Mitsubishi Outlander, una cura estética

Mitsubishi ofrecerá desde el próximo mes de octubre un nuevo Outlander, un todocamino con capacidad para hasta siete personas y con dos motorizaciones diferentes, diesel e híbrido enchufable o PHEV. El diesel llegará en octubre mientras que para el híbrido habrá que esperar hasta diciembre. De momento, no hay precios oficiales.

Esta es la cuarta generación de un modelo importante dentro de la gama de Mitsubishi para el mercado español europeo, que representa el concepto del vehículo todocamino grande, por encima del ASX. Es un modelo que ha cambiado mucho desde su primera generación que representaba un vehículo con carrocería de tipo familiar pero con capacidades de uso fuera del asfalto. Aquel coche se presentó en junio de 2001.

La segunda generación, de aspecto más campero, más alto y más grande también, introdujo la posibilidad de llevar los siete asientos y fue la base de la colaboración con el grupo francés PSA con dos modelos gemelos del Outlander de Mitsubishi. Estos fueron el Citroën C-Crosser y el Peugeot 4008. Esta segunda generación se lanzó en el año 2005.

Tras ella vino una tercera generación, en el año 2012, también con la posibilidad de siete asientos, con unas líneas mucho más suaves, más redondeadas, y que como gran novedad incorporaba una tecnología híbrida enchufable. Ahora llega una nueva generación, la cuarta, con notables cambios en su estética y con pequeñas modificaciones y mejoras en su mecánica y su comportamiento.

Hay algunos cambios estéticos, sobre todo en su parte frontal, que ahora tiene una mayor personalidad, con una forma más en punta y con diferentes elementos que contribuyen a proporcionar una mayor personalidad al modelo. Entre ellas unas defensas con cierto parecido a las que emplea el Montero.

En cuanto a su parte trasera, también es mucho más bonita y llamativa, más ligera y menos discreta. Y es que si había un detalle que al menos a mí no me gustaba mucho del anterior Outlander eran esas formas redondeadas y un poco anodinas. Ahora, el nuevo tiene bastante más personalidad.

Estéticamente, el nuevo modelo es 40 mm más largo que su antecesor hasta los 4,7 metros, y Mitsubishi asegura que hay más de 100 modificaciones que se han introducido en esta nueva gama. Unos cambios que se notan sobre todo en el frontal, que incorpora los nuevos faros de LED en las luces diurnas, nuevas llantas y acabados cromados que le proporcionan una mayor personalidad.

A bordo también se pueden ver los cambios, con nuevos asientos deportivos que sujetan mejor el cuerpo en las zonas viradas como las que utilizamos durante nuestra toma de contacto, y novedosos acabados. También se mejora el sistema de navegación para hacerlo más intuitivo y fácil de utilizar. Y en general el nuevo modelo gana mucho en un aspecto tan importante como es la calidad percibida.

Pero donde los cambios son más destacables es en su comportamiento, como hemos podido comprobar en una primera toma de contacto por tierras barcelonesas. Lo más llamativo es el trabajo de los ingenieros de Mitsubishi para insonorizar el modelo. El anterior Outlander en su versión diesel era bastante ruidoso, con un motor un poco tosco. Este es un problema que se ha resulto completamente, ya que ahora han desaparecido los ruidos y las vibraciones. Y eso a pesar de que el motor es casi el mismo, pero con pequeñas modificaciones.

Otro cambio importante que hemos podido notar en esta primera toma de contacto es que el todocamino japonés pisa mejor sobre el asfalto, mientras que los balanceos, que antes eran algo exagerados, se han reducido drásticamente. Para ello se han introducido algunos retoques en el chasis y en las suspensiones.

En su aspecto mecánico, la versión que llegará primero al mercado del nuevo Outlander será la diesel, con un motor de 2.2 litros de cilindrada que proporciona 150 caballos y que ya cumple la normativa Euro 6. Asociado con su sistema de tracción a las cuatro ruedas ha homologado un consumo medio de 5,8 litros/100 km.

Pero sin duda la versión más importante del Outlander, por su tecnología, es el híbrido enchufable o PHEV según su denominación en inglés. Una versión que en el año 2014 representó más del 50% de las ventas del Outlander en Europa. Se trata de un vehículo que combina un motor de gasolina de 120 caballos en posición delantera, con dos motores eléctricos de 82 caballos cada uno, uno en posición delantera y otro trasero.

La potencia máxima combinada utilizable es de 203 caballos, mientras que su consumo homologado es de 1.9 litros a los 100 kilómetros, el mismo que en la generación anterior. Lo que si se ha logrado es reducir ligeramente las emisiones de CO2 desde los 44 g/km de su antecesor a los 42 del actual gracias a la reducción de las fricciones en el motor de gasolina.

Durante la toma de contacto también hemos podido conducir esta variante híbrida enchufable en un entorno de carretera menos apropiado para este tipo de tecnología que el de la ciudad. Es un coche agradable de manejar, silencioso y con una muy buena respuesta al acelerador.

En cuanto a su sistema de tracción, el Outlander incorpora el denominado S-AWC, que ofrece cuatro modos de conducción diferentes, el AWC-Eco que transmite la potencia solo a las ruedas delanteras para con ello reducir el consumo cuando se circula por buenas carreteras sin problemas de adherencia.

Además de este modo más ecológico ofrece tres tipos de conducción. El normal con el que transmite el par a cada una de las cuatro ruedas en función de las circunstancias, el modo snow, o nieve, que permite aceleraciones más suaves con una menor entrega de par y por último el modo “lock” con el que se bloquea la tracción en las cuatro ruedas. Con este modo se puede sacar el máximo partido del modelo de Mitsubishi en una utilización más campera.