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8 marchas para reducir el consumo
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PRUEBA VOLVO V40 D4 AUTOMATICO

8 marchas para reducir el consumo

Buena estabilidad, máxima seguridad y un eficiente motor de 190 CV con un consumo de 4,2 litros

Volvo tiene en el V40 un interesante vehículo del segmento compacto con el que poder luchar en igualdad de condiciones y con buenos argumentos frente a modelos como el VW Golf, o los modelos más premium como el Mercedes Clase A, el BMW Serie 1 o el Audi A3. Un coche muy equipado, con mucha personalidad, y que con la incorporación del cambio automático de ocho marchas ha ganado muchos enteros.

Nuestra prueba de este semana corresponde a un vehículo muy interesante aunque también poco conocido como es el Volvo V40. Quizá lo más destacable es su gran personalidad, con esa zaga de aspecto muy diferente a la del resto de modelos del segmento, con cierto aire de modelo familiar. Una estética, por ello, muy diferente. Y el otro aspecto destacado, sin duda es su seguridad, un tema en el que la marca sueca siempre cuenta con una cierta ventaja.

Los vehículos compactos generalmente recurren a un diseño exterior muy continuista con respecto a sus antecesores, y bastante poco expresivos. Tal es el caso del nuevo Golf, o del Megane, el Ford Focus o el Opel Astra, que más que cambiar lo que hacen es evolucionar con el paso de los años. Los que sí han cambiado bastante más han sido los modelos del grupo PSA, el Peugeot 308 y el Citroën C4. Pero el Volvo V40 se sale de este continuismo.

Con los compactos premium, entre los que lucha este modelo de Volvo, ocurre algo parecido, con el Audi A3 muy renovado mecánicamente pero con una estética muy similar y el BMW Serie 1, más eficiente, más dinámico, pero casi igual de estética. Sólo el nuevo Clase A ha aportado al segmento un estilo diferente, mucho más juvenil y moderno, con una estética mucho más dinámica.

Por el contrario el Volvo V40 es un coche más rompedor en su estética. Y es totalmente diferente a su antecesor hasta por el concepto, ya que el anterior Volvo V40 de hace cinco años era un modelo de tipo familiar y ahora es simplemente un compacto. Es un coche llamativo, gracias a su frontal afilado, con la rejilla típica de la marca, pero con formas muy marcadas, con su línea de cuña lateral y con una zona posterior realmente vistosa.

Su interior destaca por transmitir una sensación de muy buena calidad, con materiales cuidados y con el acabado de un coche del segmento Premium que es lo que siempre ha sido la marca sueca. Sus plazas delanteras son muy confortables y amplias, con asientos que sujetan muy bien el cuerpo. Las traseras son algo más justas, sobre todo en lo que se refiere a espacio para las piernas en dichas plazas. Por el contrario si están bien en cuanto a su anchura, ya que se utiliza muy bien el espacio en dicha zona y son satisfactorias en cuanto a altura. El viajero no se sentirá agobiado por el techo.

La habitabilidad de este V40 está bastante bien conseguida para el tamaño del vehículo, pero su maletero es algo justo. O dicho de otra forma, está por debajo de sus rivales más directos en el segmento compacto del mercado con los 335 litros que cubica. En cualquier caso, es un habitáculo bien aprovechado en el que lo más destacable es la buena sensación de calidad que transmite a sus ocupantes.

El puesto de conducción es muy bueno. Y lo que más llama la atención es su cuadro de instrumentos ajustable en función de los gustos de su conductor. Dispone de un reloj central fácilmente visible, a su lado dos pequeñas tiras iluminadas y otras dos más exteriores, en los que el conductor encontrará información de los consejos que nos da el coche para subir o bajar marchas, y en el lado izquierdo el medidor del carburante. Lo que más me gusta del interior es esa consola central, por delante de la palanca del cambio, muy fina y elegante.

