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Fiat Mefistofele, un bólido centenario que aún conserva dos récords de velocidad
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Montaba el motor de un avión

Fiat Mefistofele, un bólido centenario que aún conserva dos récords de velocidad

Hace casi un siglo, el joven piloto británico Ernest Eldridge 'atemorizaba' al mundo con su bólido Fiat: el Mefistofele, un coche que incorporaba el motor de un avión bajo su capó

Foto: El Mefistofele estaba propulsado por un motor de aviación Fiat A.12
El Mefistofele estaba propulsado por un motor de aviación Fiat A.12

Durante los años 20 del pasado siglo, muchos jóvenes de familias nobles, con sed de gloria y aventura, vieron cómo las tecnologías novedosas del automóvil o de la aviación podían servirles como el campo perfecto para inscribir su nombre en la historia. Uno de ellos era Ernest Eldridge, un piloto británico que consiguió su objetivo gracias a un vehículo único, el Fiat Mefistofele, con el que logró batir varios récords mundiales en 1924. Algunos de ellos siguen vigentes casi cien años después.

placeholder Logró alcanzar en julio de 1924 los 234,98 km/h, récord mundial de velocidad de la época.
Logró alcanzar en julio de 1924 los 234,98 km/h, récord mundial de velocidad de la época.

Nacido en 1897 en la alta burguesía londinense, Eldridge abandonó los estudios para luchar en la Primera Guerra Mundial, conflicto en el que tuvo su primer contacto con el automóvil como conductor de ambulancias, aunque al parecer también llegó a servir en el Cuerpo de Artillería Francés.

placeholder El modelo sobre el que se basaba el Mefistofele era un Fiat SB4 de 1907, un modelo de competición.
El modelo sobre el que se basaba el Mefistofele era un Fiat SB4 de 1907, un modelo de competición.

Finalizada la guerra, Ernest Eldridge vivió con intensidad sus dos grandes pasiones, la aviación y los deportes del motor. Este amor por las emociones fuertes fue el que le llevó al mundo de la competición con un objetivo claro en mente: establecer un récord de velocidad capaz de permanecer en el tiempo. Y tenía muy claro el modo de conseguirlo, que era sencillamente... adaptar el motor de un avión a un coche de carreras.

placeholder Para la carrocería, Eldridge recurrió a los restos de un autobús londinense accidentado.
Para la carrocería, Eldridge recurrió a los restos de un autobús londinense accidentado.

En aquella época, los 'gentlemen drivers' no disponían de un equipo de ingenieros y diseñadores trabajando para hacer la aleación más ligera o el coeficiente aerodinámico óptimo. La filosofía era la del 'hágalo usted mismo', lo que provocaba que los pilotos tuvieran que utilizar sus propios automóviles y visitar desguaces y chatarrerías para, con horas o días de ensayo y error, lograr un coche ganador. Así, en 1921, y siguiendo este proceso, Eldridge confió en la tecnología Fiat de la época comprando un Fiat SB4, un vehículo de competición de 1907, y consiguiendo el propulsor Fiat A.12. Este motor de seis cilindros y 21.706 centímetros cúbicos tenía prestaciones realmente apreciadas por los ases del aire a los mandos de aviones de reconocimiento como los SIA 7B, el Fiat R2 o bombarderos como el Caproni Ca.44.

placeholder El apodo 'Mefistofele' le fue puesto por el infernal ruido que emitía su motor de seis cilindros.
El apodo 'Mefistofele' le fue puesto por el infernal ruido que emitía su motor de seis cilindros.

Sin embargo, encajar semejante motor en la parte frontal de un automóvil no iba a resultar una tarea fácil. En el apartado mecánico, Ernest modificó los cilindros para dotarlos de cuatro válvulas con bujías Magneti Marelli, mientras que para la carrocería utilizó los restos de un autobús londinense accidentado. El resultado fue el nacimiento de un auténtico monstruo capaz de desarrollar 350 CV de potencia a 1.800 rpm, produciendo en el proceso un ruido infernal, lo que le valió el apodo de 'Mefistofele' (Mefistófeles es un demonio del folklore alemán, un subordinado de Satanás al que, en ocasiones, también se le considera sinónimo del Diablo).

Duelo de 'bestias'

Con esto, el 'Mefistofele' llamó pronto la atención del planeta automóvil. Delage, una marca especializada en coches de carreras, junto con su piloto estrella, René Thomas, varias veces campeón de las 500 Millas de Indianapolis, retaron a Ernest y a su coche en un duelo cuyo objetivo final era batir el récord del mundo de velocidad. Su arma, el Delage V12 'La Torpille', una máquina de 350 CV de potencia. La cita tuvo lugar en julio de 1924, en la Route Nationale 20, cerca de Arpajon (Francia). Eldridge recogió el guante, y el 5 de julio el Fiat Mefistofele alcanzó los 230,55 km/h en esa pista de tierra. Récord mundial. Sin embargo, Delage y Thomas reclamaron que el vehículo no tenía marcha atrás, pues era un requisito necesario para homologar la plusmarca. Y al día siguiente, Thomas lograba batir el récord con el Delage: 230,63 km/h. Pero esto no desanimó a Eldridge, que con la ayuda de un herrero local incorporó un dispositivo de marcha atrás en su ruidoso bólido. Con esta modificación volvió a la carga el 12 de julio y saboreó su revancha logrando alcanzar 234,98 km/h, una cifra que le haría entrar en la historia.

placeholder Su récord de velocidad fue el último que se batió en carretera abierta, siguiendo aún vigentes, tras casi cien años, dos de las marcas logradas ese día.
Su récord de velocidad fue el último que se batió en carretera abierta, siguiendo aún vigentes, tras casi cien años, dos de las marcas logradas ese día.

Y es que este fue el último récord de velocidad que se ha batido en carretera abierta, Además, dos de las marcas alcanzadas ese día siguen a día de hoy vigentes... casi un siglo después: 234,98 km/h en el primer kilómetro con salida desde parado y 234,75 km/h en la primera milla con salida desde parado. Para todo aquel que quiera echarle un ojo a este 'demonio' sobre ruedas, Fiat lo exhibe como una auténtica estrella en el Centro Storico Fiat de Turín.

Durante los años 20 del pasado siglo, muchos jóvenes de familias nobles, con sed de gloria y aventura, vieron cómo las tecnologías novedosas del automóvil o de la aviación podían servirles como el campo perfecto para inscribir su nombre en la historia. Uno de ellos era Ernest Eldridge, un piloto británico que consiguió su objetivo gracias a un vehículo único, el Fiat Mefistofele, con el que logró batir varios récords mundiales en 1924. Algunos de ellos siguen vigentes casi cien años después.

Tecnología Primera Guerra Mundial Magneti Marelli
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