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Hay vida más allá del S&P 500: una tesis para invertir en las bolsas europeas
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¿el resurgir de europa?

Hay vida más allá del S&P 500: una tesis para invertir en las bolsas europeas

Este es el dilema al que se enfrentan los inversores: las grandes acciones de EEUU son más innovadoras y rentables, pero también mucho más caras

Foto: Inversores en la bolsa de Nueva York. (Getty/Spencer Plat)
Inversores en la bolsa de Nueva York. (Getty/Spencer Plat)
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Es fácil pensar en Europa como la inversión que el tiempo olvidó. Incluso después de los buenos resultados de este año, las inversiones europeas han quedado muy por detrás de las de EEUU durante la última década. Sin embargo, sería erróneo considerar que Europa ha sido siempre un desastre: si miramos atrás, vemos que igualó los rendimientos de las acciones estadounidenses durante décadas, antes de la crisis del euro y el auge de las grandes tecnológicas en EEUU.

Foto: Bolsa de Nueva York. (Getty/Spencer Platt).

Los inversores podrían preguntarse por qué existe actualmente tanta fiebre por invertir fuera de EEUU, cuando las acciones del resto del mundo han subido un 14 % este año frente al 2 % de EEUU (aproximadamente la mitad de la ganancia del resto del mundo se debió a la caída del dólar, todas las cifras están expresadas en dólares). Además, los ataques de Israel contra Irán, con el potencial impacto económico para Europa debido al aumento de los precios del petróleo y la interrupción de las rutas marítimas, ponen de relieve los riesgos geopolíticos de invertir en el extranjero.

Pero demasiadas personas se centran en los pésimos rendimientos desde 2010, cuando comenzó la crisis griega, y olvidan que Europa fue en su día una alternativa de inversión viable. La estadística más alarmante es la siguiente: desde 2010, el S&P 500 ha subido más del 500 %. Las acciones europeas han subido menos del 150 %. Cabe recordar que en los 15 años anteriores, desde 1995, el S&P solo subió un 130 %, mientras que Europa ganó un 220 %. La pregunta importante es qué ha cambiado en la última década y media para que los inversores crean en el excepcionalismo de EEUU, y si podría volver a cambiar.

Demasiadas personas se centran en los pésimos rendimientos desde 2010 y olvidan que Europa fue en su día una alternativa de inversión viable

La respuesta más sencilla es el auge de los llamados Siete Magníficos, que forman parte del dominio de las nuevas tecnologías por parte de EEUU que se ha extendido por todo el mundo. Las siete mayores empresas estadounidenses originales —Alphabet, Amazon, Apple, Meta, Microsoft, Nvidia y Tesla (el fabricante de automóviles ha sido superado desde entonces por el fabricante de chips Broadcom)— invirtieron mucho en investigación y desarrollo y ahora dominan varios sectores emergentes muy rentables. Eso las impulsó a cerrar el año pasado con un valor conjunto superior al de todas las empresas europeas que cotizan en bolsa, según LSEG Datastream.

El I+D es un fuerte indicador de los beneficios futuros y, el año pasado, por primera vez, las siete empresas actuales más grandes (incluida Broadcom, en lugar de Tesla) gastaron más en I+D que todas las empresas europeas que cotizan en bolsa juntas, según Michel Lerner, director de investigación de UBS HOLT. El resultado es que el gasto en I+D de las empresas de EEUU se disparó de 1,3 veces el de Europa en 2007 a tres veces más el año pasado. "Es algo preocupante para Europa, ya que hay muchas pruebas de que el gasto en I+D suele crear barreras de entrada que favorecen un mayor [rendimiento de la inversión] y un crecimiento más prolongado", afirma.

Foto: Sede del Departamento del Tesoro de Estados Unidos en Washington. (Getty/Chip Somodevilla)

El fracaso de Europa a la hora de mantenerse al día con las tecnologías emergentes se refleja en los márgenes de beneficio mucho más elevados de las grandes empresas estadounidenses en comparación con las europeas. Sin embargo, entre las empresas más pequeñas, los márgenes de beneficio son prácticamente los mismos. Si se elimina el sesgo hacia las más grandes, dando el mismo peso a cada acción del S&P, en lugar de dar más peso a las más valiosas, como hace el índice básico, los rendimientos de EEUU y Europa fueron prácticamente los mismos desde finales de 2021 hasta las elecciones de noviembre. No se trata tanto de un excepcionalismo estadounidense como de un excepcionalismo de los Siete Magníficos.

No obstante, la diferencia no se debe únicamente a las grandes tecnológicas. La economía europea ha estado estancada desde la crisis monetaria de principios de la década de 2010, mientras que la inflexibilidad de la legislación laboral, combinada en algunos casos con la presión política, ha hecho que las empresas tardaran en reducir su capacidad. El resultado es un menor uso de las fábricas y otros activos, lo que supone una ventaja aún mayor para la rentabilidad de la inversión en EEUU que la que implica la diferencia de márgenes. Estas diferencias se vieron agravadas a partir de 2017 por un fuerte aumento de las valoraciones en EEUU que no tuvo parangón en Europa. Una vez más, esto afectó a las empresas más grandes; las empresas más pequeñas de EEUU cotizan con una prima respecto a las europeas, pero más o menos como siempre.

No se trata tanto de un excepcionalismo estadounidense como de un excepcionalismo de los Siete Magníficos

Volvamos a lo que ha cambiado. En materia de I+D, todo indica que los gobiernos europeos se han dado cuenta de que tienen un problema, pero aún no han hecho nada al respecto. Al menos reconocen que tienen un problema, tanto con el I+D como con los efectos paralizantes del exceso de regulación. En cuanto a la economía, Europa ha decidido por primera vez desde la crisis del euro que necesita dar rienda suelta al gasto público. Alemania está liderando el camino, invirtiendo dinero en defensa e infraestructuras, lo que debería reactivar su economía y ayudar a aumentar la capacidad de utilización y los beneficios de las empresas. El Banco Central Europeo también ha estado recortando los tipos de interés, aunque el aumento de los costes energéticos tras el ataque de Israel a Irán podría hacerle reflexionar. "Se está produciendo una rotación", afirma Jim Caron, director de inversiones del grupo de soluciones de cartera de Morgan Stanley Investment Management. "Europa cuenta con estímulos de política monetaria y de política fiscal. Tiene el viento a favor en lo que respecta a la moneda".

La disyuntiva a la que se enfrentan los inversores es que las mayores empresas estadounidenses son más innovadoras y rentables, pero también mucho más caras, mientras que las europeas son mucho menos interesantes, pero baratas y cuentan con estímulos, además de resultar atractivas para los inversores que buscan diversificar sus carteras, muy concentradas en EEUU. Europa solo tiene que reducir un poco la diferencia de rendimiento con EEUU para volver a ser una inversión interesante.

*Contenido con licencia de The Wall Street Journal. Traducido por Federico Caraballo

Es fácil pensar en Europa como la inversión que el tiempo olvidó. Incluso después de los buenos resultados de este año, las inversiones europeas han quedado muy por detrás de las de EEUU durante la última década. Sin embargo, sería erróneo considerar que Europa ha sido siempre un desastre: si miramos atrás, vemos que igualó los rendimientos de las acciones estadounidenses durante décadas, antes de la crisis del euro y el auge de las grandes tecnológicas en EEUU.

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