Los coches eléctricos también se reciclan, o cómo la industria avanza hacia la economía circular

La economía circular, aquella por la que se pretende transformar el modelo productivo para hacerlo más sostenible y respetuoso con el medio ambiente, se sostiene sobre tres pilares: reacondicionamiento, reutilización y reciclaje. Precisamente este último punto, el del reciclaje, es uno de los que afecta más de cerca al sector del automóvil. Los eléctricos tienen una vida más longeva debido al menor desgaste de sus componentes. Sin embargo, con los años, también será necesario dar una nueva vida a los materiales empleados durante su fabricación, especialmente a sus motores.

El primer paso que se da a la hora de reciclar un vehículo es llevarlo a un Centro Autorizado de Tratamiento, o CAT, que cuenta con profesionales e instalaciones adecuadas para ejecutar este procedimiento de manera sostenible. A grandes rasgos, el proceso de reciclaje de un vehículo en el CAT pasa por tres etapas:

• Descontaminación. En este punto se vacía el coche de todas las sustancias que puedan ser perjudiciales para el entorno. Hablamos de fluidos como aceites, anticongelantes o el líquido de frenos y otros gases. Los residuos se almacenan en envases para que los gestionen empresas autorizadas.
• Despiece. En el siguiente paso, los técnicos retiran todas las piezas que o bien se pueden reutilizar en otros vehículos o se pueden destinar al mercado de compraventa de segunda mano. Podemos toparnos con todo tipo de piezas (desde motores hasta faros) que un técnico se encargará de determinar si se pueden reutilizar.
• Fragmentación y prensado. La estructura restante pasa por una fragmentadora, que es capaz de triturar y separar diferentes materiales. Aquello que no vaya a aprovecharse se lleva a una compactadora, que se encarga de empaquetar el material sobrante en forma de cubo.

Debido a su naturaleza, el reciclaje de un coche eléctrico tiene algunas particularidades. La principal está relacionada con el motor. Los dos tipos más comunes son: los de excitación externa, que emplean una gran cantidad de cobre; y los de imanes permanentes, en cuya composición se encuentran tierras raras como el neodimio, el disprosio o el gadolinio. Los primeros se pueden reciclar con mayor facilidad que los segundos.

• Los motores de excitación externa tienen hasta cuatro veces más cobre que un motor térmico (entre 15 y 30 kilos), según explican desde Renault. La buena noticia es que el cobre se puede reciclar de manera sencilla.
• Los motores de imanes permanentes añaden un reto adicional, ya que el reciclaje de sus componentes se lleva a cabo recuperando los materiales a altas temperaturas. Fabricantes como el francés no utilizan la tecnología de imanes permanentes para eliminar la dependencia de las tierras raras.

De hecho, la marca ya ha puesto en funcionamiento dos centros destinados a afrontar los retos a los que se enfrenta la movilidad en general, y la eléctrica en particular. Conocidas como Refactory, en estas plantas se está investigando la optimización de los recursos, la reducción en el consumo de materias primas y el aprovechamiento de los residuos.

Con una nave en la ciudad francesa de Flins, en funcionamiento desde 2020, y otra en Sevilla (desde 2021), las Refactory están divididas en cuatro áreas: Re-Trofit, cuyo objetivo es alargar la vida útil de los vehículos; Re-Energy, que pretende aportar innovación para reparar baterías eléctricas a la vez que investiga cómo alargar su vida útil; Re-Cycle, que persigue la gestión eficiente de los recursos y del flujo de suministro de piezas y materiales con el objetivo de aumentar la cuota de materiales reciclados o reutilizados, haciendo especial hincapié en las baterías; y finalmente, Re-Start, un área de trabajo que investiga nuevas soluciones para la economía circular.

Los objetivos de ambos centros son ambiciosos. La planta de la capital hispalense, por ejemplo, pretende reacondicionar 10.000 vehículos al año y mil baterías anuales en 2025. Desde el fabricante reconocen que “de esta forma, conseguimos prolongar al máximo el kilometraje de las unidades entregadas, permitiendo que puedan tener varias vidas: como vehículo nuevo, compra de ocasión o carsharing”.

En definitiva, el reciclaje es un paso imprescindible para que la economía circular se integre de lleno en el sector de la movilidad. Un proceso en el que los fabricantes apuestan por la investigación, el desarrollo y la innovación para que la industria sea cada vez más sostenible y las carreteras, más respetuosas con el medio ambiente. Si quieres saber más sobre el ecosistema eléctrico, puedes entrar en el blog de Renault.