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Las ventas de coches en Noruega o cómo destrozar un mercado alterando impuestos
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Las matriculaciones caen al nivel de 1962

Las ventas de coches en Noruega o cómo destrozar un mercado alterando impuestos

Durante los últimos años, Noruega ha sido para muchos el ejemplo a seguir en el proceso hacia la nueva movilidad, con una proporción de ventas de eléctricos asombrosa. Pero el 1 de enero cambiaron algunas cosas, y el mercado se ha venido abajo

Foto: Volkswagen fue la marca más vendida en Noruega en enero: 463 coches. (Volkswagen)
Volkswagen fue la marca más vendida en Noruega en enero: 463 coches. (Volkswagen)

Aunque solía hacerse referencia también a la alta renta per cápita de los noruegos, al bajo precio de la electricidad en el país nórdico o a la conciencia ecológica de sus habitantes como argumentos para razonar la elevadísima proporción de vehículos eléctricos en el total de matriculaciones, parece que las enormes ayudas concedidas durante los últimos años a esos automóviles sin emisiones eran las auténticas protagonistas de semejante fenómeno, sin igual en el resto del planeta. Y lo parece porque las autoridades noruegas, cansadas de perder los ingresos que, en forma de impuestos, recibían por la compra de coches nuevos, decidieron volver a gravar los vehículos eléctricos, que el año pasado supusieron ya el 79,3% de las ventas. Y si añadimos los híbridos PHEV, que fueron un 8,5%, las matriculaciones de vehículos enchufables alcanzaron el 87,8% en el país escandinavo.

Y esa nueva fiscalidad, con medidas de varias clases y que acaba con el chollo de comprar en Noruega un coche eléctrico, y especialmente los de lujo, entraba en vigor el pasado 1 de enero, pronosticándose un aumento de precios tan brutal en algunos casos que la mayoría de las marcas se apresuraron a matricular a finales de 2022 todos los vehículos que iban recibiendo en los concesionarios, incluso antes de que apareciese un comprador por la puerta. El resultado fue que, tanto en noviembre como en diciembre, las ventas de coches en Noruega crecieron como la espuma: aumento del 27,8% en el undécimo mes, y de nada menos que el 92% en el que cerraba el ejercicio, justo a tiempo para eludir el cambio en los impuestos.

Porque en los últimos años, los eléctricos a la venta en Noruega presumían de un precio final muy inferior al que tenían en otros mercados. De hecho, y es un ejemplo que muchos usuarios manejaban para ilustrar lo que ellos entendían como injusto, un Tesla Model 3, 100% eléctrico, resultaba bastante más barato que un Toyota Corolla de mecánica híbrida, lo que estaba empujando a los compradores con menos recursos, o a los que no deseaban un coche eléctrico, a optar por vehículos utilitarios como el Toyota Yaris, también híbrido.

placeholder En el Skoda Enyaq iV, segundo coche más vendido en enero, el impuesto del peso supone 1.720 euros.
En el Skoda Enyaq iV, segundo coche más vendido en enero, el impuesto del peso supone 1.720 euros.

Con el salto al nuevo año, y tras la implantación de una fiscalidad mucho menos amigable, el mercado se ha desmoronado, y si en diciembre las ventas (infladas claramente por las compras adelantadas y las automatriculaciones) fueron de 39.497 unidades, en el pasado enero se quedaron en 1.860 coches. Por comparar de una forma más científica, eso representa una caída del 76,6% en relación con enero de 2022, dejando el mercado noruego en cifras propias de hace 61 años, pues hay que irse hasta 1962, cuando el bestseller del país era el Escarabajo de Volkswagen, para encontrar matriculaciones tan bajas.

Por tipos de propulsión, los eléctricos siguieron siendo los más vendidos en enero, pero suponiendo un 66,5% de las ventas en lugar del 83,7% de enero de 2022, tras experimentar una caída aún mayor que la del mercado total: 81,4% de descenso. También cayeron mucho, un 66,2% exactamente, los híbridos enchufables, mientras que el descenso fue muy inferior en los híbridos normales (29,1% de caída). Todo lo contrario que los diésel, que de suponer solo un 2,7% de las ventas en enero del pasado año, pasaron a ser el 7,6% de las matriculaciones en enero de este año.

