Casi 3 de cada 10 coches en Madrid no tienen etiqueta, y no podrán circular por las ZBE

Las ZBE (Zonas de Bajas Emisiones) entrarán en vigor en nuestro país a lo largo de 2023, porque el 31 de diciembre del próximo año todos los municipios de España con más de 50.000 habitantes deberán contar con áreas definidas para la reducción de la contaminación en el entorno urbano.

En el caso de la Comunidad de Madrid, que alberga nada menos que 23 localidades que superan este límite de población, el impacto sobre los hábitos de sus ciudadanos será especialmente notoria, pues cerca de tres de cada diez coches registrados en su territorio se verán afectados por las ZBE al no disponer de etiqueta medioambiental de la DGT, según recogen los datos recabados por MSI para Solera. Por tanto, la región madrileña se convertirá en epicentro del cambio hacia las ciudades de bajas emisiones, toda vez que esta comunidad concentra el 14% de los vehículos de toda España, proporción que coincide con la cuota poblacional, pues también el 14% de los habitantes del país residen en Madrid.

Y es que de un parque ligeramente superior a los 4,1 millones de vehículos en la Comunidad de Madrid, cerca de 1,2 millones carecen de etiqueta, automóviles todos que se enfrentan ahora a una especie de 'fecha de caducidad', pues la gran mayoría se encuentran en las ciudades a las que la Ley de Cambio Climático afecta, es decir, poblaciones con más de 50.000 habitantes. En concreto, un 84% de los vehículos madrileños sin etiqueta (B, C, eco o cero) está en alguna de las 23 urbes que superan ese umbral poblacional, frente a un 16% que se encuentra en municipios con menos de 50.000 habitantes, y que por tanto no estarán obligados a restringir la circulación de los coches más antiguos, normalmente más contaminantes.

23 localidades en Madrid con ZBE

Las 23 localidades en las que se establecerán restricciones de circulación en la Comunidad de Madrid son Alcalá de Henares (hay actualmente 29.924 vehículos sin etiqueta), Alcobendas (20.745), Alcorcón (25.277), Aranjuez (9.012), Arganda del Rey (9.238), Boadilla del Monte (7.525), Collado Villalba (10.172), Colmenar Viejo (7.618), Coslada (15.992), Fuenlabrada (34.609), Getafe (28.405), Leganés (33.138), Madrid (593.281), Majadahonda (13.654), Móstoles (41.750), Parla (20.899), Pinto (8.957), Pozuelo de Alarcón (17.060), Rivas-Vaciamadrid (7.800), Las Rozas (17.142), San Sebastián de los Reyes (15.415), Torrejón de Ardoz (23.017) y Valdemoro (11.466).

En el caso de la capital, hay que recordar que en Madrid este proceso es transitorio y abarca un periodo entre 2023 y 2025, siendo los últimos en verse afectados aquellos coches empadronados en la ciudad, pues tendrán un periodo de gracia de algo más de dos años. El resto de conductores sí tendrá que buscar una alternativa para acceder al espacio urbano madrileño desde el próximo 1 de enero si no tienen un coche con etiqueta medioambiental en su parabrisas.

De rebote, los talleres

Estos cambios no solo afectarán a los dueños de los vehículos sin etiqueta, pues esa parte más envejecida del parque también nutre al negocio del taller. Aunque al contrario de lo que pueda pensarse, un coche con más años no tiene por qué visitar más los talleres, pues al cubrir menos kilometraje medio, no estar dentro de una garantía y estar asegurado casi siempre a terceros, suele pasar por el centro de reparación solo cuando es imprescindible. Es por ello que, según los autores del estudio, el impacto en los negocios de reparación madrileños será relativo, ya que estos vehículos sin etiqueta suponen el 15% de las reparaciones totales. Esas operaciones con los vehículos sin etiqueta podrían trasvasarse a localidades más pequeñas y sin restricciones, pues las previsiones apuntan a que esa parte envejecida del parque de coches saladrá de las grandes áreas urbanas para acabar en pueblos.

José Luis Gata, business development manager de Solera España, comentaba al respecto que "el inminente coche del pueblo será más que nunca del pueblo porque solo podrá circular por pequeñas localidades. Avanzamos hacia una polarización del parque, más sostenible en los centros urbanos y de combustión en las áreas rurales y pequeños núcleos urbanos. Y esto afectará a los talleres independientes de las ciudades, que nutren su negocio en buena parte de estos vehículos más viejos, y que se verán obligados a ir donde estén sus clientes, o a pasar a una red que les facilite el acceso a coches más jóvenes o a reciclarse como negocios de movilidad, incluyendo bicis, patinetes o motos eléctricas".