La extraña dupla de multimillonarios cuyo fondo de cobertura está arrasando
Paul Marshall e Ian Wace no tienen casi nada en común, salvo un fondo de 70.000 millones de dólares con un algoritmo ultrasecreto
El dúo de inversores londinense de Paul Marshall e Ian Wace superó a sus competidores durante la reciente agitación del mercado con una estrategia de negociación poco convencional: un algoritmo ultrasecreto que analiza los consejos de los fondos de cobertura y los bancos de inversión rivales.
Es como si Wall Street se fusionara con el “fútbol fantasy”. Los agentes de bolsa y otras personas de Wall Street envían recomendaciones de negociación a la empresa de fondos de cobertura del dúo, Marshall Wace, que se encarga de analizar las ideas y recompensa a las empresas de los mejores contribuyentes con millones de dólares de comisiones cada año.
Los consejos pasan por algoritmos que los evalúan junto con una serie de otros factores que la firma obtiene y criba cada día. Eso incluye información como las tendencias de las redes sociales, los flujos de fondos y las imágenes por satélite de todo tipo de cosas, desde aparcamientos hasta petroleros. Las mejores ideas que surgen de ese análisis de datos se ponen en práctica en muchas de las carteras de la empresa.
Muchos han intentado y fracasado durante años para igualar la estrategia, que ha propulsado a Marshall Wace a las filas de los mayores fondos de cobertura del mundo. Gestiona más de 70.000 millones de dólares y el año pasado superó el rendimiento de leviatanes como Citadel, de Ken Griffin, y Point72, de Steve Cohen, con un rendimiento del 22,7% en el fondo distintivo de la firma que utiliza los algoritmos, todo ello con una plantilla de una fracción de su tamaño. Marshall Wace ha mantenido su racha ganadora a través de la volatilidad inducida por los aranceles del presidente Trump, con ese mismo fondo subiendo un 7,1% en el año hasta abril, incluso cuando los mercados más amplios oscilaban violentamente. En comparación, un amplio índice de fondos de cobertura seguido por la firma de investigación PivotalPath subió un 0,1% durante el mismo periodo, mientras que el S&P 500 bajó un 5,3%.
Muchos han intentado y fracasado para igualar la estrategia, que ha propulsado a Marshall Wace a las filas de los mayores fondos de cobertura del mundo
La estrategia nace de una improbable asociación entre Marshall y Wace, dos cofundadores multimillonarios que tienen poco en común. “No creo que haya estado nunca realmente de acuerdo con nada de lo que haya dicho Paul”, dijo Wace en una inusual entrevista en la sede de la firma en el lujoso barrio londinense de Chelsea. Sostiene que nunca ha ido a cenar con el que es su socio desde hace casi 30 años y que solo ha estado en su casa una vez, para dejarle con el coche. Incluso en ese tema el dúo no parece ponerse de acuerdo. Marshall insistió en que Wace debía de estar bromeando. “Por supuesto que hemos estado en casa del otro”. Pero, añadió, “somos muy, muy diferentes. Esa es la gran verdad de lo que dice Ian”.
Marshall, educado en Oxford, ejerce de director de inversiones, supervisando las carteras de selección de valores fundamentales que dieron origen a la empresa. Sus colegas lo describen como tranquilo e intelectual, un contrapeso a la intensidad de Wace. Fuera del trabajo, sin embargo, Marshall es un hombre con mucho poder, que financia un puñado de medios de comunicación conservadores en el Reino Unido. Se hizo con la revista Spectator -a menudo llamada la “biblia tory”- en septiembre y fundó UnHerd, una publicación para gente que “se atreve a pensar por sí misma” en 2017. También es copropietario del alborotador canal GB News, que cuenta con presentadores como Nigel Farage, el político populista cuyo partido antiinmigración Reform UK está en auge.
Marshall niega ser conservador, y mantiene que es un liberal clásico y partidario de un gobierno limitado, del libre mercado y de la libertad de expresión. Cada vez hace más públicas sus opiniones, y la semana pasada pidió la disolución o venta de la BBC británica. Está “agazapada como un sapo gigante en medio del paisaje mediático del Reino Unido”, dijo en un discurso en Oxford. También cofundó la Alianza para una Ciudadanía Responsable y protagonizó este año su conferencia de Londres, a menudo llamada la versión “anti-woke” de Davos.
