El diseñador ruso de supercoches que lanza su propia marca y fabricará en California
Tras participar en el diseño de máquinas como el Lamborghini Huracán o el Bugatti Chiron, trabajar para firmas como Volkswagen, Audi, SEAT, Bentley, Skoda o Genesis, y crear el Koenigsegg Gemera, Sasha Selipanov funda Nilu. Y el proyecto promete
A Sasha Selipanov no le resulta extraña California, pues desarrolló buena parte de su formación académica en el Art College of Design de Pasadena; y quizás por eso, o porque ese evento concita a muchos de los más acaudalados coleccionistas y aficionados a los coches, ha elegido el Concurso de Elegancia de Pebble Beach, junto a Monterey, para presentar públicamente el próximo 18 de agosto la primera criatura de su nueva marca Nilu; aunque el pasado jueves, durante un encuentro reservado a unos pocos medios de comunicación y a un selecto grupo de invitados, Selipanov ya desveló el Nilu27, el superdeportivo con el que quiere colarse entre los sueños de muchos multimillonarios, que buscan alternativas a firmas clásicas como Ferrari, Lamborghini, Bentley, Aston Martin o Bugatti.
Y el diseñador, nacido en Moscú en 1983, lo sabe bien porque ha trabajado para varios de esos fabricantes míticos a lo largo de sus 20 años de intensa carrera, de los que casi la mitad, entre 2005 y 2014, transcurrieron en el seno del grupo Volkswagen, donde desempeñó su labor con las marcas Audi, Bentley, Bugatti, SEAT, Skoda y la propia Volkswagen, y participó en el diseño exterior del Lamborghini Huracán. Después, entre 2014 y 2017, pasaría a ocupar la jefatura de Diseño en Bugatti, una etapa cuyo principal fruto fue el Chiron. Fichado por Hyundai Motor Corporation en 2017, fue jefe de Diseño de la marca coreana Genesis hasta 2019, cuando Selipanov saltó a la exclusiva firma sueca Koenigsegg para encargarse de su área de Diseño, ocupación a la que puso fin en marzo de 2022, tras crear el superdeportivo Gemera, para poner en marcha su propio proyecto. Y no un estudio de diseño, sino una marca de coches, Nilu, fundada junto a su esposa Inna, hoy directora de Operaciones de una joven compañía cuya denominación sale de la fusión de los nombres Nika y Lucia, las hijas del matrimonio.
En cierto modo, Nilu nace con un espíritu rebelde, a contracorriente, pues sus fundadores se jactan de desafiar "las tendencias tradicionales de la industria de la automoción, al evitar la electrificación, la digitalización y otras ayudas tecnológicas", y garantizan que el Nilu27, su primer coche, "ofrecerá una experiencia de conducción cruda, sin filtrar y sin censura". Sin duda, los Selipanov parecen haber detectado un sentimiento opositor entre algunos incondicionales de los superdeportivos de gasolina más clásicos y se han propuesto canalizarlo y explotarlo.
Y, para ello, Sasha Selipanov ha concebido un coche que, según el ahora empresario, bebe en fuentes de inspiración como los coches de Fórmula 1 y Le Mans de los años 60, los carroceros clásicos italianos o los muscle car americanos de la vieja escuela, pero también filosofía de diseño y arquitectura de la Bauhaus: la forma sigue a la función. Su objetivo, crear un deportivo fresco e innovador que, sin embargo, resultara de algún modo familiar. Y, como en las creaciones de la Bauhaus, sin estructuras superfluas, limitando las formas a lo esencial y a lo funcional.
Al concebir la cabina, que presume de ángulos de visibilidad muy amplios, de ergonomía y de seguridad, el diseñador ruso optó por una línea de techo muy baja y unas dimensiones compactas que, según Selipanov, no sacrifican la comodidad, pues el Nilu27 tiene dos asientos de configuración tradicional, uno junto al otro, y ofrece, siempre según fuentes de la marca, la mejor accesibilidad entre los superdeportivos de su clase, gracias a las puertas de ala de gaviota, que arrancan desde un umbral de apertura muy bajo para facilitar el paso a los asientos, fijos y muy hundidos.
Y en el diseño del puesto de conducción son protagonistas los controles manuales y analógicos, o las funcionales entradas de aire. La única pantalla es el retrovisor central, que pone solución a un inconveniente tradicional en los coches deportivos de motor central: la mala o nula visibilidad hacia atrás a través de ese espejo interior. Además, el compacto volante es perfectamente redondo, y está libre de cualquier tipo de mando o botón, pues Selipanov opina que la conducción de un superdeportivo como este requiere una "concentración total y cero distracciones". Y nada de modos de conducción o de diferentes configuraciones u otras opciones, porque los controles del Nilu son muy básicos, y se ha priorizado que resulten intuitivos.
