Por qué el Mazda3 es un coche diferente (como casi todos los de la marca japonesa)
Por diseño, equipamiento, confort de marcha y equipamiento, el Mazda3 se posiciona como una gran alternativa desde 23.415 euros
Mazda siempre se ha caracterizado por hacer coches diferentes, con tecnologías avanzadas, con grupos mecánicos con una tendencia distinta a la de de sus competidores y con una estética y un posicionamiento en el mercado distinta a la de sus competidores. El nuevo Mazda3 sigue esta tendencia de coche diferente.
Manteniendo esa tendencia de hacer coches diferentes, la marca lanza ahora el nuevo Mazda3, su modelo compacto, que además representa el comienzo de una nueva generación de vehículos marcados una vez más por la diferenciación con respecto a sus rivales. Su estética es completamente nueva, llamativa, con una parte trasera robusta y con unas proporciones que demuestran su máximo dinamismo. Un modelo presentado en el Salón de Los Ángeles, en noviembre pasado, y que ahora llega al mercado español.
Estas proporciones se basan en un coche muy ancho y muy bajo, con un frontal muy afilado, con una gran parrilla y unos faros muy afilados. El resultado que han logrado los diseñadores es magnífico, como pueden comprobar en las fotos que acompañan esta información, aunque siempre es algo muy subjetivo. Lo que creo que sí es cierto es que no se parece a ningún otro coche de su segmento, y eso ya es un gran paso adelante.
Un detalle muy importante en el nuevo Mazda3 es su buena habitabilidad interior. Su habitáculo es muy amplio, consecuencia de una carrocería bastante grande y muy bien aprovechada. De hecho, su longitud es de 4,46 lo que le posiciona entre los más grandes del segmento compacto. A cambio, tenemos un habitáculo muy amplio con buen espacio para las piernas. Incluso la cota de altura es bastante buena.
En este sentido solo hay que hacerle un pequeño pero:el acceso a las plazas traseras. La estética ha primado en este sentido y para conseguir un aspecto más dinámico y deportivo el techo cae en su parte trasera. Eso hace que una persona de más de 1,70 metros de altura tenga que doblarse un poco para poder entrar en esas plazas posteriores.
Algo que sorprende al entrar al vehículo es su gran calidad percibida. Cada uno de los componentes de su interior ha sido estudiado al máximo y se emplean los materiales que proporcionan calidad y buena sensación. Un ejemplo es el material de la parte superior del salpicadero que parece enteramente piel, pero que en realidad es un material plástico de aspecto muy agradable que hasta incluye algo parecido a las costuras. Un material de tacto blando.
También ofrece un completo equipamiento, con la tecnología más avanzada incluyendo la micro hibridación para el motor de gasolina, lo que le permite tener su etiqueta Eco tan importante en estos momentos. En cuanto a sistemas de ayuda, y además del "head up display", de serie en toda la gama, incluye la mayor parte de los sistemas de ayuda más importantes de serie o como un opcional, según los acabados. Todos ellos incluidos en el denominado i-Activesense con tres novedades importantes, detector de fatiga del conductor con cámara, detector de tráfico delantero y asistente de tráfico de crucero.
La gama inicial de este nuevo modelo es un poco limitada, ya que solo se ofrece una variante de gasolina de 122 caballos y una diésel de 116 CV. Son motores que, al menos sobre el papel resultan poco potentes. Pero tras conducir ambas versiones les puedo asegurar que son más que suficientes para el 95% de los usuarios. El diésel de 116 caballos ofrece una muy buena elasticidad y un gran confort de conducción, quizá lo más importante con las condiciones actuales de las carreteras. El manejo del cambio es poco necesario, porque el motor empuja con fuerza desde pocas vueltas.
En cuanto al propulsor de gasolina, y tras hacer más de 100 kilómetros por carreteras portuguesas, me parece realmente sorprendente. Son solo 122 caballos, una cifra algo justa con lo que ofrecen los coche actuales, pero que dan el suficiente empuje y que permiten rodar con una buena agilidad. Como les decía al principio, Mazda hace siempre todo de manera diferente, y por ello este motor no es un turbo, como la mayor parte de sus rivales, sino un atmosférico.
A cambio, el motor aporta un sistema microhíbrido que permite optimizar el consumo y reducir las cifras de emisiones. Además, esta motorización cuenta con la etiqueta ECO de la DGT en el mercado español, lo que supone una interesante ventaja para que sus usuarios puedan acceder al centro de las ciudades que tienen algún tipo de limitación.
Ambos motores van asociados, de serie, con una caja de cambios manual de seis marchas que, como es habitual en el resto de modelos de la gama de Mazda, es excepcional. Lo es por los recorridos de su palanca de cambios, muy cortos y con unos movimientos muy precisos. Es casi imposible cometer un error en el cambio a poco que se haga medianamente bien. Además, es muy rápido y permite sacar el máximo rendimiento a cualquiera de los dos motores.
