Prevén una próxima solución para uno de los mayores problemas de los coches eléctricos
La fiabilidad de las baterías de los coches eléctricos, pese a ser buena en general, preocupa a muchos usuarios. Si se estropea, cambiarla supone un dineral, aunque esto podría cambiar muy pronto, pues se prevé que el precio del litio siga cayendo
El coche eléctrico sigue generando incertidumbres entre muchos usuarios. Algunas de ellas relativas a la autonomía, los tiempos de recarga o las dudas sobre cómo evolucionará la salud de las baterías con el paso de los años, o el alto coste que supone reemplazarlas cuando se averían. Tanto, que si esto sucede cuando el coche no se encuentra ya en garantía, parece mejor desprenderse del vehículo antes que llevar a cabo la reparación. En resumen, preocupaciones varias que derivan en dudas a la hora de adentrarse en la electromovilidad. Sin embargo, la industria del automóvil avanza rápidamente, y aparecen de vez en cuando brotes verdes en muchos de estos campos. La última esperanza tiene que ver, precisamente, con la sustitución de la batería de los coches eléctricos, una operación que ahora es carísima, pero que muy pronto podría abaratarse. Y el precio del litio es el responsable.
Aunque un coche eléctrico prescinde de decenas de piezas que sí están presentes en un vehículo de combustión, la enorme batería de propulsión es su bien más preciado, y el que más incrementa el precio, con diferencia. En la actualidad, la fiabilidad de una batería ya es buena, pero los fabricantes siguen centrados en aumentar la densidad energética y en mejorar su durabilidad, con el fin de evitar problemas futuros de fiabilidad. De hecho, pronto podríamos disfrutar de una revolución en la fabricación de las baterías, ya que se espera que el precio del litio siga cayendo en los próximos años. Semanas atrás, los expertos de Goldman Sachs explicaban que si en 2023 el litio tenía un precio medio de 141 euros por kWh, en 2026 podría pasar a 76 euros por kWh. Un descenso próximo al 50% que, definitivamente, ayudaría a la paridad de precio entre los coches eléctricos y los de combustión, al margen de posibles ayudas estatales.
A modo de ejemplo, e insistiendo en esa posible caída del litio, la empresa americana Recurrent estimaba recientemente que los precios de las celdas podrían ser de 33 euros por kWh a finales de década. Esto significa que una batería de sustitución de 75 kWh podría costar unos 3.200 euros; y unos 4.500 euros si es de 100 kWh. Tarifas mucho más competitivas que las vigentes, ya que actualmente se estima que reemplazar la batería de un vehículo eléctrico puede costar entre 5.000 y 15.000 euros, según su tamaño, y en función de la marca y el modelo de coche. Por comparar, el reemplazo de un motor tradicional puede oscilar entre los 3.800 euros de un propulsor de cuatro cilindros y más de 9.500 euros en mecánicas de mayor tamaño y rendimiento, según datos de JD Power.
Pero a día de hoy, las sustituciones de batería son pocos frecuentes, y los fabricantes ofrecen garantías duraderas. Otra cosa es que el uso del coche eléctrico sea frenético, pues recientemente fue noticia que un Tesla Model S con 1.960.000 kilómetros, recorridos en Alemania en 10 años de uso intenso, iba ya por su cuarta batería, lo que llevaba en ese caso el kilometraje promedio de reemplazo al medio millón de kilómetros. De hecho, salía mucho peor parado el motor de esta unidad tan particular, ya que desde 2014 iba por su decimocuarto propulsor, después de 13 sustituciones.
¿Qué garantía ofrecen hoy las marcas?
Es habitual que los fabricantes de coches contemplen garantías extensas para las baterías de sus eléctricos. Lexus y Toyota ofrecen una garantía ampliada de 10 años o un millón de kilómetros, siempre y cuando se hagan los mantenimientos anuales en centros autorizados de las marcas. En el caso de Mercedes-Benz es de 10 años o 250.000 kilómetros, salvo en los modelos EQA y EQB, que tienen una garantía de ocho años o 160.000 kilómetros. BYD y Smart también se diferencian de la competencia, ya que su garantía llega hasta los 200.000 kilómetros, pero mantienen los ocho años.
Otra marca que destaca sobre la competencia es Tesla, pero con diferencias entre sus modelos: los Model S y Model X tienen ocho años o 240.000 kilómetros; los Model 3 y Model Y Long Range o Performance ocho años o 192.000 kilómetros; y los Model 3 y Model Y ocho años o 160.000 kilómetros.
Sin embargo, la garantía que más se repite es la de ocho años o 160.000 kilómetros, con un listado de marcas extenso: Abarth, Alfa Romeo, Audi, BMW, Citroën, Cupra, DS, Fiat, Ford, Honda, Hyundai, Jaecoo, Jaguar, Jeep, Maserati, Mazda, MINI, Nissan, Omoda, Opel, Peugeot, Polestar, Porsche, Renault, SEAT, Skoda, Subaru, Toyota, Volkswagen y Volvo. Por debajo, se sitúan Kia y MG, con siete años o 150.000 kilómetros; Land Rover y KGM, con seis años o 150.000 kilómetros; Lexus con cinco años o 100.000 kilómetros; o DFSK, que ofrece 3+1 años o 100.000 kilómetros.
El coche eléctrico sigue generando incertidumbres entre muchos usuarios. Algunas de ellas relativas a la autonomía, los tiempos de recarga o las dudas sobre cómo evolucionará la salud de las baterías con el paso de los años, o el alto coste que supone reemplazarlas cuando se averían. Tanto, que si esto sucede cuando el coche no se encuentra ya en garantía, parece mejor desprenderse del vehículo antes que llevar a cabo la reparación. En resumen, preocupaciones varias que derivan en dudas a la hora de adentrarse en la electromovilidad. Sin embargo, la industria del automóvil avanza rápidamente, y aparecen de vez en cuando brotes verdes en muchos de estos campos. La última esperanza tiene que ver, precisamente, con la sustitución de la batería de los coches eléctricos, una operación que ahora es carísima, pero que muy pronto podría abaratarse. Y el precio del litio es el responsable.
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