Tras el aumento del mercado de la moto en 2022, se prevé que siga creciendo en 2023

"El ejercicio 2022 ha arrojado unos positivos y esperanzadores datos". Así iniciaba su alocución Jordi Bordoy, presidente de Anesdor, la asociación gremial de la industria de la moto, a la hora de hacer balance de lo que ha sido el año que hemos dejado atrás, un ejercicio complejo, lleno de adversidades por el entorno hostil en el que se ha desarrollado, pero que la industria de la moto, a diferencia de otros sectores de la automoción, ha sabido capear con la suficiente soltura como para salir airosa de semejante trance.

"Podemos mirar al futuro con optimismo y gran confianza", insistió Bordoy. No es para menos. El mercado de la moto cerró 2022 con un total de 202.293 unidades matriculadas, lo que representa un crecimiento del 4,6 %. Dada la situación del entorno, con un encarecimiento de las materias primas y la energía, y todavía arrastrando dificultades logísticas, el resultado es, lógicamente, muy destacado.

Estas cifras colocan a la industria española de la moto en niveles previos a la pandemia, superando los datos de 2019, que ya fue un buen año, el mejor en la serie histórica desde 2008, cuando estalló la crisis económica mundial. La moto no solo arroja un balance positivo por sus cifras, sino que cabe destacar la fortaleza de su crecimiento, que le ha llevado a ocupar una importante porción en el mercado de la automoción. Si en 2018 las matriculaciones motociclistas suponían el 11 % de la automoción española, los datos actuales permiten que en 2022 las motos supongan el 17,3 % de las matriculaciones totales de la automoción, un salto adelante que pone de manifiesto la tendencia del mercado, que ha elegido a la moto como vehículo preferente en estos tiempos cambiantes que nos llevan a un nuevo modelo de movilidad.

Bordoy destacó las cualidades que ofrece la moto, lo que, a juicio de la asociación, es clave en la positiva evolución del sector, haciendo énfasis en su polivalencia, su eficacia, su sostenibilidad, y también, lógicamente, su coste asequible, tanto por adquisición como por mantenimiento: "Reduce atascos, tiene menores emisiones, libera espacio en la circulación y en los aparcamientos, es la forma más viable y económica en la lógica transición hacia la movilidad del futuro", señaló Bordoy.

Crecimiento constante

Aunque se aparta de su competencia, Anesdor también destacó el hecho del crecimiento del mercado de segunda mano, a un ritmo ligeramente inferior, pero con unas cifras contundentes: 471.138 unidades, lo que supone un crecimiento del 1,1 %. En conjunto, la suma del vehículo nuevo y el vehículo de ocasión ha supuesto la venta de 673.431 unidades, un 2,1 % más que en 2021, y la relación entre ambos mercados es de 2,3 motos usadas vendidas por cada moto nueva matriculada.

Destaca especialmente el excelente rendimiento de la moto eléctrica, de la que se han matriculado 17.103 unidades, un 32,2 % más. El salto cuantitativo en los últimos años ha sido notable, teniendo en cuenta que en 2017 se matriculaban en torno a 3.000 unidades. El ámbito urbano es el terreno que más ha contribuido a esa expansión de la movilidad eléctrica sobre dos ruedas, y lo ha hecho, como destacaba José María Riaño, secretario general de Anesdor, “de uno modo natural”, ya que no todos los vehículos eléctricos de dos ruedas gozan de incentivos para la compra.

Hablando del futuro, Anesdor ha avanzado unos datos positivos y esperanzadores de cara a 2023, donde esperan crecer un 4,3 % y alcanzar las 210.900 unidades, confiando en un crecimiento superior de las motos convencionales por encima de los scooters, que son los verdaderos líderes del mercado de las dos ruedas. Se augura incluso una contención en la caída de las matriculaciones de ciclomotores (en torno al 2,6 %) que es el único segmento de la automoción de dos ruedas que no arroja un saldo positivo.

Sin embargo, Riaño tampoco ha querido eludir aspectos negativos que padece el sector: “Contemplamos con preocupación el desinterés de las administraciones públicas por la moto. No se la tiene en cuenta en el planteamiento de la Zonas de Bajas Emisiones (ZBE) que en 2023 se tienen que implantar en 149 municipios españoles, y la Administración sigue sin adaptar las etiquetas medioambientales a la realidad de la moto”, indicó.

Esta es una vieja exigencia de la asociación que no recibe respuesta del Gobierno ni de la mayoría de los ayuntamientos, que ignora a la moto en los PMUS (Plan de Movilidad Urbana Sostenible). “Esto es un error: la moto representa el 15 % del parque y el 17 % de las matriculaciones, son vehículos diferentes de la bicicletas y de los automóviles, y tienen una singularidad específica, necesitamos un tratamiento diferenciado”, señaló Riaño.

También se ha destacado la buena respuesta del sector en materia de siniestralidad, con un descenso de las víctimas mortales de un 12 %, el mayor de toda la automoción. La evolución del sector de la moto en esta cuestión es más que notable, pasándose de una tasa de fallecidos y heridos graves por cada 10.000 vehículos matriculados del 8,07 en 2007 a 2,4 en 2021, insistiendo desde Anesdor en la importancia de la formación continua, apoyando cursos de formación y perfeccionamiento que desarrolla la propia asociación en colaboración con entidades de tráfico.