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Roadster, techo duro y diesel, cóctel extraño
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PRUEBA/MERCEDES SLK 250 CDi

Roadster, techo duro y diesel, cóctel extraño

El SLK de Mercedes lleva en el mercado desde el año 1996 como un vehículo de dos plazas, con un marcado carácter deportivo, pero al mismo

El SLK de Mercedes lleva en el mercado desde el año 1996 como un vehículo de dos plazas, con un marcado carácter deportivo, pero al mismo tiempo con el placer que proporciona llevar un vehículo descapotable. Además, su techo duro le aporta el poder ser utilizado durante todo el año con independencia de la climatología existente.

Pues bien, a todos estos argumentos añade como novedad en esta tercera generación la posibilidad de elegir una motorización de gasóleo para reducir sus consumos a unas cifras realmente mínimas. Vamos, su valor homologado en el ciclo combinado es de 4,9 litros. Y eso, al menos sobre el papel, le hace una buena alternativa para los que busquen un capricho de cuatro ruedas pero que al mismo tiempo no consuma mucho y se utilice todos los días.

Por todas estas razones, cuando decidimos hacer la prueba del nuevo SLK quise hacerla con esta novedosa variante turbodiésel. El coche es una auténtica gozada. Corre como un buen deportivo, es un coche muy agradable por la posibilidad de rodar con el techo abierto o cerrado según las circunstancias, y sobre todo, sus consumos son muy ajustados, pero la verdad es que a mí no me termina de convencer.

Y no tengo muy claro cómo explicarles realmente el por qué no me convence. Pese a ser un vehículo de gasóleo, sus prestaciones son similares a las de un buen gasolina, con ese valor de aceleración de 6,7 segundos para hacer el 0 a 100 km/h, mientras que su velocidad máxima es de 243 km/h, siempre según los valores homologados.

El motor es brillante, es el propulsor de 204 caballos, que si mueve con mucha soltura a un Clase S, qué no va a hacer con un pequeño y ligero vehículo de dos plazas como éste. Además, este motor va asociado con el cambio 7 G-tronic plus que le proporciona aún mayor agilidad si cabe.

Cuando viajamos con el techo puesto y las ventanillas cerradas el motor hace poco ruido por el buen aislamiento del coche. Sin embargo, el problema surge cuando estamos rodando con el techo abierto. Entonces, si se pisa con mucha suavidad el acelerador, el coche responde y no hace demasiado ruido.

Sin embargo, si en esas circunstancias de techo abierto pisamos con fuerza el acelerador, entonces tendremos un ruido y una vibración que no me parecen los apropiados para un coche como este SLK, que por otra parte me gusta mucho. Y si lo hacemos dentro de un túnel, entonces es aún más exagerado.

Por ello, la realidad es que puesto a tener un coche de capricho, yo no me conformaría con tener un 250 CDi. Apostaría por una variante de gasolina incluso con menos caballos y más consumo, pero que tenga un poco menos de vibración y ruido.

Pero una vez explicada mi postura en torno a este coche les diré que, quitando ese pequeño detalle, funciona de maravilla. Su capacidad de recuperación es brutal, como consecuencia de un par motor que está disponible casi desde el ralentí, lo que le hace realmente ágil cuando se trata de rodar por carreteras viradas, donde la combinación de este motor perfecto pero algo ruidoso con el cambio de 7 marchas le hace ser muy divertido.

Nuestra unidad de pruebas, como pueden ver en las fotos, era de auténtico capricho. Color blanco en el exterior, mientras que la tapicería era de piel en un color rojo que le hacía aún más espectacular si cabe. Además, entre su equipamiento el vehículo incorporaba el sistema Airscarf que cuesta otros 455 euros.

Gracias a este sistema el vehículo ofrece a sus ocupantes la posibilidad de rodar con el techo abierto en días fríos y llevar un sistema de calefacción específico que hace salir aire caliente por la parte inferior del reposacabezas. Un detalle más a favor de un coche con muchas ventajas objetivas.

Lo que no tenía nuestra unidad de pruebas era el techo Magyc Sky que permite hacer más o menos traslúcido el techo mediante un botón. Una alternativa perfecta para elegir cómo se quiere circulare n cada momento en función de las circunstancias. Pero el nuestro llevaba el techo básico, de chapa.

El cualquier caso, nosotros hemos probado el 250 CDi, pero la gama de versiones del roadster pequeño de Mercedes es muy amplia en motores de gasolina. Desde el más pequeño de 184 caballos, que aunque resulta algo justo mueve suficiente un coche bastante ligero como este (1.590 kilos) hasta los 306 caballos que ofrece el SLK 350.

Y si aún no hay bastante con esos caballos, para esos conductores que siempre quieren tener disponible la máxima caballería, se ofrece una variante firmada por AMG, el SLK 55, cuya potencia llega hasta los 421 caballos.

Sin duda una potencia exagerada la de esta versión de carreras para un coche como este para el que lo ideal es moverse con tranquilidad, con el coche descapotado, por una carretera virada una mañana de primavera y poder ir disfrutando del paisaje.

Cuando rodamos por la carretera, el SLK demuestra que tiene un bastidor muy bien logrado, capaz de aguantarlo todo sin poner la menor pega. El coche, gracias a sus dimensiones muy contenidas, no balancea en absoluto y ofrece un comportamiento muy noble en el que hay que rodar muy deprisa para poder encontrarse con problemas. Además, pese a su característica de vehículo descapotable no tiene problemas de rigidez torsional.

El Mercedes SLK es un coche de capricho, por su carrocería de dos plazas y por su maletero, muy escaso si queremos poder quitar el techo o rodar con el quitado. En ese caso hay que dejar una especie de tapa que lleva en el maletero para portegenr el hueco del techo cuandos e pliega, y el espacio que querda debajo de él es muy escasa.

El tener un techo duro le hace más utilizable en el día a día que si fuera de lona, pero es un vehículo más pensado para utilizar algunos días buenos del año que para ser empleado como único coche por una persona. Y la utilización más familiar es también bastante limitada.

Mercedes tiene una gran experiencia en el mundo de los vehículos roadster. Su hermano mayor, el SL, cumplirá el año que viene 60 años de vida, pero la marca alemana siempre ha tenido un amplio abanico de vehículos descapotables en su cartera. Y si usted busca un coche de estas características, al alternativa de un Mercedes siempre habrá que analizarla y tenerla en cuenta.

En cuanto al precio, creo que teniendo en cuenta que se trata de un Mercedes, que tiene un muy buen equipamiento y que ofrece un motor y una caja de cambios de última generación, los 48.275 euros que cuesta el coche me parecen bastante razonables.

Eso si, la unidad de pruebas que tienen en estas fotos, con la tapicería de piel roja, con el sistema Airscarf, con las levas para el manejo del cambio desde el volante y sobre todo el Command online, costaba en total 58.464 euros, casi 10.000 más que el vehículo de partida.   

  

 

El SLK de Mercedes lleva en el mercado desde el año 1996 como un vehículo de dos plazas, con un marcado carácter deportivo, pero al mismo tiempo con el placer que proporciona llevar un vehículo descapotable. Además, su techo duro le aporta el poder ser utilizado durante todo el año con independencia de la climatología existente.