¿Fin al rifirrafe judicial entre Polestar y Citroën a propósito de sus logotipos?
Polestar no puede vender en el mercado galo desde 2020 a raíz de una denuncia de Citroën sobre el parecido entre su doble chevrón y el logo de la marca sueca. Pero en Francia hablan ya de acuerdo
Cuando en mayo la firma sueca Polestar, dependiente de Volvo y propiedad también de Geely Group, inició su actividad comercial en nuestro país con el lanzamiento de su berlina crossover Polestar 2, El Confidencial aprovechó para preguntar a Thomas Ingenlath, CEO de la joven compañía, si había alguna noticia nueva sobre sus problemas legales en Francia, donde una demanda de Citroën del año 2017 desembocó en una sentencia judicial que en 2020 impedía a Polestar vender sus productos en ese mercado, pese a que era uno de los elegidos por la marca para su desembarco en Europa, tras echar a andar en China. E Ingenlath, de forma escueta, respondía: "Hoy estamos aquí para lanzar Polestar en España". Aquello, lógicamente, sonó en la mente de todos los presentes a 'no hay noticias sobre ese asunto'.
Pero han pasado unos meses y, según el diario francés 'Le Monde', que cita fuentes de la compañía, ya se habría producido un acuerdo durante el verano entre Polestar y Citroën, aunque sin especificarse por ahora los términos del mismo.
El problema tiene que ver con los logotipos de las dos marcas, pues los responsables de Citroën estimaron en su día que el escudo de Polestar se parecía excesivamente al suyo, conocido popularmente como el doble chevrón y utilizado por la empresa francesa desde 1919. Y en la demanda planteada ante la justicia francesa se argumentaba, asimismo, que el emblema de la firma sueca tenía también demasiadas similitudes con el de la marca DS, independiente ya de Citroën pero que nació en su día como una submarca de esta. El juez falló y dio la razón a la marca gala por el riesgo de que los usuarios confundieran el logotipo de Polestar con los de Citroën y DS, prohibiendo la comercialización en Francia de los vehículos de la firma escandinava y decretando una multa de 150.000 euros a Polestar por daños y costes legales. De hecho, Citroën acudió a comienzos de este año a un tribunal europeo para tratar de extender esa prohibición a todo el territorio de la Unión Europea.
Aún hoy, cuando un usuario visite la web de Polestar encontrará que Francia no figura entre los mercados donde se venden sus vehículos, y si la consulta se realiza desde territorio francés no es posible acceder a dicha página por las restricciones decretadas por el tribunal en torno al uso de una serie de marcas registradas. Sin embargo, todo podría cambiar en breve si se confirma oficialmente el acuerdo al que alude la prensa francesa, y que permitiría a Polestar debutar finalmente en un mercado que es clave para su estrategia continental, sumándose a los 15 países europeos donde ya tiene actividad: Alemania, Austria, Bélgica, Dinamarca, España, Finlandia, Irlanda, Islandia, Luxemburgo, Noruega, Países Bajos, Portugal, Reino Unido, Suecia y Suiza.
Cuando en mayo la firma sueca Polestar, dependiente de Volvo y propiedad también de Geely Group, inició su actividad comercial en nuestro país con el lanzamiento de su berlina crossover Polestar 2, El Confidencial aprovechó para preguntar a Thomas Ingenlath, CEO de la joven compañía, si había alguna noticia nueva sobre sus problemas legales en Francia, donde una demanda de Citroën del año 2017 desembocó en una sentencia judicial que en 2020 impedía a Polestar vender sus productos en ese mercado, pese a que era uno de los elegidos por la marca para su desembarco en Europa, tras echar a andar en China. E Ingenlath, de forma escueta, respondía: "Hoy estamos aquí para lanzar Polestar en España". Aquello, lógicamente, sonó en la mente de todos los presentes a 'no hay noticias sobre ese asunto'.