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El pequeño Mini cumple 50 años de vida
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CREADO POR ALEC ISSIGONIS

El pequeño Mini cumple 50 años de vida

Tal día como hoy hace 50 años, el 8 de mayo de 1959, salía de la cadena de montaje de Cowley el primer Mini de la

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El pequeño Mini cumple 50 años de vida

Tal día como hoy hace 50 años, el 8 de mayo de 1959, salía de la cadena de montaje de Cowley el primer Mini de la historia. Su matrícula era la de 621 AOK.

El Mini es uno de los coches más legendarios de la industria del automóvil. El vehículo creado por Sir Alec Issigonis lleva 50 años en el mercado, distribuido por todo el mundo y haciendo las delicias de sus conductores.

Aquel modelo surgió en el año 1959 y la primera unidad de producción salió de la cadena de montaje el día 8 de mayo de 1959. Sin embargo, su lanzamiento comercial no se produjo hasta el 26 de agosto para poder hacerlo coincidir en los diferentes mercados europeos. Desde entonces, se han fabricado varios millones de unidades de un vehículo que vino a revolucionar el mercado del automóvil.

Pocos vehículos han creado una leyenda como ese pequeño Mini. Surgido de un pequeño dibujo en una servilleta de papel de un bar realizado por su diseñador Alec Issignois, pronto se convirtió en un coche de leyenda. Sus primeros pasos en el terreno comercial fueron difíciles, ya que su filosofía era la de ser un coche pequeño y barato pero que permitiera moverse a la gente, sobre todo a los más jóvenes.

Y eso, la verdad tenía poco interés dentro de la sociedad británica, muy clasista y elegante. Sin embargo pronto cayeron esos primeros “tabús” y enseguida comenzaron a subir sus ventas de forma muy rápida.

La clave del nuevo modelo británico tenía que ser su bajo coste de producción. Por ello, se utilizó un motor ya conocido, de 948 cc. empleado en el Morris Minor. Su potencia era de 37 caballos y permitía una velocidad más que razonable, de 150 km/h para el nuevo Mini. Sin embargo, dado que el vehículo tenía muchas limitaciones de frenos y de estabilidad se optó por reducir su potencia hasta los 34 caballos. Y con ello también su velocidad máxima desde los 150 km/h a solo 120 km/h. Esta era una cifra más acorde con sus posibilidades reales.  

La reducción costes se aplicó a todos los elementos del vehículo, incluido su cuadro de instrumentos. Este sólo tenía una zona de relojes en el centro y el resto eran dos generosos huecos a ambos lados del mismo que se situaba en posición central.

El cuadro era muy sencillo, y en el centro había un velocímetro con cuentamillas y un indicador del nivel del depósito de gasolina. Debajo de este instrumento había dos conmutadores basculantes, uno para el limpiaparabrisas y otro para la luz. Y eso era todo. Un detalle interesante, la calefacción era un elemento opcional  incluso en las versiones más elegantes de la gama del Mini. 

En cuanto a su habitáculo, era realmente pequeño. Además, su escasa altura al suelo hacía que uno se sintiera en su interior como si fuera pegado al suelo. Su peso era de 600 kilos, un peso pluma con respecto a los de los coches actuales. Y su maletero, de 195 litros, era bastante limitado, aunque el fabricante advertía de la posibilidad de ampliar su capacidad con la posibilidad de abrir el portón y llevarlo abierto. Sin duda eran otros tiempos en el mundo de la automoción.

Luego llegaron las versiones de enfoque más deportivo, los Cooper. A partir de algunos ajustes de la suspensión y de diversos cambios en el motor se lograba un vehículo bastante más agil y rápido que el modelo original. Esta versión más deportiva tuvo inicialmente 55 caballos que posteriormente, a partir de 1961, llegaron a los 70 caballos.

Este modelo fue capaz de ganar en varias ediciones del Rallye de Montecarlo enfrentándose a los coches más deportivos del momento y consiguiendo la victoria en manos de Paddy Hopkirk en la edición de 1964, siendo respaldado por Makinen, cuarto y Aaltonen séptimo.

Y en 1965, Makinen, Aaltonen y Hopkirk cruzaron la meta en las tres primeras posiciones, pero tras ocho horas de verificaciones los comisarios decidieron que los faros adicionales de los Mini no eran conformes al reglamento francés, por lo que la victoria recayó finalmente en un Citroën DS.

En 1964 se presentó una versión de enfoque militar que pronto se convirtió en una versión más del Mini, el denominado Moke, de aspecto mucho más ligero. Y algo más adelante llegaría el Clubman, una versión algo más larga de carrocería.

No quiero aburrirles con la historia del Mini. Con el paso de los años el vehículo fue evolucionando en todo, pero sobre todo en su filosofía. Aquel coche barato pensado para ser utilizado por los más jóvenes, poco a poco fue dejando su sitio a un coche algo más evolucionado, más sofisticado, con algo más de lujo y de confort.

En 1965 se construyó la unidad un millón, y en 1972 se alcanzaron los tres millones de unidades producidas. 

En 2001, de la mano del grupo alemán BMW, se lanzó al mercado un sucesor del clásico Mini. Un modelo completamente nuevo que mantenía de alguna forma su configuración de cuatro plazas con dos puertas y su estética. Lo que no mantenía de ninguna forma era su filosofía.

Lo del coche barato quedó por el camino a la hora de desarrollar el nuevo Mini. En su lugar se creó un vehículo alegre, juvenil, divertido, agradable, muy seguro, muy bien equipado, sofisticado en todos sus detalles, pero también mucho más caro. Un coche de capricho, disponible en un amplio abanico de versiones. Este es el Mini del siglo XXI, creado por el genio del diseño Frank Stephensson.

       

Tal día como hoy hace 50 años, el 8 de mayo de 1959, salía de la cadena de montaje de Cowley el primer Mini de la historia. Su matrícula era la de 621 AOK.