Llega un nuevo Nissan Z, pero en Europa nos quedaremos con las ganas
Como suele decirse, 'lo verás pero no lo catarás'. O sí, si tienes la fortuna de acudir a un concesionario de Nissan en EEUU desde la próxima primavera. Porque a Europa, no viene
Salvando las distancias, el primer Nissan Z, lanzado en 1969, es a la industria del automóvil japonesa lo que el Ford Mustang o el Chevrolet Camaro, nacidos solo unos años antes, fueron a la americana: coches para entusiastas hechos por entusiastas que acercaban las altas prestaciones y las fuertes sensaciones a una clientela de clase media. A la venta en el mercado nipón bajo la denominación Nissan Fairlady Z, que se ha mantenido curiosamente hasta nuestros días, en los mercados del exterior fue comercializado como Datsun 240Z, cosechando un indudable éxito que ha elevado a los primeros modelos a la categoría de mito, aunque los sucesivos miembros de la saga, desdoblados frecuentemente en carrocerías cupé y descapotable, también gozaron siempre de prestigio entre los aficionados a los biplazas deportivos: 300ZX, 350Z, 370Z... Así durante más de medio siglo, hasta totalizar 1,8 millones de unidades vendidas.
Y quizás por eso suponga una cierta desilusión que la séptima generación, desvelada hace unos días en Nueva York, solo vaya a comercializarse inicialmente en Estados Unidos, donde el nuevo Z llegará a los concesionarios en primavera, y en Japón, donde este séptimo Fairlady Z podría estar disponible un poco antes, quizás en invierno. Afortunados ellos. En nuestro continente, la batalla contra las emisiones empieza a jugar estas malas pasadas.
Biplaza y compacto como siempre, el nuevo Nissan Z mide 4,38 metros de largo por 1,84 de ancho y 1,32 de alto, y tiene una distancia entre ejes relativamente corta: 2,55 metros. Por comparar, un Seat León mide 4,37 metros de longitud y su distancia entre ejes es de 2,69 metros. Pero hasta eso es característico de los 'Z', porque una batalla tan moderada 'aviva' las reacciones en territorio de curvas. Y los diseñadores, capitaneados por Alfonso Albaisa, han tratado de que el nuevo modelo recuerde a algunos de sus antecesores, conservando el clásico morro largo y el techo con fuerte pendiente hacia atrás, inspirando su frontal en rasgos del 240Z de los años 70 y dando a la zaga un inconfundible aire de 300ZX. Y el cliente podrá elegir entre tres pinturas de carrocería de un tono y seis de tipo bitono.
Y si en lo que se ve hay mucha tradición, en lo que no es tan evidente también respeta a la familia: honra merece el que a los suyos se parece. Por eso se mantiene la tracción en las ruedas traseras, seña inequívoca de los deportivos puros; o el cambio manual de 6 velocidades de serie, cuya puesta a punto buscaba los movimientos más rápidos posibles y con el menor esfuerzo, aunque también se ofrecerá una transmisión automática de 9 marchas con dos programas de funcionamiento: Standard, con un salto entre marchas más suave, y Sport, con cambios más raudos y potenciación del sonido mecánico. Y para los frenos, discos ventilados en las cuatro ruedas.
Bajo el capó delantero, no obstante, el avance tecnológico es decisivo, porque si el 370Z anterior equipaba un V6 3.7 atmosférico, el nuevo Nissan Z apuesta por una mecánica sobrealimentada por doble turbo, que saca del 3.0 V6 nada menos que 405 CV de potencia y 475 Nm de par máximo (un 30% de incremento) a 5.600 rpm. Sobre velocidad máxima o aceleración nada se dice en la primera información oficial, pero el salto prestacional debería ser tremendo en comparación con sus predecesores.
El interior también recibe un diseño con ciertos toques 'vintage', aunque combinados con una avanzada tecnología. Así, mientras la consola central se inspira en generaciones anteriores y en la zona superior encontramos tres relojes analógicos (presión del turbo, velocidad del turbo y voltímetro), el nuevo Z no renuncia a una pantalla central táctil de 8 pulgadas ni a una instrumentación digital de 12,3 pulgadas completamente configurable. El volante de la versión automática recibe levas de cambio de buen tamaño y para el diseño de los asientos se ha tomado como referencia el mejor ejemplo posible: las butacas del Nissan GT-R, que prácticamente inmovilizan el cuerpo en curva.
En cuanto a la gama anunciada para el mercado estadounidense, el nuevo Nissan Z estará disponible en dos versiones, Sport (neumáticos 245/45 R18 en ambos ejes) y Performance (255/40 R19 delante y 275/35 R19 detrás), y en cada caso el cliente podrá escoger entre caja manual o automática. Pero también se ha previsto una serie especial, bautizada Proto Spec, limitada a 240 unidades y que cuenta con pinzas de freno amarillas, llantas de aleación específicas en tono bronce y asientos tapizados en piel exclusiva con pespuntes amarillos.
Pues eso, que los afortunados lo disfruten.
Salvando las distancias, el primer Nissan Z, lanzado en 1969, es a la industria del automóvil japonesa lo que el Ford Mustang o el Chevrolet Camaro, nacidos solo unos años antes, fueron a la americana: coches para entusiastas hechos por entusiastas que acercaban las altas prestaciones y las fuertes sensaciones a una clientela de clase media. A la venta en el mercado nipón bajo la denominación Nissan Fairlady Z, que se ha mantenido curiosamente hasta nuestros días, en los mercados del exterior fue comercializado como Datsun 240Z, cosechando un indudable éxito que ha elevado a los primeros modelos a la categoría de mito, aunque los sucesivos miembros de la saga, desdoblados frecuentemente en carrocerías cupé y descapotable, también gozaron siempre de prestigio entre los aficionados a los biplazas deportivos: 300ZX, 350Z, 370Z... Así durante más de medio siglo, hasta totalizar 1,8 millones de unidades vendidas.