El plan estratégico de Harley-Davidson para poder sobrevivir

Harley-Davidson se puso en la diana de Donald Trump cuando anunció que trasladaría parte de su producción fuera de Estados Unidos, debido al aumento de los aranceles por parte de la Unión Europea a determinados productos norteamericanos, tras el incremento de las tasas al acero y aluminio europeo por parte de la administración Trump.

La reciente visita de Jean Claude Juncker, presidente de la Comisión Europea, a Washington ha permitido suavizar la tensión por medio de un acuerdo para que Europa importe gas natural y soja de Estados Unidos. Pero más allá de la siempre folclórica exhibición de Trump, los nuevos acuerdos entre Estados Unidos y la Unión Europea no cambian nada para Harley, que ya ha lanzado un plan estratégico orientado a asegurar su supervivencia. Meses atrás, Harley-Davidson había confirmado la deslocalización de su planta de Kansas City para trasladar la producción a Tailandia. "Si se van será el principio del fin", dijo el presidente norteamericano a través de su cuenta en la red social Twitter. “Pagarán más impuestos que nunca”, anunció Trump.

Harley-Davidson ha presentado su plan con un simbólico nombre: 'More Roads to Harley-Davidson' (Más caminos para Harley-Davidson). Supone una inversión de entre 577 y 706 millones de euros hasta 2022, confiando en que en esa fecha se incremente en más de 850 millones de euros su facturación anual, en comparación con la de 2017.

Esos nuevos caminos de Harley-Davidson quedan marcados por la aparición de nuevos modelos y la apertura de la marca a otros segmentos de la industria motociclista que hasta ahora no había explotado, ya que la firma norteamericana se ha centrado casi exclusivamente en modelos custom. Es bien conocido su proyecto de moto eléctrica, LiveWire, que ya está en fase de pruebas y llegará al mercado en 2019, y que se verá completada en 2022 con la incorporación de otros modelos eléctricos más ligeros.

Lo verdaderamente revolucionario en Harley llega con el desarrollo de dos nuevos modelos: una streetfighter de 975 cc, que será el punto de partida de una nueva saga de motos deportivas compuesta por nueve modelos de entre 500 y 1.250 cc, y una trail de 1.250 cc denominada Pan America, ambas concebidas para 2020. La base mecánica serán los nuevos motores bicilíndricos con refrigeración líquida y cárter único, que marcarán un antes y un después en la marca. Además, la gama custom también se verá beneficiada por estos cambios y recibirá nuevos modelos y una completa renovación mecánica.

El mercado europeo

Es un error pensar que todos estos cambios de Harley tienen su origen en la cuestión arancelaria. La trifulca con Trump es anecdótica, pero llamativa, y ha sido meramente casual su proximidad en el tiempo con el anuncio del nuevo plan estratégico del fabricante. En realidad hay una cuestión de fondo crucial para Harley, especialmente pensando en el mercado europeo, y es su necesidad de adaptación a la futura normativa Euro5, que entrará en vigor en 2020.

Si no llega a tiempo, Harley se puede quedar fuera de juego en Europa, uno de los mercados más importantes para la marca, donde no ha sufrido las importantes pérdidas que arrastra en Estados Unidos, Canadá y Asia/Pacífico. En los últimos años, sólo el mercado Latinoamericano parece un terreno próspero para el fabricante.

Asegurarse Europa supone cumplir con la temida Euro5, que pende como una espada de Damocles sobre toda la industria motociclista. En cuestiones del (in)cumplimento de la normativa medioambiental, Harley-Davidson ya cuenta con el precedente de la sanción de 12 millones de dólares impuesta por la EPA, la agencia de protección medioambiental de Estados Unidos, en 2016.

Lo que hizo Harley entonces fue vender un dispositivo que camuflaba el volumen de las emisiones contaminantes en las revisiones de la EPA –algo así como nuestra ITV–, llegando a comercializar más de 340.000 dispositivos. Además, en compensación por los daños provocados, Harley tuvo que invertir otros tres millones de dólares en una campaña de sustitución de las calderas de leña por otras menos contaminantes en Estados Unidos.