¿Cuánto cuesta hacer el mantenimiento adecuado de bicicletas y patinetes eléctricos?

No es fácil dar una cifra precisa, pero la Dirección General de Tráfico calcula que por nuestras ciudades circulan cada día más de un millón de VMP (vehículos de movilidad personal), y desde diversas fuentes se estima que ya serían unos nueve millones los españoles que con mayor o menor frecuencia utilizan medios de transporte ahora tan de moda como los patinetes eléctricos o las bicicletas, ya sean estas 'tradicionales' o con asistencia eléctrica. Una proliferación en la vía pública que ha llevado a acometer su regulación, de acuerdo con el protagonismo que empiezan a tener en el tráfico, especialmente en el entorno urbano.

Así, por ejemplo, en enero se publicó en el Boletín Oficial del Estado la resolución que aprobaba el nuevo manual de características de los VMP, un documento normativo que recoge las características técnicas que deberán cumplir los patinetes eléctricos o cualquier otro vehículo de movilidad personal para poder circular por la vía pública, y la obligación de que dichos vehículos hayan sido certificados por los organismos competentes. Para los responsables de la DGT, el objetivo es garantizar la seguridad vial y la protección de los ciudadanos, ya sean conductores de un VMP o el resto de usuarios, pero también tratar de que estos vehículos ofrezcan unas mínimas garantías de calidad y durabilidad. No obstante, la resolución establece un régimen transitorio, y hasta el 22 de enero de 2024 no se exigirá a todos los VMP comercializados (excluidos los vehículos para personas con movilidad reducida y los juguetes) que hayan sido previamente certificados y, por tanto, aparezcan ya en el listado de marcas y modelos de la web de Tráfico.

Todos los vehículos de movilidad personal comercializados hasta el 22 de enero de 2024 podrán circular hasta el 22 de enero de 2027, aunque no dispongan de dicho certificado de la DGT, pero a partir de esa fecha solo podrán circular ya por las vías públicas los VMP que cumplan con lo dispuesto en el manual y, por tanto, que dispongan del citado certificado.

Siniestralidad y mantenimiento

El rápido incremento en el uso de estas nuevas fórmulas de movilidad se ha dejado ver también, por desgracia, en la estadística de accidentes. En 2020, por ejemplo, fallecieron en nuestro país ocho usuarios de VMP, 97 resultaron heridos con necesidad de hospitalización y hubo 1.097 heridos que no fueron hospitalizados; y si nos centramos en las bicicletas, la siniestralidad fue aún mayor, con 21 fallecidos y más de 4.000 heridos, de los que casi 400 necesitaron hospitalización. Es decir, sobre todo en el entorno urbano se ven envueltos en accidentes de circulación como los coches y las motos, y al igual que esos automóviles de mayor velocidad y peso, también requieren un mantenimiento preventivo para evitar averías, minimizar el riesgo de sus conductores y proteger a los otros usuarios de la vía, como los peatones. ¿Son conscientes los usuarios de los VMP y de las bicicletas de la necesidad de ese mantenimiento periódico? Como en botica, habrá de todo.

Pero el sector de la automoción sí empieza a ver la nueva movilidad como un campo de crecimiento imparable, y se prepara para dar respuesta a la creciente necesidad de ese mantenimiento técnico. De enfocar su negocio a turismos, vehículos industriales o motocicletas, algunos talleres han visto una ventana de oportunidad y se disponen a recibir a esa nueva clientela que empezará a llegar con sus patinetes eléctricos o sus bicicletas. Euromaster, una red de talleres del Grupo Michelin especializada en el mantenimiento integral del vehículo con más de 400 centros de atención en España, acaba de poner en marcha en Sevilla, por ejemplo, su primer taller con servicio dedicado a la nueva movilidad, al tiempo que ha identificado los puntos críticos a revisar en este tipo de vehículos, y las operaciones que deberían hacerse periódicamente para garantizar la seguridad y evitar sustos.

