Probamos la Zero DSR-X, una eléctrica con la que sí puedes hacer kilómetros

A estas alturas nadie pone en duda que el futuro de la movilidad pasa por las energías limpias, y en este sentido la movilidad eléctrica por medio de baterías es la opción más inmediata y viable, aunque no estaría de más no perder de vista otras alternativas como el hidrógeno o los combustibles libres de carbono. Las baterías tienen un inconveniente en el mundo de la moto: su peso y su volumen. Algo que para los coches no supone el mayor problema, para las motos es un verdadero inconveniente, porque al ser un vehículo ligero ve limitado el volumen de la batería que se puede transportar y, por tanto, su capacidad de hacer kilómetros, su autonomía. Por eso, como decía al inicio, la movilidad eléctrica en moto es una cuestión urbana.

Afortunadamente, poco a poco surgen alternativas, y una de ellas es la moto que hemos tenido oportunidad de probar, la Zero DSR-X, una trail de grandes prestaciones concebida para traspasar el umbral de la movilidad eléctrica convencional. Con la Zero te puedes aventurar a hacer kilómetros, pero tampoco nos pongamos estupendos, pues su radio de acción sigue siendo mucho más limitado que el de una moto con motor de explosión. Lo que sucede es que, dentro de las energías limpias, es la que nos permite llegar a disfrutar del uso lógico que se le puede dar a una moto.

La Zero tiene diferentes modos de potencia para adaptar su rendimiento a nuestras necesidades específicas, y hay que tener muy claro cuánto le vamos exigir para poder hacerlo en el modo más adecuado y eficiente posible, y aprovechar al máximo cada kilovatio de potencia. No vas a poder viajar con la soltura y la ligereza que te da un motor de explosión, no mientras no se desarrolle una red de cargadores rápidos que te permita hacer un repostaje fugaz antes de seguir tu camino, porque con esta moto, y en condiciones óptimas, no llegarás a los 200 kilómetros de autonomía. Pero, por todo lo demás, la Zero DSR-X ofrece tan buenas sensaciones como las que te pueda dar cualquier otra trail del mercado.

Tecnología de vanguardia

Zero lleva en el negocio de las motos eléctricas más de quince años. Fue una de las marcas pioneras y sigue al pie del cañón, mejorando la calidad de sus productos. La DSR-X es una trail de altas prestaciones, pero también es una excelente opción como moto turística.

Tiene control de tracción y ABS que se pueden eliminar si uno quiere hacer una excursión por el campo, e incluso si el objetivo del propietario es darle un mayor uso por pistas, dispone como opción de llantas de radios y neumáticos Pirelli Scorpion STR con tacos. Pero, personalmente, para mí no tiene mucho sentido este tipo de uso cuando se trata de una moto de 247 kilos de peso.

Cuenta con una batería con una capacidad máxima de 17,3 kWh cargada al 110%, porque esa es otra de las ventajas que ofrece, y de 15,2 kWh al 100%. También se ofrece la posibilidad de instalar un paquete auxiliar de baterías en el espacio del depósito (donde se guarda el cable de recarga), que aumenta la capacidad hasta 21 kWh. Cuesta unos 4.000 euros, lo que unido a los 26.995 euros de su PVP situaría su precio a niveles poco accesibles. El cargador rápido de 6,6 kW viene integrado de serie, pero puedes instalar otro que aumenta la capacidad de carga hasta los 12 kW, que cuesta unos 3.400 euros. También hay otros dos cables disponibles, uno con terminales Mennekes de tipo 2 para recarga rápida, y el otro tipo Shuko para enchufes de 220 V domésticos, que hay que comprar aparte, Cuestan 303 y 503 euros, respectivamente. Como vemos, un suma y sigue. Qué duda cabe que este es el aspecto más negativo de la movilidad eléctrica.

Zero anuncia 2 horas y 42 minutos para una recarga completa de 17,3 kWh, y dos horas para el 95%, mientras que con carga rápida de 6 kW indica una hora y 36 minutos su la operación es completa y solo una hora al 95 %.

