Los secretos de la flota de coches de los reyes Felipe VI y Letizia: sin matrícula y con placas de colores

• Juan Carlos I vendió un Rolls-Royce descapotable de Casa Real a Villar Mir por 210.000 €
• Los Reyes y el Rolls-Royce Phantom IV: uno de los coches más caros del mundo

La flota de coches de la Casa Real española es uno de los aspectos menos conocidos, pero más llamativos, de la institución. Felipe VI y la reina Letizia disponen de un conjunto de vehículos oficiales adaptados a sus necesidades, garantizando su seguridad y movilidad en actos oficiales. Estos coches, asignados a la Jefatura del Estado, forman parte del Parque Móvil del Estado y están diseñados con medidas especiales de protección.

La flota incluye automóviles de alta gama como los Rolls-Royce Phantom IV, utilizados en eventos de gran relevancia, además de modelos más modernos de marcas como Mercedes, Lexus y Audi. En total, la Jefatura del Estado cuenta con 44 vehículos, según la Memoria del Parque Móvil del Estado. Entre ellos hay turismos blindados, furgonetas y hasta un Renault Zoe eléctrico, adquirido en 2021. Estos coches no son propiedad del rey y están destinados exclusivamente a sus funciones oficiales.

TE PUEDE INTERESAR

Hacienda compra a la Casa Real un coche de 454.000 € por vía de urgencia y en secreto

José María Olmo

Uno de los detalles más llamativos de estos vehículos es que los reyes y sus hijas, la princesa Leonor y la infanta Sofía, no los conducen. A pesar de que tanto Felipe VI como Letizia tienen carné de conducir, los trayectos oficiales se realizan con chóferes asignados a la Casa Real. Además, en estos desplazamientos, los coches presentan una característica singular que ha despertado la curiosidad de muchos: la ausencia de matrícula numérica visible.

¿Por qué los coches de los reyes no tienen matrícula?

La razón principal por la que los vehículos oficiales de la familia real no muestran una matrícula numérica es su seguridad. La normativa permite que los coches empleados en los actos institucionales no lleven una identificación alfanumérica convencional, dificultando así su rastreo y aumentando la discreción en sus desplazamientos. Esta medida es común en otras monarquías europeas, como la británica y la neerlandesa, donde los vehículos de los jefes de Estado también están exentos de llevar una matrícula tradicional.

En lugar de la placa numérica, los coches oficiales llevan una matrícula especial con una corona real y un color que varía en función del ocupante del vehículo. Cuando el rey Felipe VI viaja en un coche oficial, la placa es de color granate, en referencia a su escudo de armas. Por su parte, la princesa Leonor utiliza una matrícula azul, un color que representa el Principado de Asturias, del que ostenta el título. Este mismo esquema cromático se refleja en los banderines que se colocan en los vehículos durante los traslados oficiales.

Aunque los coches que utiliza la Casa Real no tienen matrícula, sí están identificados dentro del sistema de seguridad del Estado

La diferenciación de colores no es solo una cuestión estética, sino que responde a una tradición protocolaria dentro de la monarquía. Cuando Leonor asuma el trono, es probable que su escudo de armas y el color de su matrícula oficial cambien. Además, aunque estos coches no llevan matrícula visible, sí están plenamente identificados dentro del sistema de seguridad del Estado, asegurando que su circulación cumpla con todas las normativas necesarias.