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Probamos los tres Opel GSe, las nuevas versiones deportivas de Astra y Grandland
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Híbridos enchufables de 225 y 300 CV

Probamos los tres Opel GSe, las nuevas versiones deportivas de Astra y Grandland

Con precios desde 39.690 euros en los Astra GSe y 56.391 si elegimos el Grandland GSe, llegan ahora a España las primeras versiones de esta submarca deportiva, que combina dinamismo y mecánicas electrificadas. Y los hemos conducido

Foto: Las retorcidas carreteras del interior de Málaga han sido escenario del test. (Opel)
Las retorcidas carreteras del interior de Málaga han sido escenario del test. (Opel)

Es probable que los más veteranos, y especialmente si han sido o son aficionados al mundo del automóvil, recuerden el Monza, un cupé de dos puertas y tracción trasera derivado de la lujosa berlina Senator, que se comercializó entre 1977 y 1986, con una actualización intermedia en 1982. Fue precisamente ese Monza evolucionado el que en 1983 recibió una versión GSE que ocupaba la parte superior de la gama por su carácter más deportivo, pues además de equipar el motor 3.0 de seis cilindros con 180 CV que le permitía alcanzar 215 km/h de velocidad punta, récord entonces para la marca alemana, recibía una personalización estética y técnica más exclusiva: asientos Recaro, instrumentación digital, interior en negro, aerodinámica optimizada, suspensión más firme, diferencial de deslizamiento limitado... Lo suficiente como para dejar huella en la historia de Opel, que no volvería a usar las siglas GSE (del alemán Grand Sport Einspritzung, que pasado a inglés sería Grand Sport Injection) hasta presentar el concept car Manta GSe ElektroMOD en 2021.

placeholder Los tres primeros Opel GSe son híbridos enchufables, pero habrá GSe eléctricos.
Los tres primeros Opel GSe son híbridos enchufables, pero habrá GSe eléctricos.

Pero las siglas GSe regresarían ya mutadas, pues en ese prototipo eléctrico la letra e correspondía a electric: Grand Sport Electric. Y aunque se ha confirmado que habrá un nuevo Opel Manta GSe, también deportivo y eléctrico pero que apenas se parecerá al Manta GSe ElektroMOD desvelado hace dos años, esas siglas GSe vuelven ahora a la gama de Opel, que crea con ellas una especie de nueva submarca, reservada a los productos más deportivos y siempre electrificados. En concreto, la firma del rayo lanza en España tanto el Astra GSe, disponible con la carrocería compacta de cinco puertas y con la familiar Sports Tourer, como el Grandland GSe. En ambos casos con mecánica híbrida enchufable, aunque diferente: 225 CV y tracción delantera en el Astra, que arrancará en 39.690 euros (unos 2.000 más si elegimos la variante familiar), y 300 CV y tracción total en el Grandland, cuya factura se va ya a 56.391 euros.

placeholder Una siglas recuperadas, aunque la letra e tiene ahora nuevo significado: eléctrico.
Una siglas recuperadas, aunque la letra e tiene ahora nuevo significado: eléctrico.

Y hay varios denonimadores comunes en los nuevos Astra GSe y Grandland GSe, como su personalización estética, donde destaca por ejemplo el diseño aerodinámico de sus llantas, aligeradas, inspiradas en las del Manta GSe ElektroMOD, y de 18 pulgadas en el Astra y de 19 en el Grandland. O unos asientos más deportivos. Aunque en lo que más insisten los responsables de Opel es en la puesta a punto específica del chasis, donde se ha seguido un camino parecido, por buscar una comparación, al de los SEAT León y Ateca cuando se convierten en Cupra León y Ateca.

placeholder El diseño de las llantas es igual, pero varía la talla: 19 pulgadas en el Grandland, 18 en el Astra.
El diseño de las llantas es igual, pero varía la talla: 19 pulgadas en el Grandland, 18 en el Astra.

