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PRUEBA SEAT 600 FRENTE A SEAT MII

¡Cuéntame cómo pasó!

A finales de este mes de julio se cumplen 40 años del fin de la producción del Seat 600 en la planta barcelonesa de Zona Franca,

A finales de este mes de julio se cumplen 40 años del fin de la producción del Seat 600 en la planta barcelonesa de Zona Franca, un coche cuya comercialización en el mercado se inició en el año 1957. Este modelo fue clave para la motorización de España. Por eso, hemos querido comparar el Seat 600 con el Seat Mii, el sucesor del legendario utilitario español.

Ambos modelos están separados nada menos que por 54 años, los que separan el año 1957 cuando se presentó y lanzó el primer Seat 600, del 2011, en el que se puso a la venta el último Seat urbano. El Mii es el heredero natural del 600 que viene a ocupar el hueco de mercado de los que en su momento se llamaban utilitarios y en la actualidad se definen más como urbanos. Pero entre medias hubo otros modelos de Seat en este segmento. El primer sucesor del 600 fue el 133, un escalón por debajo de otro modelo legendario, el 127. Y unos años más tarde llegó a este segmento el Arosa. Y en 2011, después de unos años sin presencia en este segmento, Seat decidió sacar el Mii, el último de la saga.

Por supuesto, no es una comparativa justa, porque el nuevo Mii es mucho mejor, tiene más equipamiento, más tecnología, más seguridad y ofrece una conducción mucho más relajada y placentera que aquel modelo tan entrañable. Pero el 600 era el coche con el que muchos españoles abordaban cada año ese mítico viaje de vacaciones a Benidorm. Y el coche con el que todos los jóvenes soñaban para disfrutar de una movilidad entonces muy escasa.

Esta prueba la hemos podido hacer porque Seat ha puesto a nuestra disposición varias unidades del 600, unas de la propia colección de la marca española y otras del Club 600 cedidas para esta ocasión. Una prueba realizada en las instalaciones de la antigua planta de Zona Franca, donde se fabricó el 600 hasta el año 1973.

El concepto de coche ya es muy distinto entre ambos. El 600 era un vehículo todo atrás, con el motor en la zona posterior y la tracción a las ruedas traseras y con un pequeño maletero en la zona delantera en el que se integraban también el depósito de combustible y la rueda de repuesto. Por el contrario, el Mii es un vehículo todo delante, con motor delantero y tracción igualmente a las ruedas delanteras. En la parte trasera tiene un maletero de dimensiones más que razonables.  

Sus dimensiones externas también marcan importantes diferencias entre ambos modelos. El 600 medía 3,33 metros de longitud, 1,38 de anchura y 1,40 de alto. Las medidas del nuevo Mii son, respectivamente, 3,55, 1,64 y 1,48 metros. Es decir que en lo que más crece el utilitario de Seat es en anchura, con 26 cm más, casi lo mismo que en longitud, que aumenta otros 23 cm, mientras que en altura solo crece en 8 cm.

Hay que entrar al interior, la altura de las plazas es bastante parecida en ambos modelos y el acceso es también bueno en los dos. En el caso del 600, las versiones de los primeros años, incluyendo el 600D, tenían la apertura de la puerta de delante hacia atrás. Y ésta era bastante grande, por lo que el acceso era muy bueno. Además, los asientos tenían un respaldo muy bajo y muy delgado, lo que facilitaba el acceso a las plazas traseras. Eso sí, las mujeres debían tener cuidado con sus faldas. En el Mii, el acceso es también razonablemente bueno aunque algo peor que en el 600, sobre todo si queremos acceder a las plazas traseras.  

Llegamos a la posición al volante. Y quizá es en lo que más se aprecia la evolución del concepto utilitario. En el 600 encontramos un volante grande y muy fino, exageradamente fino diría yo, que complica su manejo, sobre todo cuando tratamos de hacer una maniobra rápida. En el Mii tenemos un volante más pequeño y grueso, y de un tacto mucho más agradable. Además, es mucho más difícil que se escurra entre las manos. Y por supuesto, una dirección dura en el 600 y más suave, con dirección asistida de accionamiento eléctrico, en el caso del Mii. En una prueba de slalom con ambos modelos las diferencias fueron abismales por el excesivo manoteo sobre el volante del 600.

El cuadro de instrumentos también sorprende. En el 600 encontramos un cuadro muy pequeño, un poco ovalado y posicionado encima del salpicadero acabado en metal con el color de la carrocería. En él solo aparece la velocidad en el centro, a la derecha el marcador de la gasolina y a la izquierda el de la temperatura del agua. Y dos testigos importantes, el de la dinamo, que estaba habitualmente más tiempo encendido, en rojo, que apagado, y el del aceite.

