La guerra saca lo mejor del dólar
El ataque de Israel a Irán ha dado un impulso al dólar tras un largo periodo de dificultades. Sin embargo, las perspectivas a largo plazo para el dólar no parecen buenas
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El dólar por fin se está comportando como debería, tras seis meses en los que su estatus de refugio se vio socavado y se rompieron las relaciones económicas habituales. Esto podría ser una señal de que su terrible racha de debilidad está llegando a su fin.
El ataque de Israel a Irán ha puesto a prueba el estatus del dólar en medio de una huida hacia la seguridad. El dólar ha superado la prueba: el índice ICE U.S. Dollar ha subido alrededor de un 1 % desde el primer bombardeo. Y lo que es más importante, la moneda se ha comportado como debía, subiendo en los días dominados por el miedo y bajando en los días en que el miedo remitía.
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Los inversores que temían que el dinero internacional dejara de fluir hacia EEUU en tiempos de crisis pueden respirar tranquilos. Mientras el dólar suba en tiempos difíciles, servirá de cobertura frente a problemas graves, lo que lo hace más atractivo. Hay otras razones para pensar que, tras la fuerte caída del dólar este año —incluso después del repunte de esta semana, sigue estando un 10 % por debajo de su máximo de enero—, podría estar listo para tomarse un respiro. Se ha convertido en el negocio del momento. Todas las personas con las que hablo fuera de EEUU están menos entusiasmadas con el país que antes. "El Día de la Liberación de Trump transformó el 'excepcionalismo estadounidense' en 'vender América'", afirma Christophe Boucher, director de inversiones de ABN Amro Investment Solutions.
Muchos comparten esta opinión: según la encuesta periódica del Bank of America, los gestores de fondos tienen la posición más baja en dólares de los últimos veinte años y la menor exposición a EEUU en relación con los índices de referencia de cualquier activo importante. El ritmo del cambio ha sido extraordinariamente rápido, con una caída del dólar desde febrero a una tasa anualizada del 30 %. No puede seguir cayendo a ese ritmo. En el pasado, las caídas a esta velocidad en un periodo tan corto casi siempre han ido seguidas de una recuperación, al menos parcial.
El Día de la Liberación de Trump transformó el "excepcionalismo estadounidense" en 'vender América'
Las excepciones fueron casos anómalos: en 1973, el presidente Richard Nixon devaluó deliberadamente el dólar; en 1985-86, el presidente Ronald Reagan hizo lo mismo; y en 2002 y 2009-10, EEUU aplicó una política monetaria muy expansiva para intentar recuperarse de las caídas de los mercados. Sigo siendo cauteloso. Cualquier repunte a corto plazo del dólar podría desaparecer a largo plazo. Estas son las razones de mi pesimismo:
En primer lugar, el dólar no se ha comportado como esperaban los economistas. Los aranceles del presidente Trump deberían fortalecer el dólar para ajustar los precios de los productos comercializados. En segundo lugar, el dólar no ha seguido los patrones históricos de cotización. Los tipos de interés más altos en EEUU que en otros países deberían atraer dinero hacia el dólar. Esa diferencia en los tipos se ha acentuado este año, ya que los principales bancos centrales han bajado los tipos, mientras que la Reserva Federal no lo ha hecho. La economía se ha mostrado más fuerte y, al menos hasta ahora, menos inflacionista de lo esperado, lo que de nuevo debería ser bueno para el dólar. En cambio, el dólar se ha debilitado de forma constante hasta la huida hacia la seguridad provocada por el conflicto entre Israel e Irán.
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En tercer lugar, el abuso de Trump hacia sus aliados ha planteado dudas sobre su disposición a depender tanto del dólar. "Los recientes anuncios políticos del Gobierno han sembrado la duda", afirma Talib Sheikh, gestor de fondos de Fidelity International. "Rechazaría todo ese alarmismo sobre el fin del dólar como moneda de reserva, [pero] algo que era increíblemente excepcional se ha vuelto un poco menos excepcional". En cuarto lugar, el incesante endeudamiento de EEUU para financiar tanto el abultado déficit público como el enorme déficit por cuenta corriente le obliga a hacerse atractivo para el capital extranjero, ya sea con tipos más altos o con una moneda más débil.
Es probable que el dólar cayera tan rápido debido a la creciente preocupación por su papel a largo plazo, combinada con un cambio a corto plazo en la confianza hacia EEUU, que pasó de ser muy optimista tras las elecciones de noviembre a un consenso de que era hora de invertir en otros lugares. Un resultado plausible es un repunte a corto plazo, a medida que se recupere la confianza y su reciente condición de refugio ayude a reforzarla. Sin embargo, incluso si eso ocurre, las perspectivas a largo plazo para el dólar no parecen buenas.
*Contenido con licencia de The Wall Street Journal. Traducido por Federico Caraballo
El dólar por fin se está comportando como debería, tras seis meses en los que su estatus de refugio se vio socavado y se rompieron las relaciones económicas habituales. Esto podría ser una señal de que su terrible racha de debilidad está llegando a su fin.