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Las diez claves de la conducción eficiente, el 'sistema' del coche que más reduce el gasto
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Hasta un 20% de ahorro medio

Las diez claves de la conducción eficiente, el 'sistema' del coche que más reduce el gasto

Con el precio de los combustibles batiendo récords y la electricidad disparada también, bajar el consumo al circular es prioritario. Muchos ya lo hacen bien, y es más fácil de lo que parece

Foto: Una conducción eficiente puede rebajar el consumo, de media, un 20%. (Citroën)
Una conducción eficiente puede rebajar el consumo, de media, un 20%. (Citroën)

Los vehículos modernos incorporan soluciones de todo tipo destinadas al ahorro de carburante. Está muy generalizada ya la función 'stop & start', que apaga el motor al detenernos por completo o cuando estamos a punto de hacerlo, y vuelve a encenderlo cuando el coche entiende que reemprendemos la marcha. Segun algunos fabricantes consultados, basta con que la parada haya durado tres o cuatro segundos para que compense ese mínimo gasto extra que supone volver a arrancar el motor. Otros automóviles llegan a desconectar varios de sus cilindros (normalmente la mitad, o solo uno si se trata de un tricilíndrico) cuando detectan que el conductor demanda poca potencia con el acelerador, e incluso proliferan las funciones de conducción ‘a vela’, que apagan el motor por completo o lo mantienen al ralentí durante la marcha si no estamos acelerando.

Podríamos llenar seguramente un largo artículo solo con dispositivos y funciones de este tipo, pero ninguno ahorra tanto como un ‘sistema’ que llevan todos los vehículos y que, con diferencia, es el que mayor ahorro de combustible o de electricidad procura: el propio conductor. Hasta un 20% si practicamos una conducción muy eficiente en comparación con una conducción ‘normal’. La escalada de precios no se detiene, la factura media de la gasolina en España está ya en 1,606 euros por litro y el gasóleo rondaba en el momento de escribir estas líneas el euro y medio: 1,490 euros por litro, exactamente. ¿Podemos rebajar nuestro gasto de combustible de algún modo? Veamos unos consejos.

placeholder No es un consejo de conducción, sino de elección de coche: los 'bajitos' gastan menos.
No es un consejo de conducción, sino de elección de coche: los 'bajitos' gastan menos.

Y empezaremos con un par de máximas que son anteriores a la propia conducción, y que tienen que ver con la elección del vehículo. La primera, que un SUV gastará siempre más que un coche ‘bajito’ equivalente de la misma marca y con idéntico motor, porque el peso extra y la peor aerodinámica pasan factura en ese capítulo: un Audi A4 Avant con mecánica diésel de 163 CV gasta 4,8 l/100 km de media, por los 5,6 litros de un Q5 con ese mismo motor diésel. La segunda máxima tiene que ver con los neumáticos, porque cuanto más anchos, más gasto, y por eso conviene estudiar qué ruedas lleva cada nivel de equipamiento antes de adquirir nuestro coche.

10 consejos para ahorrar el 20%

Pero vamos a imaginar que ya tenemos coche y que ahora lo que queremos saber es cómo disminuir su consumo. En este sentido, empecemos por un primer consejo que tiene que ver también con los neumáticos, que deben tener siempre la presión correcta. Por ejemplo, según el RACE, por cada 0,5 bares menos, el consumo en ciudad crece un 2%, y hasta un 4% en carretera. En este sentido, una buena costumbre podría ser circular siempre con la presión recomendada para máxima carga, porque ahí podemos encontrar otro 2% de ahorro en ciudad y otro 4% en carretera.

placeholder Una presión en los neumáticos 0,5 bares inferior a la correcta eleva el gasto un 4%.
Una presión en los neumáticos 0,5 bares inferior a la correcta eleva el gasto un 4%.

El segundo consejo tiene ya que ver con la propia conducción: al arrancar, iniciemos la marcha de inmediato. Durante mucho tiempo lo ‘correcto’ parecía arrancar y esperar un par de minutos al ralentí para calentar la mecánica antes de someterla a esfuerzos (calentar el lubricante, básicamente), pero con los actuales aceites sintéticos eso ya no es necesario, y bastará con que durante los primeros tres o cuatro minutos circulando, o en los primeros dos kilómetros, no sometamos al coche a acelerones fuertes ni lo subamos demasiado de régimen para permitir que coja temperatura. Es decir, la fase de calentamiento recomendada desde siempre sí es buena, pero se puede hacer en marcha. Hacerlo en parado es quemar combustible inútilmente.

