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Bugatti toma las carreteras burgalesas
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95 VEHÍCULOS FABRICADOS DESDE 1920

Bugatti toma las carreteras burgalesas

Durante toda la semana pasada 95 vehículos de la marca Bugatti y más de 200 participantes han tomado las carreteras de Burgos, Palencia, Valladolid y la

Durante toda la semana pasada 95 vehículos de la marca Bugatti y más de 200 participantes han tomado las carreteras de Burgos, Palencia, Valladolid y la Rioja. Una aventura inolvidable para los propietarios de los vehículos y para los habitantes de la zona que han visto cómo los coches deportivos de la primera mitad del siglo XX atravesaban sus pueblos.

95 coches legendarios, participantes llegados de Estados Unidos, Australia, Nueva Zelanda, Suiza, Italia, Francia, Alemania, Inglaterra, Holanda o Japón y por supuesto españoles aunque la representación fue algo escasa con solo tres participantes.

El objetivo de todos ellos era el mismo, cubrir los 1.230 kilómetros de recorrido en cinco etapas, todas ellas con salida y llegada en la capital burgalesa. El primer día por una parte del Camino de Santiago y San Martín de Frómista, luego la Sierra de la Demanda, el Valle del Ebro, los Castillos del Duero y la última etapa La Rioja y algunas de sus bodegas emblemáticas.

Pero sobre todo el objetivo era disfrutar del paisaje, de la acogida de los habitantes, del compañerismo entre todos los participantes, de la buena comida. Y por supuesto divertirse al volante de sus vehículos, auténticos deportivos pese a que algunos de ellos ya han cumplido los 80 y hasta los 90 años.

Lo que se ha podido demostrar estos días es que los modelos fabricados por la marca fundada por Ettore Bugatti son casi irrompibles. Solo pequeñas averías, algunos despistes y ligeras salidas de carretera han sido los incidentes durante esta semana de recorrido.

En la última semana los pequeños pueblos de Castilla-León se han engalanado para ver pasar unos coches que son auténticas piezas de museo. No en vano los modelos de Bugatti están muy buscados entre los aficionados al mundo del vehículo clásico.

Franco Majno, el Presidente del Bugatti Club de Italia y organizador de este primer encuentro internacional de coleccionistas de la marca franco-italiana en España, se mostraba feliz al término de esta reunión y comentaba que flotaba en el ambiente entre los participantes volver a hacer pronto una reunión de este tipo en España.

Estos cinco intensos días, con salida desde Burgos a las nueve de la mañana y regreso a las seis de la tarde, han sido un cúmulo de experiencias, de anécdotas y vivencias para los participantes y para los que hemos tenido la oportunidad de seguir esta maravillosa caravana.

Yo lo hice en la jornada del jueves en la que los participantes salían de Burgos hacia el suroeste para llegar a Peñafiel, desplazándose luego hacia Aranda de Duero y el Monasterio de Santo Domingo de Silos hasta llegar nuevamente a Burgos.

Lo que más me ha sorprendido ha sido el ambiente entre todos los participantes en la caravana, la gana de ayudarse entre todos para disfrutar de sus joyas de cuatro ruedas y solucionar juntos los problemas.

En un tramo bastante virado uno de los participantes se salió de la carretera sin consecuencias, pero su coche quedó sin posibilidades de salir. Inmediatamente todos comenzaron a pararse para buscar la solución, que fue fácil, una cuerda y un coche con el que tirar de él. El Bugatti de la caravana, por cierto un espectacular T37A de 1926, siguió su camino sin problemas.

El otro aspecto que me sorprendió mucho fue el estado de conservación de los vehículos. Algunos estaban como recién salidos de la fábrica, pero otros muchos estaban en un estado externo bastante peor. En lo que todos estaban perfectos era en su aspecto mecánico. Y sobre todo en su carácter deportivo.

Incluso había uno con toda la pintura y la carrocería muy deteriorados. Tal era el caso de un T35 cuya propietaria británica buscaba tenerlo en estado original y por ello su pintura estaba toda levantada y muy estropeada, pero la que todavía tenía en su carrocería era la original, por supuesto del emblemático azul Bugatti. Incluso el clásico pico trasero del coche tenía agujeros y desperfectos. Pero era original.

Durante el recorrido tuve que adelantar en ocasiones a varios coches y resultaba complicado. Son vehículos muy pequeños, sobre todo en sus variantes más deportivas los T13 o T23 o el más conocido T35, con habitáculos para dos personas y con muchas, pero muchas estrecheces. Sin embargo, su deportividad está fuera de toda duda.

Los coches circulaban por unas carreteras estrechas y con curvas a 120 km/h sin el menor problema, y eso con los neumáticos estrechos que llevan, con el cambio y con los frenos que tienen, de verdad que es algo a comentar. Coches de los años 20 y 30 capaces de superar con creces los límites legales de velocidad actuales. Eran los mejores deportivos de la época, los coches que ganaban las carreras más importantes, Le Mans o los grandes premios como el de Mónaco, pero no deja de ser una paradoja.

La semana ha tenido muchas anécdotas. Por ejemplo, la presencia en la caravana de la hija y la nieta del legendario Ettore Bugatti, admiradas de que los vehículos que diseñó y fabricó su antecesor sigan levantando pasiones. También el coche más antiguo, un flamante T13 propiedad de una ciudadana norteamericana en un perfecto estado de conservación. El coche fue fabricado en 1920 y se construyeron 435 unidades con un motor de 4 cilindros con 1.4 litros de cilindrada.

Si el T13 fue el Bugatti más antiguo presente, otro norteamericano se ha llevado el título de ser el conductor más veterano de la reunión. Se trata de Jack Du Gam que llevaba un Type 37 de 1926, o lo que es lo mismo, que el coche se fabricó cuando él tenía 5 años de edad y este año acaba de cumoplir los noventa años.

Otro de los más admirados de la caravana fue el Type 43 Corsica con motor de 8 cilindros propiedad de un mejicano que posee una de las colecciones más impresionantes del mundo, con 2.000 coches clásicos. El Bugatti que trajo desde el otro lado del Atlántico está valorado en más de 7 millones de dólares. Sin duda es la unidad más cara del evento.

El toque moderno de la reunión lo dieron tres coches casi actuales de la marca. Por un lado los dos Bugatti Veyron presentes, que se vendieron en 2005 y 2007 por 1,3 millones de euros y que en su momento eran los coches más potentes del momento con sus mil caballos. Y digo eran porque luego llegó la variante Veyron SuperSport con 1.200 caballos para destronarlos. Y también rodando por España estaba un EB 112 de la etapa de la marca Bugatti tras su renacimiento con Romano Artioli. Luego la compañía pasaría a engrosar el todopoderoso grupo Volkswagen, del que forma parte en la actualidad.

Durante toda la semana pasada 95 vehículos de la marca Bugatti y más de 200 participantes han tomado las carreteras de Burgos, Palencia, Valladolid y la Rioja. Una aventura inolvidable para los propietarios de los vehículos y para los habitantes de la zona que han visto cómo los coches deportivos de la primera mitad del siglo XX atravesaban sus pueblos.