Aumentan los argumentos a favor de una bajada de tipos
La inflación de los aranceles se ha moderado y están apareciendo grietas en el mercado laboral
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Los aranceles del presidente Trump plantean dos retos contradictorios a la Reserva Federal. En primer lugar, elevan los precios, lo que debilita los argumentos a favor de una bajada de los tipos de interés. En segundo lugar, minan la confianza y la demanda, lo que refuerza dichos argumentos.
Hasta la fecha, la Fed se ha centrado en el primero, manteniendo su objetivo de tipos de interés entre el 4,25 % y el 4,5 % desde diciembre. Es posible que pronto tenga que centrarse en el segundo, que se están acumulando indicios de que, a pesar de los aranceles, la inflación ha sido más moderada de lo que se temía, mientras que el mercado laboral podría estar deteriorándose.
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La Fed no tiene por qué actuar cuando se reúna la semana que viene. Hay menos urgencia que en el pasado septiembre, cuando los tipos eran un punto porcentual más altos y el aumento del desempleo hacía presagiar una recesión. Los efectos de los aranceles podrían hacerse más pronunciados en los próximos meses. Sin embargo, en sus perspectivas y su retórica, los responsables de la Fed deben reconocer que los riesgos están cambiando. Y también pueden darse una palmadita en la espalda, porque la economía está evolucionando en gran medida como esperaban cuando comenzaron a relajar la política monetaria hace nueve meses.
¿Dónde están los aranceles?
En mayo, el Departamento del Tesoro recaudó aproximadamente 15.000 millones de dólares más en derechos de aduana que en febrero. Eso equivale a alrededor del 3 % del gasto total de los consumidores en bienes. Los precios de algunos bienes han subido, pero no tanto. Y en mayo, los precios bajaron en algunos productos claramente afectados por los aranceles, como la ropa y los automóviles nuevos.
Esto es un rompecabezas. Si los consumidores no están pagando los aranceles, ¿quién lo está haciendo? No son los productores extranjeros, al menos hasta abril, cuando subieron los precios de las importaciones, excluido el combustible. Tampoco parecen ser los minoristas y mayoristas, cuyos márgenes se vieron afectados en abril, pero se recuperaron en mayo, según el informe sobre los precios al productor publicado el jueves. Quizás los datos no reflejan algunas de las formas en que las empresas están haciendo frente a los aranceles, como mantener los precios estables pero cobrar más por el transporte. En cualquier caso, la Fed debería consolarse con el hecho de que la cadena de suministro ha demostrado ser mucho más resistente que hace unos años.
La tendencia es la mejor aliada de la Fed
Los economistas creen que los efectos de los aranceles se harán más evidentes en los próximos meses. Sin embargo, eso por sí solo no es motivo suficiente para que la Fed mantenga los tipos de interés sin cambios. Los aranceles representan un impulso puntual al nivel de precios, lo que significa que, al cabo de un año, la inflación debería volver a la tendencia anterior a los aranceles. La pregunta es si los aranceles empujan la tendencia al alza. La buena noticia es que, en los últimos meses, la tendencia se ha moderado.
Una de las razones principales por las que la inflación ha tardado en volver al objetivo del 2 % de la Fed ha sido la obstinación de los precios de los servicios, lo que en gran parte puede atribuirse a que los costes de la vivienda se han enfriado más lentamente de lo que esperaban los economistas y la Fed, según los datos sobre alquileres privados. Ya no es así. "Mucho de lo que esperábamos en materia de vivienda se ha cumplido", afirma Omair Sharif, analista independiente especializado en datos sobre inflación.
Los economistas creen que los efectos de los aranceles se harán más evidentes en los próximos meses
La inflación de los servicios también se ha visto frenada por la caída de las tarifas aéreas, gracias al aumento de los asientos vacíos y al abaratamiento del combustible para aviones. En conjunto, esto explica por qué, excluyendo la energía, la inflación de los servicios cayó al 3,5 % en mayo, desde el 4,5 % de diciembre, lo que a su vez ha empujado la inflación subyacente (que excluye los alimentos y la energía) a un mínimo de cuatro años, el 2,8 % en los últimos tres meses.