Vayamos ya con su mecánica. El V40 que hemos probado esta vez es el D4 automático. El motor es un diesel de buenas prestaciones y una gran eficiencia de uso, aunque quizá tiene un funcionamiento algo tosco en la manera de entregar su par. En cualquier caso, ofrece el valor de par máximo desde las 1.750 revoluciones lo que le hace un coche bastante fácil de conducir. Es un motor que está más cómodo subiendo desde pocas vueltas que acelerando en la parte alta, donde por encima de las 3.000 vueltas se muestra muy plano.

Esta pequeña limitación es solo testimonial ya que la eficacia de su cambio hace que no sea necesario que suba más de vueltas. Si lo llevamos en el modo automático, lo más lógico en este modelo, lo normal es que al poco tiempo de salir de un semáforo al ponerse verde, ya circulemos en cuarta o quinta, y con independencia de la velocidad a la que circulemos. Además, gracias a disponer de ocho marchas, tiene unos desarrollos muy largos, con casi 65 km/h en octava marcha.

Lo mejor del coche sueco, y en concreto de esta versión con el cambio automático, es su consumo de carburante. Sobre todo si analizamos esas cifras frente a sus prestaciones. Consumo homologado de 4,2 litros, lo que hace posible que si conducimos suave podamos estar rodando por debajo de los cinco litros reales. Y si vamos por carretera a las velocidades legales entonces esta cifra puede bajar aún más. Lo mejor es que circulando suave en ciudad podremos ir comprobando cómo casi siempre iremos en quinta o sexta marcha, y ahorrando carburante.

Pero es que hay que tener en cuenta que llevamos bajo el pedal del acelerador nada menos que 190 caballos que siempre estarán ahí para cuando queramos acelerar. No es un coche de enfoque muy deportivo, sino que más bien está pensado para un usuario más familiar, pero su velocidad máxima de 215 km/h ya deja bastante claro que no es un coche muy tranquilo.

Hay un detalle importante en relación con este modelo, y es que pese a tratarse de un compacto del segmento Premium y con 190 caballos de potencia, en realidad es un vehículo que está exento del pago del Impuesto de Matriculación al tener una cifra de emisiones homologada de 109 g/km, un valor realmente bajo.

Su comportamiento dinámico es excelente y las sensaciones que transmite a su conductor son las de llevar un coche que está materialmente pegado al suelo. Es un coche muy bajo, que además va muy cerca del suelo. Por ello, y por unas suspensiones bien calibradas, no hay balanceos. También destaca por el tacto de su dirección, muy agradable en su utilización, que transmite muchas sensaciones a través del volante de lo que ocurre en la carretera y muy precisa. Y eso pese a que los neumáticos de nuestra prueba tenían un perfil bastante alto, al llevar llanta de 16 pulgadas y con un perfil bajo de goma.

He dejado para el final el tema de la seguridad, y es que su equipamiento en este sentido es realmente espectacular. Lo primero de todo su airbag de peatones, un sistema que reduce las lesiones en caso de un atropello gracias a un sistema que levanta el capó delantero e hincha un airbag en la parte inferior del parabrisas. Es el primer compacto que lo montó hace más de dos años.

Pero tiene más cosas llamativas, por ejemplo el City Safety que permite evitar o al menos reducir los daños de un accidente por alcance. Este interesante sistema de seguridad avisa con unas luces rojas en el cuadro y en el parabrisas, para que el conductor reduzca la velocidad, pero si este no lo hace el propio sistema se encarga de frenar el coche cuando el accidente parece ya inevitable.

Por supuesto control de tracción y ESP de última generación forman igualmente parte de su equipamiento de serie. Y también puede contar con el sistema de detección de peatones, un complemento perfecto para el airbag de peatones, que permite circular más tranquilo en zonas urbanas. Y por su puesto otras opciones como el BLIS o avisador de ángulo muerto, el de cambio involuntario de carril, el control de crucero adaptativo o el asistente de aparcamiento.

Volvo tiene en el V40 un interesante vehículo del segmento compacto con el que poder luchar en igualdad de condiciones y con buenos argumentos frente a modelos como el VW Golf, o los modelos más premium como el Mercedes Clase A, el BMW Serie 1 o el Audi A3. Un coche muy equipado, con mucha personalidad, y que con la incorporación del cambio automático de ocho marchas ha ganado muchos enteros.

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