En el caso de los patinetes eléctricos, Euromaster estima que el mantenimiento podría tener un coste de entre 40 y 150 euros, y las revisiones deberían centrarse en el estado de la batería, teniendo en cuenta que se trata de un elemento que sufre bastante con los cambios de temperatura, ya sea por calor y exposición al sol, o por bajas temperaturas y condiciones de alta humedad. Otro elemento clave señalado por esta red de talleres son los neumáticos, pues las pequeñas ruedas de los patinetes tienden a sufrir pinchazos debido a los baches y deformaciones del firme. El mantenimiento, no obstante, se ocuparía también de los frenos, la iluminación, los sensores o mandos de aceleración, las posibles holguras de la dirección, el funcionamiento del panel de control, el cableado eléctrico o el estado del soporte para los pies, e incluso del reapriete de toda la tornillería.

Y si se trata de bicicletas, el coste estimado para un mantenimiento periódico se movería entre los 50 euros de los modelos más sencillos y los 180 euros de las bicis eléctricas, con mayor complejidad técnica debido a su motor de apoyo. Porque si en una bicicleta tradicional el mantenimiento debería centrarse principalmente en frenos, ruedas, dirección, eje de los pedales o cadena de transmisión, para las eléctricas esa revisión se encarecería al extenderse también al estado de la batería y del cargador, a la diagnosis del 'software' y a los diversos elementos electrónicos, más expuestos a las inclemencias que los de un coche, por ejemplo.

¿Cómo deberán ser los futuros VMP?

Decíamos al comienzo que la DGT había publicado en enero el manual de características técnicas que deberán cumplir los patinetes eléctricos y otros VMP para recibir ese certificado que, en el futuro, les habilite para circular por la vía pública. ¿Cómo tendrán que ser esos vehículos para poder ser comercializados a partir de enero de 2024, o para poder circular a partir de enero de 2027? Veamos.

Para empezar, la velocidad máxima deberá ser de 25 km/h, y a partir de ahí el motor deberá dejar de impulsar al vehículo. Además, dispondrán de sistemas que eviten la manipulación posterior, de forma que se impida el aumento de la velocidad punta o de la potencia. Y también será obligatorio que cuenten con un indicador que muestre de forma visible la velocidad instantánea y el nivel de carga de la batería.

En cuanto al sistema de frenado, todos los vehículos de transporte personal deberán equipar dos frenos independientes, con una capacidad mínima de desaceleración de 3,5 m/s², mientras que los vehículos de más de dos ruedas deberán disponer también de freno de estacionamiento. Asimismo, los VMP tendrán que equipar catadióptricos en el frontal (color blanco), en cada lateral (blanco o amarillo auto) y en la parte trasera (rojo), así como una luz de freno posterior que podrá estar separada de la luz trasera o combinada o con ella. Y el manual de la DGT sobre los futuros VMP establece también que incorporen un avisador acústico, mientras que los vehículos destinados al transporte de mercancías deberán contar con un avisador sonoro de marcha atrás.

Para evitar esa negativa imagen de los patinetes y otros VMP caídos en las aceras, los futuros modelos de menos de tres ruedas habrán de equipar un sistema de estabilización en aparcamiento, ya sea una pata de cabra o un caballete central. Y el manual fija también un tamaño mínimo para las ruedas, establecido en 203,2 milímetros de diámetro, y la obligación de que tengan superficie de rodadura rugosa para garantizar una mejor adherencia al firme que los neumáticos lisos. Asimismo, para obtener el futuro certificado de la DGT, los VMP plegables tendrán que contar con un doble sistema de seguridad que impida despliegues involuntarios cuando van recogidos.

Por último, la Dirección General de Tráfico exigirá que todos los vehículos de movilidad personal dispongan de un marcaje de fábrica único, permanente, legible y ubicado en un lugar visible que contenga información sobre la velocidad máxima, el número de serie, el número de certificado, el año de construcción, la marca y el modelo. Y a falta de una matrícula convencional, los VMP deberán tener en su parte posterior un espacio reservado al llamado 'porta identificador', donde se mostrará una identificación o etiqueta de registro.

No obstante, y al margen de las características señaladas, el manual recoge también una serie de mínimos que deberán cumplir en cuestión de calidad, como integridad estructural y compatibilidad electromagnética, resistencia a la humedad, protección de la batería ante las altas temperaturas o empleo de superficies antideslizantes, entre otros.