En el caso de los nuevos Opel GSe, el trabajo esencial tiene que ver con la dirección, que es un 9% más rápida y tiene un tacto mejorado para sentir mejor la carretera y la orientación de las ruedas en cada momento, y con la suspensión, donde incorporan la tecnología FSD (Frequency Selective Damping) de Koni, con la que el Grandland GSe, por ejemplo, resulta un 11% más firme que la versión Hybrid 300 4x4 disponible hasta ahora. Su secreto es canalizar el aceite interior de los amortiguadores por dos conductos distintos, y en función de las condiciones de uso, el flujo discurre por uno o por otro, adaptando de forma instantánea la respuesta. De ese modo se gana eficacia y se controla mejor el balanceo, pero sin perder confort.

Empezamos por el Grandland GSe

Como decíamos, ya había anteriormente un Grandland Hybrid 300 4x4 con la misma mecánica de este Grandland GSe. Es decir, con 300 CV de potencia, nada menos que 520 Nm de par máximo y tracción total e-AWD, fruto de combinar el motor 1.6 Turbo de gasolina, que rinde 200 CV, con dos motores eléctricos, uno por eje: delante, el de 81,2 kW (110 CV); detrás, el de 83 kW (113 CV). Y asociado todo ello a un cambio automático y a una batería de 14,6 kWh (en esto mejora, pues los otros Grandland híbridos enchufables montan una de 13,2 kWh) que podemos llenar en solo dos horas, gracias a recargas de hasta 7,4 kW de potencia, y que homologa una autonomía media en ciclo WLTP de 63 kilómetros. Las prestaciones de este dinámico SUV son de aúpa, pues anuncia 235 km/h de velocidad punta y aceleración de 0 a 100 km/h en 6,1 segundos, dignas de lucir el emblema GSe, aunque no nos termina de convencer que para disponer ahora de un Grandland de tracción total debamos elegir necesariamente esta nueva versión deportiva.

placeholder El capó negro es una opción en el Grandland GSe, y hay cinco colores de carrocería.
El capó negro es una opción en el Grandland GSe, y hay cinco colores de carrocería.

Nos hemos ido hasta Málaga para probar los primeros modelos de esta submarca electrificada, que más adelante también contará con eléctricos puros, y en el aeropuerto de la ciudad andaluza nos espera nuestro Grandland GSe. Blanco y con el capó negro, aunque este afortunadamente es opcional (577 euros) y el cliente puede elegir entre cinco colores de carrocería; siempre, eso sí, con el techo negro. Al guardar el equipaje, el maletero nos recibe con sus 390 litros de capacidad, cifra algo justa para un SUV de 4,48 metros, y especialmente si se compara con los 514 litros de los Grandland diésel y de gasolina. Pero para nuestro par de maletas, más que de sobra. Y las sujetamos lo mejor posible, porque se prevén curvas.

placeholder Asientos deportivos y tapizados en Alcantara en el Grandland GSe. Pero no nos convencieron.
Asientos deportivos y tapizados en Alcantara en el Grandland GSe. Pero no nos convencieron.

Al acomodarnos, comprobamos que, en efecto, los asientos son nuevos, más deportivos y tapizados en piel Alcantara, pero no acabamos de sentirnos plenamente integrados en el puesto de conducción y, para ser sinceros, no llegamos a hacerlo durante la prueba, que discurrió por autovía, pero también por algunas vías de montaña. Y es que la butaca tiene forma deportiva, pero sujeta el cuerpo algo menos de lo debido en un vehículo que presume de dinamismo y que es realmente rápido. Por tres motivos: el asiento no se puede poner todo lo abajo que apetecería cuando atacas un tramo serpenteante, la banqueta es extensible a lo largo pero resulta un pelín estrecha, y la espalda queda un poco suelta cuando apoyamos el coche con decisión en los virajes más cerrados. Y no es que sean incómodos, pero no nos parecen tan deportivos como aparentan.

placeholder La instrumentación digital del Grandland GSe es configurable, pero con diseños muy simples.
La instrumentación digital del Grandland GSe es configurable, pero con diseños muy simples.

