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Lejos de acelerarse, el proceso hacia la electromovilidad en España parece frenarse
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Crece la brecha con el resto de Europa

Lejos de acelerarse, el proceso hacia la electromovilidad en España parece frenarse

El último barómetro de la electromovilidad elaborado por ANFAC al cierre del segundo trimestre alerta sobre un freno en el ya lento ritmo de crecimiento de España, que en ese periodo subió solo 0,9 puntos, menos de lo que avanza la media europea

Foto: El número de puntos públicos de carga sigue siendo insuficiente. (Anfac)
El número de puntos públicos de carga sigue siendo insuficiente. (Anfac)

Hace unos años, tras cubrir la carrera de las 24 Horas de Le Mans, tuve la oportunidad de regresar a Madrid sentado en la cabina del avión. A punto de despegar desde el pequeño aeropuerto de la ciudad francesa, a escasos metros de la tribuna de recta del circuito de La Sarthe, me fijé en un detalle que nunca había visto: el copiloto ponía su mano izquierda en la palanca de aceleración, que controla el empuje de los motores, y el comandante apoyaba su mano derecha sobre la de su compañero. Extrañado, les pregunté por aquello y la respuesta fue que por el tipo de avión, la carga que llevábamos y la longitud de la pista "no podía haber dudas en la operación", y la única manera de garantizar que la aceleración fuera máxima consistía en empujar los dos. Reconozco que les propuse apoyar también mis dos manos desde la butaca central, pero lógicamente no era necesario. La maniobra estaba perfectamente calculada y todo salió bien, pues incluso sobró más pista de la que yo imaginaba.

La anécdota viene a cuento porque España está afrontando desde hace años una maniobra de despegue hacia la electromovilidad, y aunque la pista es corta y podría acabar en 2035 si finalmente la Unión Europea lleva adelante sus planes para prohibir ese año la venta de vehículos nuevos con motor de combustión, el 'avión de la electromovilidad español' parece acelerar menos de lo necesario e, incluso, se encienden algunos avisos en la 'instrumentación de la aeronave' que alertan de falta de potencia. Y una de esas señales de emergencia es el barómetro de la electromovilidad que cada tres meses elabora la patronal española de los fabricantes de automóviles, ANFAC, para tomar el pulso al proceso y comparar el avance con el resto de países del continente.

Un barómetro que fija un coeficiente máximo de 100 puntos, que representa el objetivo final a lograr, y que tiene en cuenta dos variables: la penetración del vehículo electrificado en las ventas totales de vehículos y la disponibilidad de puntos públicos de recarga eléctrica. Y en el último periodo analizado, correspondiente al segundo trimestre del año, el indicador global de España creció solo 0,9 puntos, lo que abre aún más la brecha en relación al conjunto de Europa, pues la media de incremento en el continente fue mayor: 1,1 puntos. De hecho, a 30 de junio nuestro país tenía un indicador global de 14,2 puntos sobre 100, lo que nos sitúa a la cola de Europa, donde la media es ya de 29,1 puntos sobre 100.

placeholder En los últimos meses se ha elevado la proporción de cargadores de alta potencia.
En los últimos meses se ha elevado la proporción de cargadores de alta potencia.

Para ANFAC, además, lo verdaderamente preocupante es que el ritmo de crecimiento de la electromovilidad en España se ralentizó en el segundo trimestre, pues esos 0,9 puntos de incremento se quedan por debajo de los 1,4 puntos de aumento del primer trimestre. Por continuar con el simil, parece que en cabina los pilotos no empujan el mando todo lo que deben y hay una pérdida de potencia en plena fase de aceleración. Además, crece la distancia entre los territorios líderes, con Noruega, Países Bajos y Alemania a la cabeza, y el furgón de cola en el que viaja España, cada vez más lejos de conseguir los objetivos de descarbonización establecidos por la UE y el PNIEC (Plan Nacional Integrado de Energía y Clima 2021-2030).

El avance hacia la electromovilidad en nuestro país no es uniforme, y el análisis de ANFAC por comunidades autónomas destaca que el mayor aumento en el índice global durante el segundo trimestre fue el de Navarra, con 2,2 puntos de mejora, con Castilla-La Mancha a continuación (1,7 puntos de crecimiento) y Castilla y León en tercer lugar (1,5 puntos más que en el primer trimestre). Y como los menores avances se producen en aquellas regiones que ya estaban a la cola de la electromovilidad, las diferencias territoriales se acrecientan en nuestro país.

Ventas de electrificados estancadas

Durante el segundo trimestre de 2022, España ha alcanzado una valoración de 22,7 puntos sobre 100 en el indicador de penetración de vehículo electrificado, lo que representa un raquítico crecimiento de 1 punto, un incremento menor que en el periodo anterior. Y en relación al conjunto europeo, con una media de 47,4 puntos en el segundo trimestre, la distancia se abre hasta los 24,7 puntos, lo que evidencia la lenta incorporación del vehículo electrificado en España. En cuanto al resto de países, Noruega sigue al frente con una gran diferencia sobre el resto, mientras que Países Bajos pasa a ocupar la segunda posición de la clasificación tras un crecimiento de 4,6 puntos en el segundo trimestre. El caso contrario es el de Italia, donde se está produciendo un claro estancamiento en los últimos períodos estudiados.