El tercer consejo está en parte relacionado con el segundo, porque se trata de evitar los acelerones fuertes durante toda la conducción. En este sentido, otra máxima a recordar: si tenemos que frenar muchas veces es que posiblemente estemos acelerando demasiado o con mucha frecuencia. Mejor mantener una velocidad lo más constante posible, acelerando a punta de gas, que circular con una sucesión de aceleraciones fuertes y frenadas.

Foto: En cuestión de semanas, repostar gas natural vehicular se ha encarecido notablemente.

Y en relación con lo anterior llega el cuarto consejo: a mayor distancia de seguridad con el vehículo que nos precede, menor consumo. Y eso no tiene relación con la aerodinámica, sino con la antelación de nuestras reacciones en la conducción. Si vamos muy pegados, y da igual si es en autovía como en ciudad, una carretera o un atasco, cada vez que el vehículo que circula delante frene o decelere, nosotros deberemos reproducir o amplificar esa acción, de manera que ya estaremos incumpliendo el consejo 3: no frenar mucho ni acelerar mucho. Con más distancia de seguridad, si el de delante frena a nosotros nos bastará con decelerar, e incluso en ocasiones no será necesario porque el que nos precede es ‘de los que lo hace mal’, y tras frenar, acelera de nuevo.

Quinto consejo: la anticipación, ahorra. Cada vez hay más coches cuyo navegador incorpora una función predictiva que nos aconseja dejar de acelerar cuando nos acercamos a una curva, un cruce, una rotonda, una travesía o una limitación de velocidad. Y la idea sería reproducir durante nuestra conducción ese mismo planteamiento, dejando de acelerar cuando vemos que a lo lejos el semáforo se ha puesto rojo o, por ejemplo, cuando vemos una señal que advierte de un stop o un ceda el paso a 150 metros. O sea, no sirve de nada llegar acelerando hasta el semáforo en rojo o el cruce y frenar en el último momento en lugar de dejarlo rodar hasta detenernos frenando lo mínimo. O sí sirve, pero solo para gastar máas carburante y más pastillas de frenos.

Si nuestro coche tiene la función ‘stop & start’ antes citada, al detenernos se apagará el motor automáticamente. Pero si no equipa esa función seremos nosotros los que deberemos apagarlo en las paradas más prolongadas, lo que podemos considerar el sexto consejo. No en lo que dura un semáforo, por supuesto, pero sí en situaciones anómalas como un atasco por accidente u obras, ya que de media un motor consume entre 0,5 y 0,7 litros por hora al ralentí.

placeholder En modelos de cambio automático, lo mejor es usar el programa 'D'. Y el modo eco si tiene.
En modelos de cambio automático, lo mejor es usar el programa 'D'. Y el modo eco si tiene.

El consejo número 7 está relacionado con el cambio de marchas. Si nuestro coche es automático, lo mejor es poner el selector en ‘D ’y dejar que la electrónica decida, porque está programados para conseguir el máximo ahorro cuando aceleramos suavemente. Si el cambio es manual deberemos usar las marchas más largas posibles. Aunque dentro de un orden, porque si es tan larga que el motor funciona a un régimen demasiado bajo y no hay respuesta del acelerador al pisar el pedal, lo suyo es bajar una marcha. ¿Pero cuándo cambiar a una marcha superior al acelerar? Pues depende, pero en un motor de gasolina ‘normal’ no hace falta subir el régimen más allá de as 2.200 o 2.500 vueltas, y en un diésel puede valer con alcanzar las 1.600 o 2.000 rpm antes de cambiar. Pero cada motor es un mundo, e influye su cilindrada, si tiene turbo o no... Lo mejor, ir probando.

En cuanto a los viajes largos, otro consejo, octavo de nuestra lista: la velocidad uniforme es la más ahorradora. Por ejemplo, si hacemos 300 kilómetros de autovía a 120 km/h gastaremos menos que si en esa ruta cubrimos 150 kilómetros a 115 km/h y 150 kilómetros a 125 km/h. Puede que la media de velocidad sea parecida o idéntica al final, pero el consumo será algo más alto en el segundo caso.

En este sentido, si encontramos un repecho podemos ir aumentando ligeramente la presión sobre el acelerador para mantener la velocidad, pero si el coche ‘pide’ una marcha más corta, pongámosla, pues siempre será mejor eso que acelerar a fondo en la marcha larga. En bajadas suaves, como las de autovía, no será necesario reducir, y ahí mantener una marcha muy larga es buen negocio; pero cuando estamos descendiendo un puerto de montaña sí es bueno usar el freno motor, es decir, engranar una marcha más corta para que el coche retenga y no tengamos que frenar tanto. Así también ahorraremos.

placeholder El uso de la climatización influye en el gasto; y más aún si es un vehículo eléctrico.
El uso de la climatización influye en el gasto; y más aún si es un vehículo eléctrico.