Así cambian fiscalidad y ayudas

En realidad, los precios de los coches se han disparado en Noruega por la combinación de tres novedades, una especie de tormenta perfecta que lo ha cambiado todo de la noche a la mañana y que ha dejado los concesionarios del país prácticamente desiertos. El primer cambio tiene que ver con el IVA, del que estaban exentos los vehículos eléctricos en ese país, y que ahora sí soportarán los eléctricos más caros, pues tomando como referencia el precio antes de impuestos, toda cantidad que exceda las 500.000 coronas (45.800 euros) se gravará con un 25%. Es decir, si el precio del coche es de 600.000 coronas, se gravarán con un 25% las 100.000 coronas que rebasan la cifra tope, lo que supondría en ese caso un IVA de 25.000 coronas (2.290 euros). Además, los vehículos eléctricos adquiridos por empresas disfrutaban de un 20% de rebaja adicional que ahora se suprime, lo que se ha convertido en una segunda medida desalentadora.

Y hay una tercera medida, el nuevo impuesto al peso de los vehículos, que se aplica absolutamente a todos los coches, pero que se ha cebado de forma especial con los eléctricos y los híbridos enchufables, cuyas pesadas baterías, que en ocasiones rebasan la media tonelada, les penalizan sobre la báscula. Un impuesto al peso que muchos ya ven como un impuesto a las baterías, y que crece progresivamente a medida que aumenta la masa del vehículo, quedando solo exentos de pago los primeros 500 kilos. A partir de ahí, cada kilo extra se penaliza con 12,50 coronas (1,15 euros).

placeholder El nuevo impuesto noruego sobre el peso también recae sobre vehículos de combustión e híbridos.
El nuevo impuesto noruego sobre el peso también recae sobre vehículos de combustión e híbridos.

Si tomamos como ejemplo el Volkswagen ID.4, SUV eléctrico que en enero fue el coche más vendido en Noruega, su versión Pro con batería de 77 kWh pesa 2.124 kilos, de modo que solo el nuevo impuesto al peso le encarece 20.300 coronas (1.860 euros). Cifra muy similar a lo que se ha encarecido el Skoda Enyaq iV, el segundo modelo más vendido en enero en ese país: como su versión básica Coupé 60 pesa 2.002 kilos, la nueva tasa inventada por el Gobierno noruego supone 18.775 coronas extra, que son 1.720 euros más. Y el impuesto del peso también recae, y nunca mejor dicho, sobre vehículos no eléctricos, de modo que el Toyota Yaris Cross Hybrid, tercer coche más vendido allí durante el pasado mes y cuya versión básica homologa 1.170 kilos, recibe una carga extra de 8.375 coronas, que son 767 euros.

Pero, sin duda, los modelos más penalizados por la nueva fiscalidad en ese mercado son los eléctricos más grandes y lujosos, dotados normalmente de baterías con mucha capacidad y, por tanto, muy pesadas. El rebautizado Audi Q8 e-tron, por ejemplo, homologa 2.585 kilos en el caso de su versión 50 Quattro con batería de 95 kWh, y, por tanto, su impuesto del peso alcanza las 26.062 coronas (2.387 euros), a lo que se añade desde el 1 de enero también un IVA del 25% a la parte de su PFF que supere las 500.000 coronas. Y un BMW iX xDrive 40, con una masa total de 2.440 kilos, paga ahora por su peso 24.250 coronas más (2.221 euros), debiéndose añadir ahora un IVA que no soportaba hasta el pasado 31 de diciembre.

Está por ver hasta qué punto el mercado noruego se ha venido abajo en enero por el adelanto de las compras realizado en los últimos dos meses del 2022, y cómo va reactivándose a lo largo del año. Aunque los analistas se muestran más interesados en comprobar si variarán las preferencias de los consumidores, y en qué medida, ahora que los precios de los eléctricos y los híbridos enchufables no son tan ventajosos en ese país; aunque, como el impuesto al peso de los coches también penaliza al resto de vehículos y el nuevo IVA de los eléctricos solo afecta a los más caros y de un modo bastante progresivo, muchos coinciden en que, pasada la tormenta, Noruega seguirá siendo un mercado mayoritariamente electrificado. El tiempo dirá.

Aunque solía hacerse referencia también a la alta renta per cápita de los noruegos, al bajo precio de la electricidad en el país nórdico o a la conciencia ecológica de sus habitantes como argumentos para razonar la elevadísima proporción de vehículos eléctricos en el total de matriculaciones, parece que las enormes ayudas concedidas durante los últimos años a esos automóviles sin emisiones eran las auténticas protagonistas de semejante fenómeno, sin igual en el resto del planeta. Y lo parece porque las autoridades noruegas, cansadas de perder los ingresos que, en forma de impuestos, recibían por la compra de coches nuevos, decidieron volver a gravar los vehículos eléctricos, que el año pasado supusieron ya el 79,3% de las ventas. Y si añadimos los híbridos PHEV, que fueron un 8,5%, las matriculaciones de vehículos enchufables alcanzaron el 87,8% en el país escandinavo.

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