Esta noche Antena 3 emite el cuarto episodio de 'Fariña', la producción que adapta el ensayo homónimo de Nacho Carretero, que publicó Libros del K.O. en 2015. Tras la celebración de la boda de Laureano Oubiña con Esther Lago, que se vio interrumpida por la inoportuna visita del sargento Darío Castro, y la nueva realidad familiar en casa de Sito Miñanco, la acción se centrará en la infatigable labor del personaje de Tristán Ulloa y los nuevos negocios del cambadés, que se convertirá en presidente del club de fútbol de su pueblo.
"Te ganaste ser el alcalde de Ribadumia", dice precisamente Miñanco a Nino Balbín en '1983', cuando los jefes de los clanes se reúnen para analizar los daños causados por el sistema escuchas implantado por Castro. Como si de una profecía se tratase, el personaje interpretado por Miro Magariños logra convertirse en el regidor de su localidad natal. Pero, de nuevo, Darío Castro estará dispuesto a aguarle la fiesta al ambicioso Nino, basado en el político pontevedrés José Ramón Barral, más conocido como "Nené".
Su intromisión en el restaurante de "Terito" ha proporcionado a Castro pistas que permiten plantear nuevas operaciones policiales a su superior, el juez Beigbeder. Y aunque éste no se muestra demasiado esperanzado, Castro no duda en convertirse en la estrella invitada de la toma de posesión de Nino Balbín irrumpiendo junto a la Guardia Civil en la casa consistorial de Ribadumia.
Junto a Vicente Otero, José Ramón Barral encabezó, tal y como recoge Carretero en 'Fariña', la nueva hornada del contrabando gallego a comienzos de los años 80, cuando "el contrabando se alejó definitivamente de la frontera y se instaló en los recovecos de las Rías Baixas". Tras décadas de tráfico ilegal, la nueva camada de contrabandistas no tardó en hacerse con la confianza de las redes tabaqueras, y "Galicia se convirtió en el puerto de descarga más importante del contrabando europeo." Según la estimación de los jueces, a principios de los años 80 una tercera parte del tabaco ilegal de Europa se movía a través de Galicia.
Veinte años después las cifras podrían ser diferentes, pero José Ramón Barral, alias "Nené" seguía en el negocio. O al menos de eso lo acusó el Servicio de Vigilancia Aduanera en mayo de 2001, relacionándolo con unos contenedores de tabaco ilegal intervenidos en el puerto de Vigo. Una causa que, diecisiete años después, todavía está pendiente de sentencia, y por la que la fiscalía pide 10 años y seis meses de cárcel. Aunque no es la única causa que, en los últimos 17 años, le ha llevado a pasearse por varios juzgados gallegos.