Las celdas de la batería están sujetas en una estructura de jaula que forma el bastidor. El traslado del controlador a la parte trasera de la moto, bajo el asiento, ha liberado espacio en la parte inferior de la moto. Las suspensiones disfrutan de un largo recorrido de 190 mm, ideal para el uso off road, pero esto no influye en el comportamiento en carretera, donde la Zero se muestra muy estable. Tiene frenos JJuan, con pinza de dos pistones de anclaje radial delante, que responde con precisión.

La ergonomía es adecuada. El asiento no es excesivamente alto y gracias a su estrechez en la zona central permite llegar bien con los dos pies al suelo. Cuenta con una pantalla regulable de forma manual que protege perfectamente, además de tener cubremanetas y puños térmicos. El pasajero también disfruta de una posición confortable.

Con sus 102 CV de potencia (75 kW), también dispone de una versión A2 limitada a 35 kW. Tiene cuatro modos de conducción: Standard y ECO, limitados a 75 CV de potencia; Rain, con 46 CV; y Sport, donde alcanza los 95. CV. Todos los modos cuentan con frenada regenerativa; pero, además, cuenta con un quinto modo configurable por el usuario. Es mejorable el selector con el que se gestionan los modos y también los puños calefactables, porque no me resultó sencillo su manejo, y a veces intentando cambiar el modo encendía los puños, obligándome a prestar más atención a la pantalla de instrumentación, de óptima lectura, que a la carretera.

La velocidad máxima que alcanza depende del modo en que te encuentres. En modo ECO no supera los 120 km/h, y en Rain llega a 160 km/h, mientras que su límite se alcanza en Sport, donde te permite rodar hasta los 180 km/h. Y si te encantas en ese modo, te quedas sin batería antes de darte cuenta.

La Zero DSR-X invita a disfrutar de un modo diferente de la moto, sin las prisas y urgencias a las que nos hemos acostumbrado. Si te planificas bien puedas hacer de tu salida de fin de semana un viaje inolvidable, pero tienes que tener todo bien organizado: la ruta, el lugar donde parar a recargar la batería… La localización de los cargadores rápidos, donde poder tener la batería de nuevo a tope en una hora, es primordial, aunque a veces lo más complicado, y lo que limita la capacidad de movimiento con la Zero, es precisamente la escasez de cargadores rápidos fuera de las grandes redes de transporte, como autovías y autopistas, que no son, en ninguno de los casos, el hábitat de esta moto.

La Zero DSR-X se disfruta en carreteras de curvas, donde la velocidad no es lo más importante. A pesar de su peso, que no es muy diferente del de otras grandes trail, se mueve con soltura y frena bien. De la capacidad de aceleración eléctrica no tenemos que hablar: siempre hay par más que suficiente nada más abrir el puño, y la suavidad de la transmisión por correa dentada es una delicia. Eso, unido a ese silencioso zumbido que desprende, nos traslada a otra dimensión.

De momento la movilidad eléctrica no es la panacea. Tiene dos enormes limitaciones: la autonomía y el precio. Pero La Zero DSR-X es una moto que se puede usar en el día a día con un amplio rango de utilización, y disfrutar el fin de semana y las vacaciones como vehículo de ocio, dando así sentido al elevado desembolso que hay que hacer por ella.

Ficha técnica. Zero DSR-X

Motor: eléctrico de corriente alterna con imán permanente, refrigerado por aire.

Potencia máxima: 102 CV (75 kW) a 3.650 rpm. Par motor 225 Nm.

Transmisión secundaria: correa dentada.

Suspensiones: horquilla invertida de 47 mm delante y monoamortiguador lateral detrás, ambos de 190 mm de recorrido.

Frenos: dos discos de 320 mm de diámetro delante y pinzas de cuatro pistones, y disco de 265 mm detrás y pinza de pistón doble. ABS desconectable.

Altura de asiento: 828 mm.

Distancia entre ejes: 1.525 mm.

Peso: 247 kilos.