El año pasado, un grupo de presión británico reveló que se había involucrado en publicaciones incendiarias en X, incluyendo haber dado a me gusta a publicaciones que pedían “expulsiones masivas” de inmigrantes y predecían una “guerra civil” con “falsos invasores refugiados” en Europa. Las protestas se multiplicaron y se exigió a Marshall que dimitiera como presidente de Ark Schools, un consorcio que gestiona escuelas en toda Inglaterra. Marshall fundó Ark, la organización benéfica para niños que financia Ark Schools, con otros gestores de fondos de alto riesgo, entre ellos Wace. Desde entonces, Marshall se ha disculpado y ha borrado los mensajes. “Ver a tu compañero herido es triste”, dijo Wace, sobre el incidente en las redes sociales. “Pero lo superamos”.
Marshall niega ser conservador, mantiene que es un liberal clásico, partidario de un gobierno limitado, del libre mercado y de la libertad de expresión
Wace, el director ejecutivo de la firma, se muestra menos político de cara al exterior. Cuando Marshall entregó 100.000 libras a una campaña en 2016 que apoyaba la salida de Gran Bretaña de la Unión Europea, Wace donó 100.000 libras apoyando la campaña a favor de la permanencia. “Me di cuenta de que sería absolutamente ridículo que nos consideraran una empresa partidaria del Brexit, así que para neutralizarlo, simplemente hice lo contrario”, comenta Wace. Sus colaboradores describen a Wace como un perfeccionista intenso y enérgico, alguien que, tras servir en el ejército, escaló las filas de las finanzas británicas sin tener un título universitario. Un antiguo colega recuerda a Wace llegando a la oficina con el cuerpo lleno de ampollas y una mano vendada hasta el codo, lesiones sufridas al intentar encender un horno de pizza mientras estaba de vacaciones. Aproximadamente una semana después, Wace estaba de vuelta en su escritorio, trabajando como si nada hubiera pasado.
“Son personalidades totalmente diferentes, lo que suele ser una receta para el desastre”, señala Caron Bastianpillai, gestor de cartera de NS Partners, que invirtió en los inicios de Marshall Wace. “Este es uno de los raros casos en los que ha sido un gran éxito”. Los fondos de cobertura suelen estar dirigidos por un único líder que toma las decisiones finales. Basta pensar en George Soros o John Paulson. A menudo, las duplas se asocian con desavenencias, como la más reciente en la poderosa empresa de análisis cuantitativo Two Sigma, donde los enfrentamientos entre los cofundadores sobre la dirección de la firma obligaron a ambos a dimitir como codirectores ejecutivos el año pasado.
Marshall y Wace, que ahora rondan los 60 años, se conocieron por primera vez en 1985, mientras forjaban sus carreras en el banco de inversión británico S.G. Warburg. Wace fue el primer corredor dentro de la firma que llamó y se presentó a Marshall, que se estaba asentando como gestor de fondos. El dúo se empezó a conocer mientras viajaban con frecuencia a Francia por negocios. Más tarde, Wace tuvo que hacer frente a una tragedia personal cuando su mujer y sus dos hijos pequeños murieron en un accidente de coche en 1994. Wace iba en un vehículo delante de ellos cuando regresaban a casa de unas vacaciones en el campo. Un par de años más tarde, Wace acudió a Marshall con una idea: un fondo de cobertura que combinara la experiencia inversora de Marshall con los conocimientos de Wace en materia de negociación. Tras reunir 50 millones de dólares, incluidos los de Soros, en 1997 lanzaron su primer fondo, llamado Eureka, un fondo de renta variable “long-short” que apostaba a favor y en contra de las acciones.
Al principio no estaban de acuerdo con la idea que acabó convirtiéndose en su fórmula ganadora. La empresa, como la mayoría de los fondos de alto riesgo, recibía regularmente llamadas telefónicas de corredores de Wall Street, que proponían a Marshall Wace ideas sobre valores con la esperanza de adjudicarse su volumen de negocio. Wace pensó que merecía la pena hacer un seguimiento formal y analizar las ideas para ver si eran fructíferas. Marshall se mostró escéptico. La mayoría de la gente “del lado comprador como yo era muy arrogante respecto al lado vendedor”, señala Marshall, refiriéndose a la división del mundo financiero entre inversores y corredores. “Ian no tenía ese punto de vista en absoluto”.
