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La gran revolución del automóvil: eléctrico, autónomo y conectado a internet
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la NUEVA ESTRATEGIA PASA POR EeUU Y ASIA

La gran revolución del automóvil: eléctrico, autónomo y conectado a internet

Google, Apple y Microsoft o Samsung, LG y Panasonic serán los nuevos líderes mundiales del sector de automoción en los próximos años. Ellos deciden cómo se hacen los coches

Foto: Concept 26, el futuro según Volvo Cars
Concept 26, el futuro según Volvo Cars

El sector del automóvil está en una fase de profundos cambios que van a cambiar no solo la manera de conducir los vehículos sino también los protagonistas de un sector que desde su puesta en marcha, a finales del siglo XIX, siempre ha tenido un protagonismo muy europeo.

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El automóvil fue un invento que básicamente se creó en Europa en el último tercio del siglo XIX, con muchas marcas artesanas que desarrollaban sus vehículos casi únicos. No era un sector industrial sino más bien un gremio artesano más. La primera gran revolución llegó desde Estados Unidos, cuando Henry Ford puso en marcha, a principios del siglo XX, un nuevo concepto para el automóvil, la producción en serie con el Ford T.

Con el paso de los años, la industria del automóvil llegó a convertirse en un sector industrial muy importante a nivel mundial en el que las grandes marcas, Toyota, Mercedes, Renault, Peugeot, General Motors o Volkswagen, pasaron a ser importantes multinacionales con un poder casi imparable.

El fabricante del vehículo lo que hacía era desarrollar y comercializar el modelo, pero luego cada componente del mismo lo hacía una empresa fabricante de componentes integrada en la llamada industria auxiliar. Pero el mando siempre estaba en manos de la marca del vehículo que negociaba con sus suministradores sobre faros o neumáticos, o cuadros de instrumentos o sobre navegadores.

Esto es lo que va a cambiar radicalmente en los próximos años. La razón hay que buscarla en la forma en la que evoluciona el automóvil. Hasta ahora, el coche era un objeto movido por un motor de gasolina o diesel, con su caja de cambios, con unas suspensiones, una dirección y demás. Y el que combinaba todos estos elementos era el fabricante del coche, el que ponía el sello con su marca. Todo el poder estaba, por ello, en manos de la marca.

Ahora los coches están conectados con internet, pero los “fabricantes del software” ya no son meros suministradores de unos equipos, sino que son los que imponen las normas. Google, Apple o Microsoft son los que deciden cómo hay que hacer los coches. Poco a poco, las decisiones empiezan a tomarse en el Silicon Valley, en lugar de en Wolfsburg o en Turín o en París. Ni siquiera se toman en Tokio o en Seúl.

Pronto el coche también será autónomo, no necesitará de un conductor para llegar al destino. Para ello, cada vehículo tendrá que conectarse permanentemente con las infraestructuras de la red viaria y con los otros vehículos para tener el máximo de información en todo momento. Y sobre todo, llevará instalados un montón de sensores, cuyos datos, analizados en tiempo real, permitirán esa conducción autónoma segura.

Tanto la conexión con internet como la conducción autónoma pasa por la informática, la gestión de datos, los sistemas operativos y en esos temas la única industria potente en el mundo está en Estados Unidos. Y sus grandes protagonistas se llaman Google, Apple o Microsoft. En cien años la industria del automóvil ha pasado de estar controlada por las tres grandes norteamericanas de Detroit, General Motors, Ford y Chrysler, a estar dominada por las tres grandes de la informática del Silicon Valley, Google, Apple y Microsoft, aunque la sede de esta última está en Seattle.

Hay otro foco importante en la evolución del automóvil que en este caso lleva hacia Asia. El coche del mañana, sin duda, será 100% eléctrico. Ya sea por sus baterías, por el empleo de hidrógeno para producir electricidad o por sus paneles solares, pero el coche del futuro se moverá con electricidad. Y en este terreno las empresas más fuertes en estos momentos son las compañías asiáticas.

El coche es un protagonista clave del internet de las cosas. Pero ¿cuál es la situación actual de ese concepto de internet de las cosas?. Pues según explica Germán López Madrid, presidente de Volvo Cars España, “es un hermoso caos. Está en el proceso de afinar sus diferentes propuestas de reproducir una composición coherente y ofrecer soluciones abiertas que resulten atractivas para empresas y consumidores”.

La evolución del internet de las cosas se enfrenta a varios problemas, entre ellos la falta de infraestructura compartida, las pocas plataformas de código abierto, la falta de estándares, el control de los datos y el intercambio de los mismos. Pero también un factor importante, la duración de las baterías de los dispositivos conectados a internet: se estima que en el año 2020 habrá 24.000 millones de dispositivos conectados. Y para conectarse, todos estos aparatos tendrán que disponer de una batería.

Según explica López Madrid, “los nuevos dispositivos conectados producirán nuevos tipos de datos y con ellos cambiará nuestra vida. El Internet de las Cosas ayudará a ganar eficiencia empresarial, aprovechar la inteligencia de una amplia gama de equipos, mejorar las operaciones y aumentar la satisfacción del cliente. También tendrá un profundo impacto en la vida de las personas y mejorará la seguridad pública, el transporte y la salud con mejor información y con unas comunicaciones más rápidas”.

El internet de las cosas también va a cambiar los hábitos de movilidad de las personas. La movilidad compartida, los servicios de conectividad, y las actualizaciones de las funciones podrían ampliar las reservas de ingresos de automoción en torno a un 30%, lo que sumaría 1,5 billones de euros. Pero pese a la movilidad compartida, se estima que las ventas de coches seguirán creciendo aunque a un menor ritmo, un 2% anual.

Para López Madrid, “el concepto de la movilidad de los consumidores está cambiando de manera que hasta uno de cada diez coches vendidos en 2030 serán potencialmente un vehículo compartido, lo que supondrá la creación de un mercado con soluciones de movilidad aptas para ese fin. La tecnología será clave en el futuro de la movilidad y del automóvil. Varios estudios apuntan que en 2030 el 15% de los coches vendidos serán 100% autónomos. Y los vehículos eléctricos, que ya son una realidad, se irán implementando en función de las regiones y de sus infraestructuras”.

El sector del automóvil está en una fase de profundos cambios que van a cambiar no solo la manera de conducir los vehículos sino también los protagonistas de un sector que desde su puesta en marcha, a finales del siglo XIX, siempre ha tenido un protagonismo muy europeo.

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