En cambio, el rendimiento del Grandland GSe es excelente, pues el SUV de Opel corre que se las pela en cualquiera de sus modos de conducción Hybrid, Sport y 4WD. Y hay un cuarto programa, Electric, que se activa por defecto al arrancar y prioriza el funcionamiento eléctrico, permitiendo circular por autovía a velocidades legales sin necesidad de gastar gasolina, ya que hasta los 135 km/h mantiene apagado el 1.6 Turbo si no aceleramos con fuerza. Pero, lógicamente, la autonomía de la batería en ese uso será muy inferior a los 63 kilómetros homologados, e incluso si hacemos un uso mixto ciudad/carretera/autovía costará acercarnos a esa cifra. En ciudad, por ejemplo, mejor contar con unos 50, siendo optimistas. Y en cuanto al consumo medio, se homologan 1,3 l/100 km, pero todo dependerá del uso que hagamos y de cada cuánto recarguemos la batería. Nada que no suceda en otros híbridos enchufables, por otro lado.

placeholder La imagen del Grandland GSe no se ha recargado, y los cambios se centran en el chasis.
La imagen del Grandland GSe no se ha recargado, y los cambios se centran en el chasis.

Vamos alternando los diferentes modos, y enseguida comprobamos que lo mejor está en 4WD, programa que mantiene la tracción permanente en los dos ejes, y en Sport, donde el Grandland GSe pone toda la carne en el asador... que es mucha. Ya en la autovía nos convence la dirección por lo bien que permite apuntar y su relativa firmeza, pero es al entrar en vías comarcales y locales cuando apreciamos las mejoras, pues se necesita menos giro de volante para meter el coche en las curvas y, además, la suspensión Koni reduce el balanceo al mínimo y nos transmite una agradable sensación de precisión y seguridad. Entre la respuesta estupenda de la mecánica y el gran comportamiento del chasis, puedes disfrutar mucho de esas carreteras tortuosas y con orografía complicada donde otros SUV parecen sufrir. Lástima que los asientos delanteros no recojan un poco mejor.

Y lástima también que el cuadro de instrumentos, digital y configurable, no ofrezca entre sus diversas vistas una un poco más deportiva. Más clásica, por así decirlo. Porque, además, en la mayor parte de los diseños entre los que deja escoger nos queda el velocímetro muy alto, tapado con el aro del volante si llevo este donde me gusta: abajo del todo. Por lo demás, buenas sensaciones, porque también nos convenció la calidad general del SUV alemán, su espacio interior o el equipamiento de esta versión GSe, que podremos personalizar con algunas opciones.

Al volante del Astra GSe

Para la segunda parte del test hemos dejado los Astra GSe, aunque el tiempo apremia y finalmente decidimos dedicar toda la prueba a la variante familiar Sports Tourer, con sus 27 centímetros extra: mide 4,64 metros de largo, frente a los 4,37 del Astra normal. Y esa diferencia tiene su consecuencia más interesante en el maletero, donde el Astra Sports Tourer GSe conserva 516 litros de capacidad (frente a los 597 litros de las versiones de gasolina o diésel), mientras que el Astra GSe compacto deja solo 352 litros para equipaje (422 en las versiones con motor de combustión).

placeholder El nuevo Astra GSe, junto al Opel Monza GSE de 1983.
El nuevo Astra GSe, junto al Opel Monza GSE de 1983.

Y nada más sentarnos, ya nos sentimos más cómodos que en el Grandland GSe, pues en el Astra, con un puesto de conducción más próximo al suelo y por tanto más deportivo, puedes poner la butaca bastante abajo. Y parece que sujeta mejor la espalda, de manera que en cuestión de segundos el coche se ha adaptado como un guante a nosotros. Qué lástima que su instrumentación digital, configurable también, no cuente entre sus diversas vistas con una más clásica y deportiva, pues al final parece que nos hagan elegir entre los diseños que le gustaban al diseñador, desaprovechando la verdadera esencia de un cuadro configurable.

placeholder Para nuestra primera toma de contacto con el Astra GSe elegimos la variante familiar.
Para nuestra primera toma de contacto con el Astra GSe elegimos la variante familiar.

En este caso, la mecánica se basa también en el motor 1.6 Turbo de gasolina, que en el Astra GSe rinde 180 CV, complementado solo por el motor eléctrico delantero, de 81,2 kW (110 CV), y asociado al cambio automático, que envía los 225 CV de potencia y los 360 Nm de par máximo a las ruedas delanteras. De acuerdo, no son los 300 CV del Grandland GSe, pero el Astra GSe ya se mueve bien, anunciando los mismos 235 km/h y una aceleración de 0 a 100 km/h en 7,5 segundos. Su batería es algo más pequeña, de 12,4 kWh, pero eso ya permite homologar 64 kilómetros de autonomía eléctrica, y la recarga, que admite potencias de hasta 7,4 kW, puede completarse en una hora y 55 minutos.

placeholder Los asientos del Astra GSe nos gustaron más por posición, más baja, y sujeción.
Los asientos del Astra GSe nos gustaron más por posición, más baja, y sujeción.

