Los últimos Dodge Charger y Challenger, con motor de hasta 717 CV, llegarán a Europa

Menos conocidos a este lado del Atlántico que otros muscle cars americanos como el Ford Mustang o el Chevrolet Camaro, los Dodge Challenger y Charger son, sin embargo, dos auténticos fenómenos comerciales en Estados Unidos. E incluso cuando está a punto de cesar su producción, pues dejarán de fabricarse a finales de este año y la marca ya ha anunciado que sus respectivas nuevas generaciones tendrán versiones eléctricas, sus ventas no paran de crecer. En 2022, por ejemplo, el Challenger volvió a liderar ese emblemático segmento en aquel mercado con 55.060 unidades, un 1% por encima de las 54.314 matriculadas allí en 2021 y por delante del Mustang, del que el pasado año se vendieron en EE.UU. 52.414 unidades, en el que fue su peor ejercicio desde que existe el deportivo de la firma del óvalo, que pronto estrena nuevo modelo. Y muy por detrás de ambos se situó el Camaro, también a punto de decir adiós, con 24.652 entregas.

Y una de las claves del éxito del Challenger, el modelo de dos puertas, y del Charger, con carrocería de cuatro puertas, es que Dodge lanza constantemente nuevas versiones, a cual más personalizada y salvaje a nivel mecánico, lo que ha forjado una auténtica legión de seguidores, fieles a la potencia, el rugido y las altas prestaciones de estos modelos con motor V8 de gran cilindrada. Una hinchada que mira de reojo los futuros planes sobre coches eléctricos, hasta el punto de que Dodge presentó meses atrás un prototipo, el Daytona SRT Concept, de lo que podría ser el futuro Charger eléctrico, y equipaba un tubo de escape Fratzonic que emite hasta 126 decibelios de sonido, exactamente los mismos y con parecido tono que el Charger SRT Hellcat de gasolina. Y en la marca ya han bautizado esa futura categoría de muscle cars eléctricos: eMuscle.

Así las cosas, cuando Dodge anunció en agosto del pasado año que lanzaría las ediciones limitadas Last Call, con las que se despedirán las actuales generaciones de Challenger y Charger, sus incondicionales se prepararon para correr a los concesionarios. Y la noticia ahora es que el grupo Stellantis, propietario de la marca americana, ha decidido extender la comercialización de estas versiones finales a Europa, aunque todavía no se conoce ni el cauce de distribución, ni los países concretos a los que llegarán, ni las fechas exactas... ni los precios. Pero sí que de las siete versiones Last Call ya desveladas en Norteamérica, cinco serán comercializadas en nuestro continente: los Challenger Shakedown, Scat Pack Swinger y Black Ghost, y los Charger Super Bee y Scat Pack Swinger.

Se quedan fuera de esta sorpresiva importación de última hora el Charger King Daytona y el recién desvelado Challenger SRT Demon 170, que pasa por ser el modelo más bestial a lo largo de la historia de la saga, pues su V8 Hemi ha sido potenciado hasta los 1.025 caballos, y el coche, como quedaba patente hace pocos días durante una demostración ante el público en Las Vegas, llega a despegar del tren delantero cuando sus ruedas traseras, en plena aceleración, pasan ese tornado de energía al suelo. Las cifras homologadas dan fe de la fuerza del artefacto: 1,66 segundos para acelerar de 0 a 60 millas por hora (de 0 a 97 km/h).

El denominador común de las cinco ediciones limitadas que llegarán a Europa de Challenger y Charger es su motor 6.2 Hemi (el nombre procede de sus características cámaras hemisféricas) con ocho cilindros en V, que prioriza la potencia y la entrega de par pero deja en un segundo plano la eficiencia. Y todas las versiones compartirán también la placa conmemorativa Last Call bajo el capó, que incluye el nombre del vehículo y su silueta, así como los emblemas Designed in Auburn Hills y Assembled in Brampton para certificar el origen de cada vehículo, en referencia al centro de diseño de la marca y la factoría donde se ensamblan.

"Para celebrar el final de la era de los muscle cars HEMI, hemos sacado nuestras mejores galas para alcanzar un nuevo nivel. Con esta operación, queremos confirmarnos una vez más como un referente en la producción de vehículos de prestaciones extremas", explica Tim Kuniskis, director ejecutivo de la marca Dodge.

Tanto las ediciones limitadas del Charger como las del Challenger estarán disponibles con 14 pinturas de carrocería distintas, incluidos cuatro de los colores más reconocibles de la marca: azul B5, morado Plum Crazy, verde Sublime y gris Destroyer. Y cada versión se personaliza con detalles gráficos distintivos sobre su carrocería.

Primero, el Challenger Shakedown

Al parecer, el primero que llegará a nuestro continente será el Dodge Challenger Shakedown, una versión que rinde tributo a un concept car presentado en 2016 en el SEMA Show de Las Vegas, una famosa exposición anual dedicada a preparaciones de coches. El icónico vehículo incluye detalles como el guardabarros rojo 392, el gráfico del spoiler Shakedown con detalles en rojo, los frenos Brembo rojos de seis pistones, la insignia IP Shakedown y los asientos Premium Black Nappa/Alcantara con costuras rojas que también se encuentran en la consola o el volante. El Challenger Shakedown también cuenta con elementos exclusivos como la insignia R/T y el distintivo negro Challenger en la parrilla, las llantas Carbon Black Widebody de 20 pulgadas de diámetro por 11 de garganta y los cinturones de seguridad Demonic Red. Y recurre al característico capó delantero Mopar Shaker.

En cuanto a su exclusividad, Dodge tan solo ha fabricado 1.000 unidades: 500 Challenger Shakedown R/T Scat Pack en color gris Destroyer y otros 500 en color negro Pitch. Precisamente, los 55 ejemplares que desembarcarán en Europa corresponden al Challenger Shakedown R/T Scat Pack Widebody con carrocería negra.

Actualmente, Dodge ofrece en Norteamérica versiones SRT Hellcat del Challenger (la variante Super Stock rinde 807 CV), el Charger (hay una versión Redeye con 797 CV) y el SUV Durango (su variante Hellcat anuncia 710 CV), así como una versión híbrida R/T del nuevo Hornet, basado en el Alfa Romeo Tonale y que se convierte en el primer vehículo electrificado de altas prestaciones de la marca.