Quizás por esa búsqueda de lo primario, se ha optado por una transmisión manual de siete velocidades con las ranuras de guiado a la vista, aunque incluye, como elemento de seguridad, un bloqueo para la marcha atrás. Y tanto el volante como el soporte de los tres pedales, los reposacabezas o los espejos retrovisores exteriores tienen también ajustes manuales, aunque los diseñadores y técnicos dicen haber logrado un tacto muy "gratificante" en todos los mandos, botones o palancas.
Un motor V12... neozelandés
Si nos adentramos ya en la parte más técnica, el chasis del Nilu27 es un monocasco de fibra de carbono, con submarcos tubulares ultraligeros de aleación de aluminio, una solución que, además, mejora el acceso a los componentes de la transmisión y facilita la extracción del calor.
Y para asegurarse de que el motor sigue la filosofía del resto del proyecto, Nilu se ha asociado con la compañía neozelandesa Hartley Engines, que firma uno de los motores atmosféricos más potentes y visualmente más llamativos del mundo, un 12 cilindros, con V a 80 grados, que cubica 6,5 litros y superará los 1.000 CV de potencia. Sin sobrealimentación, sin electrificación... Además, se trata de un V12 con cilindros de gran diámetro y carrera muy corta, y eso le permitirá girar a regímenes extremadamente altos, ofreciendo casi la sensación de un motor eléctrico, pero de gasolina. Y con un sistema de escape que, a la vista, es una auténtica joya, impreso en 3D con un avanzado material llamado Inconel.
Nelson Hartley, fundador y CEO de Hartley Engines, explica que "hemos estado trabajando silenciosamente en el diseño de nuestro propio motor durante los últimos años, inspirándonos en los coches de Fórmula 1 de finales de los 80 y principios de los 90. Nos distinguimos por un tipo de ingeniería que es cruda, entrañable, emocional y, a veces, un poco loca".
En cuanto a los elementos del chasis, encargados de procurar un comportamiento ultradinámico, la suspensión se inspira directamente en el automovilismo deportivo, mientras que para las ruedas se recurre a un juego de neumáticos Michelin Pilot Sport Cup 2 R, en medida 265/35 R20 delante y 325/30 R21 detrás, montados sobre llantas AppTech, fabricadas en Italia y de tuerca central. Y la también italiana Brembo se ha ocupado de los frenos, con discos carbonocerámicos CCM-R Plus y pinzas GT I BM acabadas en color blanco.
La fabricación, en California
Para abrir boca, del Nilu27 se fabricará una primera serie especial, limitada a 15 unidades, que sus dueños solo podrán utilizar en circuito. Un lote que los Selipanov intentarán colocar entre los asistentes a la cita del jueves en Pebble Beach, para empezar su producción en las instalaciones de Aria Group en la ciudad californiana de Irvine. Tras esa primera fase, Nilu planea pasar a la producción del Nilu27 de calle, ya homologable y matriculable, del que se harían 54 unidades, de las cuales cuatro serían ejemplares únicos. Pero nada se dice sobre los precios de unos u otros, aunque pensar en varios millones de euros por ejemplar no parece descabellado, a la vista de las facturas de sus rivales en el mercado de los hiperdeportivos más exclusivos y prestacionales.
"Mi camino en la industria nunca ha sido seguir reglas y atenerme a las normas", explicaba Sasha Selipanov días atrás. "Nunca tuve miedo de seguir mi intuición o perseguir mis sueños. Romper las convenciones es simplemente un subproducto; y lo mismo ocurre con Nilu, un hipercoche que descarta las tendencias y convenciones actuales en busca de una experiencia al volante elevada". Por su parte, su esposa y directora de Operaciones, Inna Selipanov, insistía en que "mientras el mundo se está moviendo hacia la electrificación, y por una muy buena causa, nosotros creemos firmemente que la atemporalidad de nuestros coches no solo los hará relevantes, sino que continuarán teniendo reservado un lugar en las colecciones de los más apasionados amantes de los automóviles".
A Sasha Selipanov no le resulta extraña California, pues desarrolló buena parte de su formación académica en el Art College of Design de Pasadena; y quizás por eso, o porque ese evento concita a muchos de los más acaudalados coleccionistas y aficionados a los coches, ha elegido el Concurso de Elegancia de Pebble Beach, junto a Monterey, para presentar públicamente el próximo 18 de agosto la primera criatura de su nueva marca Nilu; aunque el pasado jueves, durante un encuentro reservado a unos pocos medios de comunicación y a un selecto grupo de invitados, Selipanov ya desveló el Nilu27, el superdeportivo con el que quiere colarse entre los sueños de muchos multimillonarios, que buscan alternativas a firmas clásicas como Ferrari, Lamborghini, Bentley, Aston Martin o Bugatti.