Últimamente, la banca de EEUU vive una historia de dos mercados: los mejores tiempos para los megabancos y los no tan buenos para los prestamistas más pequeños. En el segundo trimestre, el índice bancario KBW Nasdaq, que sigue a los mayores bancos del país, subió un 14%, superando al S&P 500 en unos 3 puntos porcentuales. Eso fue impulsado por algunos megabancos. Las acciones de Goldman Sachs, por ejemplo, subieron casi un 30%.
Mientras tanto, el índice KBW Nasdaq Regional Banking, que sigue a prestamistas relativamente más pequeños, subió menos de un 3% en el segundo trimestre. Esto no es una gran sorpresa. Los bancos más grandes han sido un refugio durante muchos periodos recientes de volatilidad. Aun así, un rendimiento superior tan pronunciado es poco frecuente. Solo en dos trimestres de la última década el índice de los bancos más grandes ha superado al de los más pequeños en dos dígitos, según los datos de FactSet.
El optimismo de los inversores respecto a los grandes bancos podría quedar demostrado con el inicio de la temporada de resultados. Citigroup, JPMorgan Chase y Wells Fargo presentan sus resultados el martes, seguidos de Bank of America, Goldman Sachs y Morgan Stanley el miércoles. Los recientes vientos de cola para estos "seis grandes" bancos incluyen mesas de negociación activas y una relajación de los requisitos de capital. La actividad de fusiones y ofertas públicas iniciales también ha mejorado tras la pausa de abril. Sin embargo, los inversores acostumbrados a pensar en los bancos como indicadores económicos podrían querer mirar más allá de estos resultados y centrarse en cambio en los bancos regionales, cuyos informes también comienzan esta semana.
El optimismo de los inversores respecto a los grandes bancos podría quedar demostrado con el inicio de la temporada de resultados
Quizá más que nunca, son los bancos más pequeños cuyas fortunas siguen más de cerca la actividad de la economía real, especialmente en el caso de las empresas medianas centradas en el mercado nacional. La volatilidad inducida por los aranceles que puede impulsar las mesas de negociación en Nueva York, Londres y Hong Kong es también lo que frena a los empresarios de todo EEUU a la hora de tomar decisiones de contratación o inversión. Esa dinámica puede impulsar las comisiones en Wall Street, pero ralentizar el crecimiento de los ingresos en los bancos regionales que obtienen la mayor parte de su dinero a través de los préstamos tradicionales. Esto se puede ver más claramente en la actividad de préstamos comerciales e industriales, que ha sido anémica en los últimos años. Se ha producido un repunte de este tipo de préstamos en el transcurso del segundo trimestre, pero solo hasta cerca de un 3% de crecimiento interanual, según los datos semanales de la Reserva Federal.
Muchos banqueros también han atribuido ese repunte a la incertidumbre provocada por los aranceles: las empresas recurrieron a las líneas de crédito existentes. A menudo, esto no fue para financiar nuevos gastos de capital, sino para cargarse de inventario. En otras palabras, las empresas estaban jugando a la defensiva, no al ataque. Hay otro viento en contra para los préstamos. El tipo de euforia evidente en el mercado bursátil está aflorando también en los mercados crediticios. La prima que exigen los inversores por mantener bonos corporativos con grado de inversión frente a los del Tesoro está cerca de sus niveles más bajos desde la década de 1990, según los datos del índice ICE BofA.
Esto sugiere que no hay mucho margen en los préstamos a las empresas. Algunos bancos han señalado que la fijación de precios en los préstamos inmobiliarios comerciales, en particular, ha sido ajustada. Los prestamistas no bancarios rebosantes de fondos de los inversores han estado derrochando efectivo en estos mercados. Aunque los bancos quisieran prestar más, se arriesgan a hacerlo a precios que les perseguirán en el futuro. Los bancos más grandes esquivan esta presión prestando a prestamistas no bancarios y los bancos más pequeños no suelen estar en ese negocio. Cuando se trata de señales sobre la economía real, no sobre los mercados financieros, los bancos pequeños tendrán la respuesta.
*Contenido con licencia de The Wall Street Journal. Traducido por Federico Caraballo
Últimamente, la banca de EEUU vive una historia de dos mercados: los mejores tiempos para los megabancos y los no tan buenos para los prestamistas más pequeños. En el segundo trimestre, el índice bancario KBW Nasdaq, que sigue a los mayores bancos del país, subió un 14%, superando al S&P 500 en unos 3 puntos porcentuales. Eso fue impulsado por algunos megabancos. Las acciones de Goldman Sachs, por ejemplo, subieron casi un 30%.