Hasta el segundo trimestre, las ventas de turismos electrificados (eléctricos puros e híbridos enchufables) en España acumulan 38.124 unidades, y esa cifra supone solo el 31,8% del hito estimado por ANFAC, de 120.000 unidades para todo el ejercicio 2022 si se quieren lograr los objetivos reflejados en el PNIEC para 2030. Es decir, hasta el 30 de junio tendrían que haberse vendido unas 60.000 unidades y nos quedamos en el 63,5% de ese objetivo.

Por su parte, en el contexto nacional Madrid continúa a la cabeza del ranking de penetración de vehículos electrificados, con una valoración de 37,9 puntos tras un leve crecimiento de 1,5 puntos. Y se observan grandes diferencias entre las distintas autonomías, pues Castilla-La Mancha crece 2,2 puntos y Aragón 1,9 puntos, mientras que Extremadura y Murcia solo mejoran 0,3 puntos, y Ceuta y Melilla retroceden 0,6 puntos en relación al primer trimestre.

Lento despliegue de la red de carga

Asimismo, continúa el lento desarrollo de la infraestructura de recarga tanto en España como en la mayoría de los países europeos. En el segundo trimestre del año, España no muestra un avance claro, pues crece prácticamente lo mismo que en el trimestre anterior: 0,8 puntos, lo que sitúa el indicador de infraestructura de recarga en unos desalentadores 5,6 puntos sobre 100, cuando la media europea se sitúa en 10,8 puntos, tras un crecimiento de 1,1 puntos en el segundo trimestre. En el ámbito nacional, no obstante, destacan los avances de Navarra y de La Rioja, que mejoran 3 y 2 puntos respectivamente.

La infraestructura de recarga en España aumentó en 1.528 puntos en el segundo trimestre de 2022, totalizando 15.772 puntos de recarga de acceso público; y aunque se trata de un crecimiento por encima del que hubo en los trimestres anteriores, todavía se encuentra lejos del deseado, pues ANFAC estima que sería necesario terminar el año con 45.000 puntos de recarga instalados para cumplir con los exigentes objetivos europeos y del PNIEC 2030. Además, aunque los puntos de recarga de acceso público totales han aumentado, existe un número significativo de puntos que, por no funcionamiento o por no ser de acceso público, se han suprimido en la actualización de este informe.

Y otro dato preocupante es que la mayoría de los puntos de recarga españoles son de carga lenta, con potencias de 22 kW o menos, pues representan el 83% del total de los puntos de recarga de acceso público. O lo que es igual: solo el 17% de la infraestructura de recarga de acceso público en España corresponde a puntos con potencia superior a 22 kW, por más que en los primeros seis meses del año casi la mitad de los puntos de recarga instalados en la red pública fueran de potencia superior a 22 kW.

Para José López-Tafall, director general de ANFAC, "este barómetro pone de manifiesto la necesidad de acelerar el ritmo tanto en penetración de vehículo electrificado como de despliegue de puntos de recarga. A esta velocidad no llegamos a alcanzar los objetivos de descarbonización marcados por Europa y establecidos por el PNIEC, que fijan para 2030 un parque de tres millones de turismos electrificados, y mucho menos los nuevos objetivos acordados en junio. España se encuentra a la cola respecto al resto de los principales países europeos; y para mejorar nuestra posición es necesario definir unos objetivos públicos vinculantes para el despliegue calendarizado por año y potencias de los puntos de recarga, y hacer realidad que un nuevo poste de carga en la vía pública funcione en menos de seis meses, unas propuestas que ANFAC urge al Gobierno que tome en cuenta, como también favorecer la fiscalidad positiva del vehículo electrificado y simplificando y unificando los trámites del MOVES III".

Hace unos años, tras cubrir la carrera de las 24 Horas de Le Mans, tuve la oportunidad de regresar a Madrid sentado en la cabina del avión. A punto de despegar desde el pequeño aeropuerto de la ciudad francesa, a escasos metros de la tribuna de recta del circuito de La Sarthe, me fijé en un detalle que nunca había visto: el copiloto ponía su mano izquierda en la palanca de aceleración, que controla el empuje de los motores, y el comandante apoyaba su mano derecha sobre la de su compañero. Extrañado, les pregunté por aquello y la respuesta fue que por el tipo de avión, la carga que llevábamos y la longitud de la pista "no podía haber dudas en la operación", y la única manera de garantizar que la aceleración fuera máxima consistía en empujar los dos. Reconozco que les propuse apoyar también mis dos manos desde la butaca central, pero lógicamente no era necesario. La maniobra estaba perfectamente calculada y todo salió bien, pues incluso sobró más pista de la que yo imaginaba.

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