Opel se adapta al mercado SUV con el Grandland X y su buen precio final

Tras el Mokka y el Crossland, sus dos todocamino pequeños, la marca Opel lanzó al mercado en 2017 su modelo más importante, el Grandland X, el modelo compacto para competir en igualdad de condiciones con el Nissan Qasqhai, referencia en el segmento e inventor de esta nueva categoría de vehículos. Es un modelo muy interesante, porque ofrece una buena habitabilidad interior, un estilo diferente y una muy buena relación calidad/precio. Lo que no ofrece son detalles exclusivos, como sí tiene su hermano el Peugeot 3008.

La verdad es que los técnicos de Opel han trabajado rápido y muy bien, porque han conseguido utilizar la misma plataforma que emplea el nuevo Peugeot 3008, pero al mismo tiempo han logrado que su modelo firmado con el anagrama de Opel no se parezca en nada al modelo francés, pese a emplear la misma plataforma y muchos componentes iguales. Esto se refiere tanto a su exterior como al interior.

Por fuera no hay detalles comunes y dentro lo que más cambia es su cuadro de instrumentos. De hecho el 'i-cockpit', elemento clave de la personalidad del modelo de Peugeot, se ve sustituido por un cuadro de instrumentos tradicional y por un volante de dimensiones normales. En el interior se aprecia otro cambio importante en la calidad de los materiales. Si en el Peugeot se ha hecho una selección de muy buenos materiales para posicionar el 3008 en la parte más alta del segmento, en el caso del Grandland X se ha buscado lo contrario, un acabado más estándar. Con ello, lo que se pretende es reducir su precio a cambio de una terminación buena, pero algo menos lujosa.

A nivel mecánico, la gama del Grandland es por el momento algo justa. Y es que solo se ofrece con un motor de gasolina, un tres cilindros con 130 caballos que ofrece un empuje más que suficiente para moverse con soltura con este modelo, y dos variantes de gasóleo. En este sentido, los dos propulsores, que corresponden a los más buscados del mercado, son los de 120 y 177 caballos de la familia BlueHDI, y por ello motores modernos y muy poco contaminantes. Lógicamente, los tres motores son del grupo PSA, motores empleados ya en numerosos vehículos de las gamas de Peugeot y Citroën. Eso sí, pronto se va a ampliar la gama con una interesante versión movida por GLP y también la marca ha anunciado, aunque sin dar datos concretos sobre potencia, autonomía y demás, que a lo largo del año ampliará la gama con una opción híbrida enchufable.

Como les decía, la versión que hemos probado es la variante de acceso que emplea el motor tricilíndrico de 1,2 litros. Es un motor muy interesante porque ofrece mucho par y si se hace una conducción racional, sin pisar en exceso el acelerador, podemos conseguir unas buenas cifras de consumo. Eso sí, al menos en teoría, parece que es un propulsor algo justo para mover este vehículo, que es bastante pesado. Pero la combinación de la vivacidad del motor y de un cambio de marchas manual bastante rápido permite moverse con agilidad con este Grandland X.

Como ocurre con la gama todocamino del Grupo PSA, tampoco este Grandland X ofrece ni opcionalmente la tracción 4x4. En su lugar se puede optar por el denominado Grip Control, un sistema que permite mejorar las condiciones de tracción del vehículo sobre terrenos deslizantes. Pero es un sistema que se basa en la tracción delantera del vehículo. En este caso, y gracias al Grip Control, el conductor puede seleccionar entre diferentes modos de conducción y el sistema ajusta el funcionamiento del control de tracción a estas nuevas condiciones, mejorando con ello su tracción y sin necesidad de un aumento de costes de adquisición o de consumo.

Poco aventurero

En cualquier caso, y ya sea una versión equipada con el Grip Control o sin él, el Grandland no es un vehículo pensado para hacer una conducción fuera de carretera de manera habitual. Con su altura libre al suelo limitada y sus posibilidades de tracción, es solo un vehículo pensado para salir de una situación apurada por una pista, pero para poco más. La realidad es que son pocos los clientes que buscan en un todocamino ciertas posibilidades camperas.

Para los pocos clientes que buscan este comportamiento algo más aventurero, sin duda hay coches mejor adaptados a un uso más campero que este Grandland X. Como una alternativa a un modelo compacto, pero más alto, con mejor visibilidad y más cómodo de acceder al interior y con un estilo más llamativo, es una muy buena alternativa.

Como todos los coches modernos, ofrece un equipamiento bastante completo pero también están disponibles numerosas opciones. Quizá las dos más interesantes son el Grip Control y el 'pack' Safety Plus. El primero de ellos es el sistema de mejora de la capacidad de tracción que incluye también unas llantas de 18” y unos neumáticos M+S que mejoran la adherencia en condiciones difíciles. Este 'pack' cuesta 600 euros.

El otro sistema interesante incluye sensores de lluvia y de falta de luz para encender automáticamente los limpiaparabrisas o las luces, el sistema de mantenimiento activo del carril y el de frenado de emergencia con aviso de poca distancia de seguridad con el vehículo de delante. Todas estas tecnologías suponen un sobreprecio de 500 euros y una notable mejora de la seguridad activa del vehículo.

Ficha técnica

• Motor: tres cilindros en línea.
• Potencia máxima: 130 CV a 5.500 rpm.
• Par máximo: 230 Nm desde 1.750 rpm.
• Caja de cambios: manual de seis marchas.
• Cilindrada: 1.199 cc.
• Combustible: gasolina.
• Velocidad máxima: 188 km/h.
• Aceleración de 0 a 100 km/h: 11,0 segundos.
• Tracción: delantera.
• Consumos homologados (urbano/ extraurbano/ mixto): 6,0/ 4,5/ 5,1 litros.
• Dimensiones (longitud/anchura/altura), 4,48 x 1,86 x 1,60.
• Capacidad maletero: 514 litros.
• Peso en vacío: 1.340 kg.
• Precio: 22.250 euros (versión de acceso)