El noveno consejo está relacionado con la climatización del coche. Si nuestro vehículo equipa climatizador automático, mejor programar una temperatura ‘racional’ y mantenerla siempre en vez de ir variándola constantemente según notamos calor o frío. En invierno, por ejemplo, entre 18 y 22 grados, y en verano, de 20 a 24, porque si la temperatura exterior es altísima (a partir de 35 grados), una temperatura interior de 25 o 26 grados puede ser más confortable de lo que pensamos.

Si el coche tiene aire acondicionado manual o calefacción clásica, la cosa se complica un poco, pero mejor huir siempre de las temperaturas excesivas por altas o por bajas, y conviene empezar con ventilador fuerte e ir bajándolo progresivamente hasta dejarlo en la velocidad más baja. En cuanto a las ventanillas, mejor mantenerlas siempre subidas para optimizar la aerodinámica, aunque conduciendo a muy baja velocidad, en ciudad, por ejemplo, hay épocas en que llevarlas bajadas es lo más económico si con ello evitamos activar la climatización.

Y el décimo consejo sería, por así decirlo, un compendio de los nueve anteriores: las prisas y la conducción ‘nerviosa’ sale más cara que la relajación al volante y el ritmo de conducción suave y con anticipación. En los trayectos diarios muchas veces bastará con salir cinco minutos antes para poder conducir de una forma más económica y llegar a la misma hora que siempre. Y en viajes largos, partir media hora antes también puede salirnos a cuenta; pues, además, un crucero uniforme a velocidad legal puede evitar una parada de repostaje, que estropeará la media, nos retrasará y, encima, tornará más caro el trayecto.

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Además, casi todos los vehículos disponen de un ordenador de viaje que permite al usuario controlar sus consumos. Muchos usuarios no los consultan, pero si ponemos en práctica una conducción eficiente parece recomendable hacerlo para comparar nuestro gasto diario, semanal o mensual, y tratar de sacar conclusiones en función de los nuevos hábitos que estamos poniendo en práctica y sus resultados, e incluso retarnos a batir nuestros propios récords de consumo. En ocasiones, además, una mejor planificación de nuestros itinerarios se traducirá en ahorro: cambiar las horas de los desplazamientos en función del tráfico, variar ligeramente la ruta para evitar zonas congestionadas...

Un 31% de rebaja, e incluso más

Los expertos señalan que una conducción eficiente reporta entre un 15 y un 20% de reducción del gasto en combustible o electricidad, frente a una conducción más normal o descuidada. Pero si la rebaja de nuestra factura en transporte es prioritaria, aún se pueden obtener recortes superiores, aunque a costa de practicar una conducción que podríamos calificar como 'obsesionada' con el ahorro. Quizás no haya muchos usuarios dispuestos a cambiar tanto sus hábitos de uso del automóvil, pero ese tipo de utilización del vehículo es factible en el uso diario y obra milagros con el consumo.

Un buen ejemplo lo tenemos en la prueba 'litros x kilos' que desde hace seis años organiza Suzuki Ibérica en nuestro país, una competición benéfica en la que participan periodistas cuya misión es gastar lo mínimo posible en un recorrido de unos 60 kilómetros por ciudad, carretera y autovía, ya que el porcentaje de reducción que suponga el consumo real de los coches en comparación con el gasto medio homologado en ciclo WLTP se convierte en kilos de ayuda destinados al Banco de Alimentos. En la última que se ha disputado, por ejemplo, la rebaja media en la prueba fue del 30,97%, lo que se tradujo en 3.184 kilos de alimentos, y el ganador de la última edición logró rebajar en un 42,6% el consumo al volante de un Suzuki Ignis. Y aunque se trata de casos extremos, con rebajas así los altos precios del gasóleo, la gasolina, el gas o la electricidad se ven de otra manera.

Los vehículos modernos incorporan soluciones de todo tipo destinadas al ahorro de carburante. Está muy generalizada ya la función 'stop & start', que apaga el motor al detenernos por completo o cuando estamos a punto de hacerlo, y vuelve a encenderlo cuando el coche entiende que reemprendemos la marcha. Segun algunos fabricantes consultados, basta con que la parada haya durado tres o cuatro segundos para que compense ese mínimo gasto extra que supone volver a arrancar el motor. Otros automóviles llegan a desconectar varios de sus cilindros (normalmente la mitad, o solo uno si se trata de un tricilíndrico) cuando detectan que el conductor demanda poca potencia con el acelerador, e incluso proliferan las funciones de conducción ‘a vela’, que apagan el motor por completo o lo mantienen al ralentí durante la marcha si no estamos acelerando.

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