Los clientes que quieran una versión PHEV de etiqueta cero pero no necesiten prestaciones tan altas, deseen ahorrar dinero o no busquen una versión de imagen deportiva pueden apuntar a los Astra y Astra Sports Tourer con mecánica híbrida enchufable de 180 CV, en la que el 1.6 Turbo de gasolina rinde 150 CV y el motor eléctrico es el mismo, de 110 CV. Porque no quedarán defraudados. En cambio, las nuevas versiones GSe, que presumen de un consumo medio oficial de 1,2 l/100 km, ponen ese extra de picante, tanto en el continente como en el contenido, que gustará a los más inconformistas y a quienes desean distinguirse del resto, aunque ese implique rascarse el bolsillo.

placeholder Aunque es 27 centímetros más largo, el Astra Sports Tourer GSe va de cine en zonas de curvas.
Aunque es 27 centímetros más largo, el Astra Sports Tourer GSe va de cine en zonas de curvas.

Además, tanto por rendimiento mecánico como por comportamiento, el Astra GSe es muy satisfactorio. Arranca también por defecto en modo Electric, y en él podemos circular incluso a 135 km/h mientras haya carga en la batería o no aceleremos con muchas ganas. Pero podemos pasar a Sport o a Hybrid en cualquier momento. Y aunque disfrutamos de 75 caballos menos que en el Grandland GSe y la tracción es solo delantera, hay repuesta más que de sobra y el coche se manifiesta como un verdadero deportivo, pues la calibración de su dirección es magnífica y la suspensión Koni cumple aquí también su objetivo: mínimo balanceo y cabeceo en curvas aceleraciones y frenadas, guiado preciso por las curvas, sensación de control... Nos divertimos más, por así decirlo, a lo que contribuye sin duda que vayamos sentados más abajo y más sujetos, que el centro de gravedad del vehículo quede más próximo al suelo y que el conjunto sea más ligero. Y aunque nos movemos en un familiar de tamaño generoso, la agilidad es de pequeño deportivo.

placeholder La batería de 12,4 kWh del Astra GSe se puede cargar en una hora y 55 minutos.
La batería de 12,4 kWh del Astra GSe se puede cargar en una hora y 55 minutos.

En cuanto a su comercialización, tanto el Astra GSe de cinco puertas como el Grandland GSe están ya disponibles, mientras que el Astra Sports Tourer GSe se hará esperar alguna semana más. Además, no serán las únicas novedades de Opel en este 2023, que viene cargado de lanzamientos en la marca alemana. Sin ir más lejos, llegarán las versiones 100% eléctricas de Astra y Astra Sports Tourer, con motor de 156 CV y batería de 54 kWh, y también verán la luz las versiones MHEV, con mecánica de gasolina de hibridación suave, para las gamas Astra y Grandland.

Es probable que los más veteranos, y especialmente si han sido o son aficionados al mundo del automóvil, recuerden el Monza, un cupé de dos puertas y tracción trasera derivado de la lujosa berlina Senator, que se comercializó entre 1977 y 1986, con una actualización intermedia en 1982. Fue precisamente ese Monza evolucionado el que en 1983 recibió una versión GSE que ocupaba la parte superior de la gama por su carácter más deportivo, pues además de equipar el motor 3.0 de seis cilindros con 180 CV que le permitía alcanzar 215 km/h de velocidad punta, récord entonces para la marca alemana, recibía una personalización estética y técnica más exclusiva: asientos Recaro, instrumentación digital, interior en negro, aerodinámica optimizada, suspensión más firme, diferencial de deslizamiento limitado... Lo suficiente como para dejar huella en la historia de Opel, que no volvería a usar las siglas GSE (del alemán Grand Sport Einspritzung, que pasado a inglés sería Grand Sport Injection) hasta presentar el concept car Manta GSe ElektroMOD en 2021.

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