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El plan del mayor inversor del mundo ante la guerra arancelaria de Trump
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El plan del mayor inversor del mundo ante la guerra arancelaria de Trump

Nicolai Tangen está dispuesto a esperar que pase la guerra comercial, aunque eso implique la posible pérdida de 600.000 millones de dólares

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Para ser un hombre que se plantea la posibilidad de perder 600.000 millones de dólares, Nicolai Tangen se muestra asombrosamente relajado.

Tangen dirige la mayor reserva de dinero del mundo, el fondo soberano noruego de 1,8 billones de dólares, del que aproximadamente la mitad está en acciones y bonos estadounidenses —en su mayoría acciones—. Si el sistema comercial mundial se fragmenta en bloques separados por barreras arancelarias, cree que el fondo podría perder más de un tercio de su valor a medida que la economía se resienta y la inflación repunte. Parece desalentador, incluso teniendo en cuenta que el rendimiento del fondo en lo que va de año es más o menos plano gracias a su exposición compensatoria a Europa.

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"Tienes una guerra caliente y tienes una guerra fría, una guerra tecnológica y una guerra comercial, hay mucha fragmentación", afirma el antiguo gestor de fondos de cobertura. "Es negativo porque afecta al crecimiento económico y potencialmente a la inflación. Así que hay potencial para que esto sea muy perjudicial". La pregunta clave es: ¿qué se puede hacer para protegerse contra esta situación? La respuesta de Tangen: no mucho. "En realidad no puedes cubrirte contra ese escenario. La forma en que trabajamos es mediante la inversión a muy largo plazo y la diversificación". Es cierto que a los inversores generalmente les ha ido bien asumiendo que el tiempo curará todas las heridas. Dejando a un lado los países que perdieron una gran guerra, una amplia cartera de acciones casi siempre ha batido a los bonos, el efectivo y la inflación durante el siglo pasado.

Los lectores que se aferraron a sus acciones durante los terribles años setenta, 1987, la quiebra de las puntocom y la crisis financiera mundial ya conocen el mantra: no revises el valor de tu cartera, no juguetees con ella, limítate a conservarla y olvidarte. Al final, todo saldrá bien (eso sí, recuerda reinvertir los dividendos). Los inversores que no siguen la práctica de Tangen de tener un congelador lleno de helado al lado de su despacho podrían estar menos tranquilos ante posibles pérdidas. También podrían, razonablemente, preocuparse de que al final no todo salga bien, o de que un particular sencillamente no pueda esperar tanto como un país a que las cosas mejoren. Después de todo, muchos de nosotros necesitamos el dinero para jubilarnos, comprar una casa o pagar la universidad. Noruega optó por reservar la mayor parte de su ganancia inesperada de petróleo del Mar del Norte para gastarla más adelante, una vez que el petróleo se agote.

Una amplia cartera de acciones casi siempre ha batido a los bonos, el efectivo y la inflación durante el siglo pasado

Lo que es peor, ésta podría ser una nueva era. En el siglo XIX, las acciones no eran una gran inversión, siendo los bonos los ganadores. De hecho, Edward McQuarrie, profesor de negocios jubilado de la Universidad de Santa Clara, descubrió que los precios de las acciones terminaron el siglo XIX más bajos que donde empezaron. La ganancia de todo el siglo provino de los dividendos. Mientras el presidente Trump se remonta a los aranceles de la Edad Dorada y al presidente William McKinley, que asumió el cargo en 1897, quizás la historia esté girando de nuevo y los activos deberían estar mucho, mucho más baratos.

No estoy de acuerdo con Tangen en que no hay nada que hacer salvo esperar. Hay dos opciones para quienes quieran protegerse contra un colapso repentino del comercio mundial: el oro y el comercio activo. Y ambas tienen grandes problemas. También están los valores del Tesoro protegidos contra la inflación, o TIPS, que son bastante atractivos con un rendimiento del 2% después de la inflación durante 10 años, pero sufrirían en un escenario de tipos altos durante más tiempo.

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El oro es la cobertura clásica contra la inflación a corto plazo que podrían provocar los aranceles. También tiende a funcionar bien cuando los precios caen, lo que podría ocurrir más adelante si la economía atraviesa dificultades. El oro debería verse menos afectado que las acciones por la menor productividad futura que implica una ruptura del comercio. Es un refugio que se beneficia de las tensiones geopolíticas que conlleva un mundo multipolar. Tangen no está autorizado a comprar oro para el fondo noruego del petróleo, que forma parte del banco central del país. Incluso si lo estuviera, no le gusta que no sea un activo productivo, que no ofrezca ingresos ni ganancias.

Esto pone de manifiesto el problema para los inversores: el oro actúa como una forma de seguro contra las cosas que van mal. Sin embargo, si todo sale bien, debería actuar como un lastre para una cartera, algo así como pagar una prima de seguro. Dado lo mucho que ha subido ya el precio de los lingotes —alrededor de un 60% desde principios del año pasado—, si todo sale bien, el oro podría retroceder mucho. Operar activamente también es difícil para el fondo petrolero. Es tan grande que solo puede virar como uno de los superpetroleros que transportan el petróleo de Noruega. Casi todos los activos del fondo siguen índices, lo que deja solo una pequeña proporción para moverse en función de las opiniones de los equipos de Tangen. Una de las jugadas que le ha salido bien últimamente es recortar la inversión en tecnología estadounidense desde el año pasado.

El oro actúa como una forma de seguro contra las cosas que van mal. Sin embargo, si todo sale bien, debería actuar como un lastre para una cartera

Los pequeños inversores pueden ser más ágiles. Eso es a la vez una bendición y una maldición. Creo que es posible batir al mercado, especialmente cuando los inversores se amontonan en temáticas populares y llevan los precios a extremos poco razonables. No obstante, tomarle el pulso al mercado requiere mucho tiempo, que para la mayoría de la gente estaría mejor empleado ganando dinero o jugando con sus hijos. Requiere que los inversores estén dispuestos a abandonar puntos de vista y dar marcha atrás cuando las cosas cambian. Además, las simples matemáticas deberían dejar claro que no todo el mundo puede batir al mercado, ya que por cada comprador tiene que haber un vendedor. Incluso los inversores inteligentes con acceso a recursos casi ilimitados suelen tener dificultades para medir el tiempo del mercado, y Tangen se pregunta si hacerlo genera dinero. "Es muy, muy difícil", me dice.

Creo que es probable que el asalto de Trump al comercio sea mucho peor para la economía de lo que las acciones están valorando, así que es probable que se produzcan nuevas caídas. Pero si de repente Trump llega a un montón de acuerdos y elimina la mayoría o todos los impuestos a la importación, esa opinión será errónea. Y puede que lo sea. ¿Conoces mejor su forma de pensar que el mercado en su conjunto? La mayoría de los inversores se encuentran más cómodos la mayor parte del tiempo siguiendo una estrategia de índice simple, parecida a la de Tangen, y esperando que todo salga bien a la larga. Pero es difícil mantenerse sereno cuando el mercado oscila de forma tan salvaje. Tangen dirigió un fondo durante la crisis financiera de 2008-09, y dice que está dispuesto a seguir motivando a sus empleados durante una crisis "en la que se pierde dinero día tras día".

Quizá tener helado siempre a mano también nos ayudaría al resto.

*Contenido con licencia de The Wall Street Journal. Traducido por Federico Caraballo

Para ser un hombre que se plantea la posibilidad de perder 600.000 millones de dólares, Nicolai Tangen se muestra asombrosamente relajado.

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