Vuelve el 'coupé' más esperado de Europa: Honda revive el Prelude (pero será caro)

El Honda Prelude es uno de esos modelos que dejaron huella en la historia del automóvil. Su primer lanzamiento tuvo lugar en 1978, con el objetivo de ofrecer un coupé deportivo compacto, ágil y emocionante al volante, que combinara prestaciones con un diseño atractivo y un precio que acercase todas estas experiencias a un público más amplio.

Durante más de dos décadas, el Prelude se convirtió en un referente para los amantes de la conducción, caracterizado por su dinámica precisa y por innovaciones que en su momento resultaban pioneras, como la tracción delantera avanzada y los sistemas de suspensión sofisticados. En Europa, la sexta generación marcó el final de su ciclo de ventas allá por el año 2001, dejando un vacío que los aficionados han recordado con nostalgia durante más de dos décadas. Curiosamente, el Prelude siempre mantuvo una base de seguidores fieles, incluso cuando los SUV y otros segmentos comenzaron a dominar el mercado, y su nombre se convirtió en sinónimo de deportividad accesible y placer de conducción.

Pues bien, Japón ha vuelto a escuchar las plegarias de quienes extrañan este tipo de vehículos, cada vez más escasos y, ahora, 25 años después, Honda retoma ese legado que sembró su última cosecha en 2001, con el nuevo Prelude e:HEV, un coupé deportivo que promete mantener la esencia del modelo original mientras incorpora la tecnología híbrida más avanzada de la marca para poder cumplir con las exigencias regulatorias de la actualidad.

¿Acierto u osadía?

El diseño exterior del vehículo transmite dinamismo y fluidez, con proporciones bajas y anchas que enfatizan su carácter deportivo. Su silueta no solo impresiona visualmente, sino que también busca exprimir su aerodinámica, reforzando la sensación de control y estabilidad al volante. Pero, ¿seguirá siendo aquel coupé que enamoraba por agilidad y control?

El comportamiento dinámico que promete el nuevo Prelude e:HEV se apoya en la tecnología de suspensión del, desgraciadamente desaparecido, Civic Type R, complementada con amortiguadores adaptables, un tarado algo menos firme que este y la última versión del sistema de asistencia de conducción ágil (AHA) de Honda. Esto se traduce en una experiencia de conducción ágil, pero también segura, con la precisión que los entusiastas esperan de un coupé de este calibre aunque, ligeramente descafeinado por la cifra de ‘potros’ bajo el capó. Además, el interior está diseñado para sumergir al conductor en un entorno que recuerda a una cabina aeronáutica (o al menos eso dicen en la marca): materiales de primera calidad, diseño funcional y cómodo, pero también deportivo.

Pero si hay algo que es interesante de este interior es uno de sus aspectos más innovadores: el sistema Honda S+ Shift. Este simula las sensaciones de un cambio manual en una transmisión automática. En uso es raro, las cosas como son, pero funcionar funciona y lo hace aún más inmersivo cuando se combina con el control de sonido activo (ASC), sincronizando motor, revoluciones y velocidad para ofrecer una experiencia de aceleración más natural y emocionante. Con ello, el conductor puede utilizar las levas del volante para controlar los ‘cambios’, incluso disfrutando del efecto de frenado del motor al reducir marcha, aumentando la conexión entre vehículo y conductor. Sí, es artificial. Y sí, es medio extraño porque no deja de ser falso; pero al menos han tenido el detalle de querer darle un toque más de conexión usuario-coche al Prelude.

Híbrido, etiqueta Eco y ¿solo 184 CV?

En cuanto al corazón del coche, el Prelude e:HEV se equipa con el conjunto propulsor híbrido completo e:HEV de Honda, fruto de más de 25 años de experiencia en tecnologías híbridas. Este sistema combina un motor de gasolina de 2,0 litros con una transmisión automática de dos motores eléctricos, generando un total combinado real de 184 CV. La potencia se entrega de manera suave y eficiente, garantizando un rendimiento emocionante con una conducción que tira más a lo que podríamos considerar un coche de diario que a uno de disfrute de fin de semana. Una lástima, pero, al mismo tiempo, un acierto para muchos que deseen usarlo más. Además, ofrece cuatro modos de conducción seleccionables mediante un botón: Comfort, GT, Sport e Individual, que ajustan el comportamiento del motor, la suspensión y la dirección para adaptarse al estilo del conductor.

Tengo entendido por distintas fuentes cercanas que ya lo han probado más a fondo, aunque siempre hay que entender esto como una opinión personal, que no le vendría mal algo más de potencia para terminar de redondear el conjunto, aunque se mueve con mucha soltura y es divertido, pero me consta que ese puntito más de potencia harían de él un auténtico placer al volante. Y más con los estándares tan poco entretenidos que están acostumbrados a darnos los fabricantes en la actualidad.

Eso sí, el nuevo Prelude combina rendimiento con practicidad, porque aunque es un coupé, quiere ser medio práctico. Su interior puede acoger cómodamente a cuatro ocupantes, mientras que el portón trasero tipo hatchback permite un maletero de hasta 663 litros, una cifra sobresaliente para un coupé de su categoría. La tecnología también está presente en cada detalle: pantalla de conductor de 10,2 pulgadas personalizable, sistema de infoentretenimiento con pantalla táctil de 9 pulgadas, compatibilidad con Apple CarPlay y Android Auto, y sistema de sonido Bose de 8 altavoces.

Cuándo llegará a España y a qué precio

Honda venderá el Prelude e:HEV en España a partir de febrero de 2026, aunque los pedidos ya están abiertos, y la versión Advance tiene un precio de lanzamiento de 49.500 euros. ¿Son 50.000 euros asequibles para el tipo de coche que es? No especialmente, y su potencia tampoco es algo que haga que destaque en pleno 2026, y más si recordamos que el Toyota GR86, que acaba de dejar de venderse, costaba 34.900 euros y nos daba 234 CV de potencia; o que el aclamado Mazda MX-5, en su versión coupé, con 132 CV, parte de los 35.050 euros. Sí, ninguno tiene tecnología híbrida ni etiqueta Eco, pero ¿de verdad vale tanto una pegatina?