Setenta años de una derrota histórica: la caída del Berlín nazi en imágenes

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"A mediados de abril nuestro ánimo era victorioso, pero la batalla por Berlín fue brutal. Primero tuvimos que cruzar 30 kilómetros de canales, ríos y ciénagas para llegar a la ciudad"
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"Comprendimos que los alemanes no estaban dispuestos a rendirse. La resistencia era feroz. Las defensas alemanas estaban muy bien armadas. Tenían morteros y artillería pesada, además de numerosos francotiradores. Hubo grandes pérdidas en ambos bandos"
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"Como los occidentales no podían llegar a Berlín, querían evitar que fuéramos nosotros los que lo hiciéramos primero. Entonces, Zhúkov le dijo a (el presidente de EEUU Dwight) Eisenhower en persona que si no dejaban de bombardear el puente, el Ejército Rojo atacaría a las tropas norteamericanas. 'Necesito ese puente', le dijo”
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"El enviado del mariscal Gueorgui Zhúkov preguntó: '¿Bessarab está presente?'. Yo contesté que sí y me dijo: 'Tú dirigirás personalmente el asalto al Reichstag'. 'Trágame tierra. Otra vez me tocó lo más difícil', pensé”
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"No sé cómo resistieron los que defendían el edificio. Imagino que murieron casi todos. Ahora, el camino estaba libre y nuestros soldados pudieron cruzar el puente y entrar en los sótanos del Reichstag. Nosotros iniciamos el asalto"
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"Unas horas después la bandera soviética ya ondeaba sobre la cúpula del Reichstag",
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"Cuando llegué al edificio, estaba todo en llamas. No quise seguir. De todas formas, Hitler ya hacía mucho que no estaba allí, sino en un búnker. Sólo después supimos que se había suicidado"
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"Sólo entendimos que habíamos ganado la guerra cuando una larga columna de prisioneros alemanes encabezada por oficiales comenzó a marchar por la ciudad a las diez de la mañana del 2 de mayo. Marcharon durante tres horas"
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"Sólo entonces respiramos tranquilos, comenzamos a disparar ráfagas al aire, bebimos, cantamos, bailamos y mis compañeros me mantearon"
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"Unos pocos días después abandoné Berlín"

El ruso Alexandr Bessarab fue uno de los oficiales del Ejército Rojo que comandó el asalto del Reichstag, episodio que precipitó la capitulación del régimen nazi hace ahora setenta años, pero no siente odio hacia los alemanes, sino todo lo contrario.

Bessarab, coronel retirado, pero también escritor y miembro de la Unión de Periodistas de Rusia, recibió a finales de abril de 1945 la ardua misión de dirigir el tercer y último asalto contra ese simbólico edificio que albergaba el Parlamento alemán, el Reichstag.

"Los alemanes son buenos. Los respeto profundamente por su honestidad y por su deseo de ser los mejores en cualquier aspecto de la vida", aseguró a Efe Bessarab.

He aquí su testimonio acompañado con las imágenes de la toma de Berlín.

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