Cómo actuar en bolsa cuando ni las empresas saben calcular sus previsiones de beneficio
La guerra comercial siembra de dudas las perspectivas de beneficios de las empresas, y con ellas la valoración del S&P 500
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El economista Burton Malkiel bien pudo haber calificado al mercado bursátil de "camino aleatorio", pero los inversores al menos podían utilizar las previsiones de beneficios de las empresas como si fueran señales de tráfico. Ahora están caminando prácticamente a ciegas.
La semana pasada, BMW reiteró sus previsiones financieras para 2025 de mediados de marzo, pero incluyó el supuesto de que la administración Trump daría marcha atrás en algunos de los aumentos arancelarios más recientes a partir de julio. Aunque llevará un tiempo, el libre comercio entre EEUU, México y Canadá "se restablecerá una vez más", dijo el presidente de BMW, Oliver Zipse, a los analistas el pasado miércoles. "Las desventajas son demasiado grandes para todos".
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Dado que Estados Unidos y China acordaron el lunes suspender la mayoría de los aranceles, tras el anuncio de un acuerdo con el Reino Unido la semana pasada, puede haber cierto fundamento para el optimismo de Zipse. Sin embargo, los analistas de renta variable de Deutsche Bank no se mostraron tan seguros tras el informe de resultados. "Obviamente, no todo el mundo comparte el optimismo de BMW", escribieron a sus clientes. Aunque poco ortodoxas, las predicciones del fabricante de automóviles alemán son una forma de afrontar el hecho de que nadie sabe cómo será la economía dentro de unos meses.
Ford, Stellantis, propietaria de Jeep, Delta Air Lines y UPS adoptaron otro rumbo, descartando por completo sus previsiones para 2025. Otros, como General Motors, PepsiCo y Procter & Gamble, han rebajado sus objetivos, mientras que Volkswagen excluyó los aranceles de sus perspectivas. United Airlines, de forma creativa, ha ofrecido un escenario en caso de estabilidad y otro en caso de recesión. La expectativa media actual de Wall Street es que el crecimiento de los beneficios por acción del S&P 500 en los próximos 12 meses será del 8,9%, lo que equivale a una relación precio/beneficios futura de 20,6, históricamente elevada pero en línea con la media de los últimos cinco años.
Ford, Stellantis, propietaria de Jeep, Delta Air Lines y UPS han adoptado otro rumbo, descartando por completo sus previsiones para 2025
He aquí el problema: los analistas toman sus previsiones de los mismos ejecutivos corporativos que ahora emiten previsiones sin sentido. En realidad, el índice podría estar mucho más caro de lo que parece. Goldman Sachs sigue viendo un 45% de probabilidades de recesión en los próximos 12 meses. No obstante, después de haber estado a punto de entrar en un mercado bajista el 8 de abril, el S&P 500 está ahora solo un 4% por debajo de donde estaba a principios de año. Sin duda, una recesión es menos probable que hace un mes. El presidente Trump ha desescalado su guerra comercial, y los datos oficiales de abril no mostraron un gran deterioro del mercado laboral, contradiciendo lo que sugerían los indicadores "blandos" de las encuestas.
Además, los analistas no son totalmente ajenos a los riesgos que se avecinan: a pesar de que las cifras de beneficios del primer trimestre fueron sólidas y de que un número de empresas superior a la media mejoró sus previsiones para el segundo trimestre, los corredores de bolsa revisaron a la baja sus estimaciones para el segundo trimestre en un 2,4% en abril, mucho más de lo habitual. Además, están aplicando mayores rebajas a las previsiones a partir de dentro de un año o más, lo que históricamente ha sido un buen indicador del enfriamiento de la economía.
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Por lo tanto, se puede argumentar que los inversores están teniendo en cuenta alguna posibilidad de recesión o, al menos, de desaceleración severa, pero también lo están equilibrando frente a un posible repunte económico una vez que los consumidores y las empresas estadounidenses, que siguen teniendo unas finanzas sólidas, superen los próximos meses de caos. Sin embargo, esto no tiene mucho sentido. Incluso si la incertidumbre económica en sí no acaba teniendo ningún efecto negativo, ahora se ha confirmado que los acuerdos comerciales de Trump dejarán en vigor muchos de los aranceles anunciados recientemente, lo que significa que se avecinan aumentos de los costes de importación. Las empresas pronto tendrán que aceptar márgenes más bajos o subir los precios, lo que afectará a las ventas.
Crucialmente, las expectativas de beneficios a futuro para el S&P 500 y los valores tecnológicos en particular ya estaban siendo rebajadas antes de que comenzara la guerra comercial. Como referencia, las recesiones suelen implicar una caída de los beneficios del 20% o más. Suponiendo un escenario muy benigno en el que el crecimiento de los beneficios por acción cayera simplemente a la media de cinco años del 7,9% y el PER a plazo volviera a subir al máximo en torno al que ha rondado en los últimos años, que es 22, el S&P 500 seguiría teniendo solo un 6% de subida. Eso no es mucho cuando el efectivo rinde un 4%. Sin embargo, en lugar de centrarse en previsiones poco sólidas, los inversores "podrían empezar a gravitar hacia la observación de los beneficios finales, porque son los auténticos", afirma Matt Stucky, gestor jefe de carteras de renta variable de Northwestern Mutual.
Las empresas pronto tendrán que aceptar márgenes más bajos o subir los precios, lo que afectará a las ventas
Puede que ya lo estén haciendo hasta cierto punto. Las acciones baratas de "valor", que han sido muy poco apreciadas durante la última década y media en comparación con los gigantes de rápido crecimiento de Silicon Valley, se han convertido en las más rentables este año. "No hay mucha esperanza en las acciones de valor, pero la valoración te da un colchón, mientras que la esperanza no", señala Fabiana Fedeli, de M&G Investments. Pero, en última instancia, esto podría dar lugar a un mercado general bastante bajista, dado que la promesa de la inteligencia artificial sigue siendo la piedra angular de los argumentos a favor de la inversión en Estados Unidos. Si hay que creer en los ratios PER retrospectivos, las valoraciones son extremadamente exageradas, no muy lejos de las de la burbuja puntocom.
El veterano de Wall Street Jim Paulsen propone otra regla: desde el final de la Segunda Guerra Mundial, los rendimientos del S&P 500 han seguido de cerca una línea logarítmica ascendente. Y, aunque la desviación al alza actual no se acerca a los niveles de 1999, volver a la tendencia durante el próximo año seguiría implicando una caída del 15%. Tal vez los inversores deberían limitarse a diversificar todo lo que puedan y tener un sesgo hacia empresas de "calidad" con elementos tales como balances que puedan soportar resultados extremos. Evitando nombres centrados en China como Apple, esto podría abogar por mantener la fe en los favoritos del mercado como Costco, Meta Platforms y Mastercard. Aun así, ninguno de los oscuros caminos de inversión actuales podría conducir a ganancias particularmente grandes.
*Contenido con licencia de The Wall Street Journal. Traducido por Federico Caraballo
El economista Burton Malkiel bien pudo haber calificado al mercado bursátil de "camino aleatorio", pero los inversores al menos podían utilizar las previsiones de beneficios de las empresas como si fueran señales de tráfico. Ahora están caminando prácticamente a ciegas.