Llega el momento de poner en marcha nuestro 600 y dar un salto atrás en el tiempo. Arranque con llave situada en el centro del salpicadero. Una llave muy pequeña que nada tiene que ver con la del Mii. Y lo del mando a distancia es algo futurista para los tiempos del 600. El coche arrancó a la primera porque ya estaba el motor caliente. De lo contrario deberíamos hacer recurrido al “starter” con el que se enriquece la mezcla para que el arranque sea más fácil en condiciones difíciles. Pero era una operación complicada porque se podía ahogar por exceso de combustible.

En el caso del Mii no hay este problema, porque la inyección electrónica gestiona en función de las necesidades  la cantidad exacta de gasolina que necesita en cada momento.

Con ello tenemos ya el motor en marcha. Un cuatro cilindros en el 600 y uno de tres en el caso del Mii. Y de potencias, en el caso del 600 estas oscilan en función de su año de producción entre los 24 caballos iniciales  y los 28 CV de las últimas versiones. En el caso del Mii el punto de partida son 60 CV que llegan hasta 75 en el más potente, al menos por el momento.

En cuanto a las cajas de cambio, manual de cuatro marchas en el 600 con un accionamiento complicado y con la necesidad de hacer doble embrague para reducir de marcha. Y en el Mii encontramos un cambio manual de cinco marchas, pero opcionalmente está disponible un interesante cambio pilotado sin pedal de embrague.  

La sensación que proporcionan ambos modelos cuando se ponen en marcha es totalmente distinta. Con el Mii el coche va perfectamente asentado, la dirección es muy precisa y la sensación de control es absoluta por parte de su conductor. Y en el caso del 600 la verdad es que no tanto. El manejo del cambio es complicado, como les decía antes. Hay que tener en cuenta que los 600 que he conducido tenían muchos años y kilómetros encima, pero aspectos como la poca precisión o los largos desplazamientos de la palanca de cambios no se pueden comparar con la precisión y rapidez del que emplea el Mii.

El apartado de la seguridad también es radicalmente diferente. Los frenos del Mii detienen con la máxima eficacia el coche y la presencia del ABS y el ESP proporcionan la máxima seguridad en todo momento. Incluso aporta como novedad en el segmento el frenado de emergencia en ciudad que detecta si hay un coche u obstáculo delante y se detiene por sí solo tras avisar al conductor, siempre que no se circule a más de 30 km/h.

En el caso del 600 esos términos tan modernos, como son ABS, o ESP o control de tracción, no están disponibles y es su conductor, y sobre todo sus habilidades al volante, el que puede permitir frenar a tiempo y evitar un choque o sufrir un aparatoso accidente. Por supuesto frenos de tambor y, como pudimos comprobar en una frenada fuerte, es necesario subirse en el pedal para que aquello frene.  

Si llega el caso, en el Mii estaremos protegidos con los airbag, con una estructura reforzada y optimizada, con unos asientos que nos protegerán de algunos golpes, con unos reposacabezas y sobre todo con unos cinturones de seguridad de tres puntos con pretensores y con todo lo que se puede instalar en un coche moderno, aunque sea pequeño.

En el 600 no tendremos nada de todas estas cosas. Por supuesto no hay airbag, no hay estructura deformable que pueda amortiguar el golpe, no hay reposacabezas y los asientos, como pueden ver en las fotos del álbum, protegen bastante poco a los ocupantes. Y durante años, los Seat 600 no tenían cinturones y solo las últimas versiones contaban con uno de los llamados de bandolera, que por supuesto era mejor que nada, pero que proporcionaban una protección muy limitada.

Ahora hablamos cada día de lo que preparan los fabricantes de coches para el futuro, de la conducción autónoma. Y de lo que tienen ya hasta los coches más pequeños, de  navegadores, de sistemas de control de crucero adaptativo, de cambios automáticos de ocho marchas con levas en el volante. Pero viene muy bien darse un paseo con un coche desarrollado a mediados de los años cincuenta del siglo pasado para poner las cosas en su sitio y para comprobar de primera mano lo que evoluciona el coche cada día.

A finales de este mes de julio se cumplen 40 años del fin de la producción del Seat 600 en la planta barcelonesa de Zona Franca, un coche cuya comercialización en el mercado se inició en el año 1957. Este modelo fue clave para la motorización de España. Por eso, hemos querido comparar el Seat 600 con el Seat Mii, el sucesor del legendario utilitario español.