Marshall y Wace se conocieron por primera vez en 1985, mientras forjaban sus carreras en el banco de inversión británico S.G. Warburg
Wace encargó a un becario, Anthony Clake, a principios de la década de 2000 que encontrara una forma de medir las ideas. La hoja de cálculo resultante evolucionó hasta convertirse en lo que se conoce como TOPS, por Trade Optimized Portfolio System. En la actualidad, más de 1.000 colaboradores externos, entre los que se encuentran empresas de la talla de Goldman Sachs y JPMorgan Chase, envían ideas de inversión -junto con explicaciones detalladas sobre las mismas- a carteras modelo, cuyos rendimientos se siguen continuamente y se muestran individualmente a los participantes. Algunos fondos de cobertura rivales, en su mayoría empresas más pequeñas, también presentan ideas, algunas de ellas demasiado poco prácticas para negociar por su cuenta. Las empresas con mejores resultados son recompensadas trimestralmente con comisiones, tanto si Marshall Wace negocia con las ideas como si no.
En total, la empresa puede llegar a pagar cientos de millones de dólares en un buen año, según una persona familiarizada con el asunto. TOPS ha recibido más de cuatro millones de ideas desde su lanzamiento. Sin embargo, TOPS no solo analiza las ideas que llegan. También rastrea los sesgos de comportamiento de los propios participantes. Puede examinar, por ejemplo, a qué hora del día los participantes envían sus mejores ideas, o si desechan sus ganadoras demasiado pronto. Los comentarios regulares que detallan el rendimiento mantienen enganchados a los participantes. Los participantes con bajo rendimiento pueden ser apartados del programa.
“Sería bastante equivocado pensar que se trata de una simple traslación de la idea de Joe Schmo a una cartera”, dice Marshall. “Joe Schmo puede tener una idea, y eso puede ser una pequeña parte de una señal de si esa acción es interesante o no”. Wace afirma que la empresa procesa más de 30 petabytes de datos al día, equivalentes a 400.000 millones de correos electrónicos, para dar con las mejores ideas de negociación.
En sus primeros días, la estrategia tuvo que lidiar con el escepticismo. Algunos en la industria se preguntaban si el sistema funcionaría en la práctica, o si siquiera era legal. Los reguladores también tenían dudas, entre ellas si los sistemas como TOPS utilizaban un acceso anticipado o privilegiado a la información privilegiada. Los reguladores británicos sondearon la cuestión y en 2006 concluyeron que las “claras trazas de auditoría” que se desprendían de los envíos electrónicos de los participantes sugerían que el riesgo de transmitir información privilegiada “podría ser menor que a través de los métodos de comunicación tradicionales”. Aun así, hicieron hincapié en que las empresas deben contar con sólidas prácticas de cumplimiento.
Algunos en la industria se preguntaban si el sistema funcionaría en la práctica, o si siquiera era legal
TOPS dirige ahora más de 40.000 millones de dólares de activos, más de la mitad del dinero de la empresa. Los inversores y colaboradores de TOPS afirman que la escala del sistema y su larga trayectoria han ayudado a Marshall Wace a mantenerse a la cabeza, incluso cuando la estrategia se ha hecho más popular entre los “hedge funds”. Otras firmas -como Two Sigma, Citadel y Man Group- tienen sistemas similares. Marshall Wace cuenta con unos 750 empleados, frente a los más de 3.000 de Citadel y los casi 1.800 de Man Group. Clake, el becario que desarrolló TOPS, es ahora socio. Wace supervisó el diseño de la oficina londinense de la empresa, llenándola de modernas lámparas de araña, techos de madera reciclada y vitrinas gigantes llenas de fotos familiares de los empleados. Se trata de “hacer que nuestra gente se sienta muy a gusto”, afirma Wace. “Entonces [podemos] exigirles mucho”.
Una vez retó a un grupo de futuros contratados a visitar el mayor número de países de Europa, utilizando el mayor número de medios de transporte y de la forma más barata posible, en un plazo de 24 horas. “Quería ver hasta qué punto alguien podía pensar de forma creativa. Quería ver qué ocurriría si los agotaba”. Uno llegó hasta el extremo de Polonia “en algo así como 30 medios de transporte diferentes”, recuerda Wace. Otro se quedó en la zona, recorriendo las numerosas embajadas de Londres. Ese candidato está ahora en la empresa. “En realidad es muy inteligente”, comenta Wace. Pero, en su opinión, “era demasiado simpático”.
*Contenido con licencia de The Wall Street Journal. Traducido por Federico Caraballo
El dúo de inversores londinense de Paul Marshall e Ian Wace superó a sus competidores durante la reciente agitación del mercado con una estrategia de negociación poco convencional: un algoritmo ultrasecreto que analiza los consejos de los fondos de cobertura y los bancos de inversión rivales.