Tanto para el diésel como para la versión de gasolina está disponible un cambio automático de seis marchas. No es de doble embrague sino uno más clásico de convertidor de par, pero su funcionamiento es tan bueno que es fácil pensar que es de doble embrague.
Ambas versiones, ya sea el diésel o gasolina, y con el cambio manual o automático, ofrecen un comportamiento dinámico realmente bueno. Se mueve muy plano, con unas suspensiones bastante firmes, capaces de reducir hasta prácticamente cero los balanceos de la carrocería. Pero al mismo tiempo no son unas suspensiones secas y por ello también es un coche muy confortable. Y su precisión de guiado es máxima.
Ese confort de marcha que proporciona, y que está al nivel de los compactos premium, se debe a unas suspensiones muy bien calibradas, pero sobre todo por el gran silencio reinante en su interior. Este silencioso habitáculo se consigue incluso rodando a velocidad alta y ni siquiera la variante diésel tiene un nivel sonoro que resulte incómodo en algún momento.
Me ha gustado mucho, en esta primera toma de contacto, el puesto de conducción, en el que encontramos un cuadro tradicional con tres relojes. Eso es lo que parece, aunque en realidad lo que encontramos es un cuadro clásico con tres relojes en el que los dos de los extremos si son analógicos pero el del centro es una pantalla. En esa pantalla rectangular, de 7 pulgadas configurable, una de las opciones es un reloj de aspecto analógico como velocímetro.
Sin embargo, el conductor puede elegir otras opciones de visionado con una información más completa. Además, todas las versiones para el mercado español tendrán de serie el sistema 'head up display' que aporta mucha información al conductor de manera muy sencilla. este sistema ofrece mayor seguridad al no tener que separar la vista de la carretera. Y se completa el apartado de sus pantallas con otra en el centro de la consola de 8,8 pulgadas táctil.
El Mazda3 que ahora se pone a la venta tiene, como les decía principio, una gama escasa ya que solo está disponible con una variante de carrocería, la compacta de cinco puertas y dos motores pequeños, aunque más que suficientes.
Pero esta gama va a crecer mucho en los próximos meses. Primero llegará una segunda variante de carrocería de tipo berlina con un tercer volumen de maletero separado. Si el de cinco puertas es un modelo moderno y llamativo, diferente y con mucha personalidad, esta variante berlina es lo contrario, más clásica. La denominación oficial es la de Sedán e incorpora una carrocería más elegante, aunque incorporando todos los elementos de diseño del nuevo Mazda3 compacto. Estará a la venta desde junio.
La otra gran novedad que se ofrecerá en el Mazda3 no llegará hasta el próximo otoño, cuando se lanzará el nuevo motor Skyactiv-X. Es un propulsor revolucionario, con una potencia de 180 caballos cuya gran novedad es que funciona por compresión pese a tratarse de un motor de gasolina. Es una gran innovación en un motor que los técnicos de la marca japonesa definen como un motor de gasolina, con el comportamiento de un gasolina clásico, pero con los valores de consumo y con la elasticidad desde pocas vueltas de uno diésel. Es decir que combina lo mejor de los propulsores diésel junto a lo mejor de los de gasolina. Estas versiones Skyactiv-X contarán con tracción total i-Active con reparto de par independiente a cada una de las cuatro ruedas en función de las circunstancias.
La marca japonesa tiene con el nuevo Mazda3 un buen argumento para mantener su crecimiento. En concreto, en el mercado español ha pasado de vender 4.599 coches en el año 2012 a superar las 21.000 unidades al cierre de 2018. Este Mazda3, su variante Sedán y sus motores Skyactive-X serán un nuevo argumento comercial. También se sumará un nuevo todocamino compacto que se presentará en el Salón de Ginebra y del que por el momento se mantiene un gran secreto. La semana que viene, desde Ginebra, ya les contaremos del nuevo modelo.
La gama para el mercado español se basa, de momento, en la carrocería de cinco puertas y en tres acabados, Origin de acceso, Evolution y Zenith como tope de gama. Y en los motores gasolina de 122 CV y diésel de 116 CV. El cambio automático supone un sobrecoste de 1.800 euros. Estos son los precios recomendados:
- Mazda3 Skyactiv-G 122 CV Origin, 23.415 euros.
- Mazda3 Skyactiv-G 122 CV Evolution, 24.315 euros.
- Mazda3 Skyactiv-G 122 CV Zenith, 26.115 euros.
- Mazda3 Skyactiv-D 116 CV Origin, 25.415 euros.
- Mazda3 Skyactiv-D 116 CV Evolution, 26.315 euros.
Mazda siempre se ha caracterizado por hacer coches diferentes, con tecnologías avanzadas, con grupos mecánicos con una tendencia distinta a la de de sus competidores y con una estética y un posicionamiento en el mercado distinta a la de sus competidores. El nuevo Mazda3 sigue esta tendencia de coche diferente.
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