madrid vivió este miércoles una de las noches más ridículas de su historia. Volvió a suceder, por enésima vez, en la Copa del Rey, un torneo en el conjunto blanco parece que se ha abonado a los fracasos en las últimas décadas. Y, ante el modesto Leganés -al menos en presupuesto, pero no en pundonor- se vivió en el Santiago Bernabéu una noche que será muy difícil de olvidar para el madridismo.
Pese a contar con una renta de 0-1 arrastrada del partido de ida, el conjunto blanco fue incapaz de mantener el marcador, y terminó cayendo derrotado en su casa por el Leganés por 1-2 y, por ende, siendo eliminado de la Copa del Rey cuando tenía las semifinales al alcance de su mano. Pero el problema principal no es la derrota, sino la triste forma de perder.
El Madrid no encuentra su juego y este miércoles, muchos jugadores demostraron no estar al nivel que exige el vigente campeón de Liga y Europa. Zidane siguió insistiendo en dar minutos a los suplentes en la Copa, y el Leganés le pintó la cara a los blancos. Un nuevo título por el que no podrá pelear el Madrid y, sobre todo, un nuevo fracaso que tardará años en ser olvidado.