La inflación según el indicador preferido de la Fed, el índice de precios del gasto en consumo personal, también se encuentra cerca de su nivel más bajo desde la pandemia, probablemente entre el 2,5 % y el 2,6 % en mayo. Se sitúa en torno al 1,3 % anualizado en los últimos tres meses. Pero si no fuera por los aranceles, la Fed probablemente declararía que ha cumplido su misión a finales de año.
El mercado laboral parece inestable
Por lo tanto, la tendencia subyacente sugiere que la Reserva Federal debería flexibilizar su política monetaria. Supongamos ahora que los aranceles elevan la inflación subyacente en los próximos meses. Para que eso impulse al alza la tendencia subyacente, es fundamental que el mercado laboral se comporte adecuadamente. La inflación pandémica fue tan persistente porque se produjo en un momento en que escaseaba la mano de obra. La demanda era fuerte y muchas personas habían abandonado el mercado laboral debido al COVID-19 o a la jubilación. La inflación salarial se disparó del 3,5 % antes de la pandemia al 7 %.
El mercado laboral actual no está ajustado, sino que muestra grietas. La tasa de desempleo, con dos decimales, ha aumentado cada mes desde enero, en un cuarto de punto porcentual en total. A ese ritmo, alcanzaría el 4,6 % en el cuarto trimestre. Esto sugiere que la economía está creciendo ligeramente por debajo de su potencial, lo que debería contener las presiones sobre los precios y los salarios. Durante meses, tanto la contratación como los despidos han sido bajos, lo que ha mantenido el desempleo bajo control. Sin embargo, las nuevas solicitudes de subsidio por desempleo se han disparado en las últimas dos semanas, lo que indica que los despidos, fuera del Gobierno federal, están aumentando.
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El crecimiento de las nóminas parece saludable, con 139.000 puestos creados en mayo. Sin embargo, esto podría ser engañoso. De enero a abril, la Oficina de Estadísticas Laborales informó inicialmente de un fuerte crecimiento del empleo, pero lo revisó a la baja en los meses siguientes. Lo mismo podría ocurrir con los datos de mayo. RBC Capital Markets ha señalado recientemente que una serie de revisiones negativas como esta son habituales en épocas de recesión. Otro indicio: según una encuesta realizada entre sus clientes, la empresa de gestión de nóminas ADP estima que el crecimiento del empleo en el sector privado fue de solo 37.000 puestos de trabajo en mayo.
No está claro por qué se debilitaría el mercado laboral. Los precios de las acciones están al alza, algo que no se suele ver justo antes de una recesión. Quizás la incertidumbre sobre los aranceles está frenando la contratación, aunque esa relación no es evidente. Además, el proyecto de ley de impuestos y gasto público de los republicanos podría suponer un estímulo fiscal a finales de este año. Sin embargo, los aranceles ya están drenando dinero de la economía. Y si hacen subir la inflación en los próximos meses, también reducirán el poder adquisitivo, lo que agravará los riesgos para el empleo. Aunque no están tan desequilibrados como en el septiembre pasado, los tipos siguen estando entre 0,5 y 1,5 puntos porcentuales por encima de lo que los responsables de la Fed consideran "neutral", el nivel que mantiene estables el crecimiento, la inflación y el desempleo. Esa postura restrictiva tiene sentido siempre y cuando la inflación sea la única preocupación de la Fed. Pero ya no lo es.
*Contenido con licencia de The Wall Street Journal. Traducido por Federico Caraballo
Los aranceles del presidente Trump plantean dos retos contradictorios a la Reserva Federal. En primer lugar, elevan los precios, lo que debilita los argumentos a favor de una bajada de los tipos de interés. En segundo lugar, minan la confianza y la demanda, lo que refuerza dichos argumentos.