No te dejes engañar por esta solución fácil frente al caos del mercado
Ten cuidado con los fondos alternativos que cuestan demasiado, revelan muy poca información y tienen un riesgo más alto de lo que parece
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Con los mercados de acciones y bonos tambaleándose al unísono, las empresas de inversión y los asesores financieros están recomendando más que nunca los llamados fondos alternativos.
Esta semana, The Wall Street Journal publicó que Blackstone, el gigante de los mercados privados, se está asociando con Vanguard y Wellington Management para crear carteras que mezclen activos cotizados en bolsa y privados. También este mes, Charles Schwab y Goldman Sachs han anunciado iniciativas independientes para poner más fondos alternativos a disposición de los inversores particulares con alto poder adquisitivo.
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Esto podría ser estupendo si empresas como Vanguard y Schwab, que llevan décadas luchando por reducir los costes para los inversores, logran rebajar las elevadas comisiones que suelen cobrar estos fondos alternativos. Pero hay un lado oscuro: se está animando a los asesores financieros y a los inversores a creer que cualquiera puede combinar fácilmente fondos privados con activos públicos como acciones, bonos, fondos de inversión y fondos cotizados.
En el mejor de los casos, los fondos alternativos —que pueden incluir fondos de cobertura, capital riesgo, fondos de capital privado, inmuebles no cotizados, crédito privado, infraestructuras y otros activos— ofrecen un menor riesgo, mayores ingresos o rentabilidad total y una valiosa diversificación en áreas que, de otro modo, serían inaccesibles. Sin embargo, los fondos alternativos valoran sus participaciones fuera del foco público, y esos activos subyacentes no se negocian en mercados líquidos. A los asesores financieros les encanta contar a los inversores que los fondos alternativos tienen "menor volatilidad" que las inversiones que cotizan en bolsa, pero esto no es como comparar manzanas con naranjas, es como comparar manzanas con asteroides.
Se está animando a los asesores financieros y a los inversores a creer que cualquiera puede combinar fácilmente fondos privados con activos públicos
Además, te están invitando a una fiesta que puede que ya esté en las últimas, ya que muchos inversores institucionales, saturados de activos privados, están esperando a sacar su dinero. Las empresas de capital privado tienen en cartera más de 29.000 empresas, valoradas en 3,6 billones de dólares, de las que no pueden deshacerse y los rendimientos de muchas alternativas se han estancado. ¿Por qué comprar lo que esta gente está tratando de quitarse de encima? Puedes invertir en acciones, bonos y otros activos públicos a través de ETF que cuestan un 0,03 %, o incluso menos, al año, unos 30 centavos por cada 1000 dólares. Los activos alternativos suelen ser cientos de veces más caros, con gastos que a veces pueden superar el 7 % anual. Un estudio reciente reveló que las comisiones pueden consumir hasta el 26 % de todo el capital que los inversores comprometen en fondos privados.
La nueva aventura de Vanguard con Blackstone y Wellington parece que va a tener gastos mucho más bajos, algo que se esperaba desde hace mucho. Aunque los gestores de fondos privados con mucha experiencia podrían superar el lastre de las comisiones más altas, la mayoría no podrá hacerlo. Entre los mayores inversores en activos privados se encuentran los fondos de dotación de colegios universitarios y universidades. Durante los 10 años transcurridos previos al 30 de junio de 2024, la media de los fondos de dotación obtuvo una rentabilidad total anualizada del 6,7 % después de comisiones, según el estudio NACUBO-Commonfund Study of Endowments de 2024. Esta cifra está muy por debajo del rendimiento total anualizado del 12,8 % del S&P 500 durante el mismo periodo, y no es mucho mejor que un ETF con un 60 % en acciones y un 40 % en bonos, que creció un 5,9 % anual.
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Muchas de estas instituciones tienen acceso privilegiado a los mejores gestores de activos alternativos del mundo, y aun así apenas lograron superar a un ETF aburrido y muy barato. Como he señalado anteriormente, para invertir como la Universidad de Yale, hay que ser como Yale, con personal dedicado, décadas de paciencia, abundantes fuentes de ingresos y sin necesidad de efectivo a corto plazo. De lo contrario, es probable que el rendimiento sea mediocre. Al menos tal y como están estructurados ahora, los fondos alternativos presentan otro problema para los inversores particulares. Cuando caen las acciones y los bonos que cotizan en bolsa, es conveniente vender algunas de las alternativas para reequilibrar la cartera o restablecer las participaciones en todas las posiciones a los niveles objetivo preestablecidos.
Dado que las valoraciones de los activos privados de muchos fondos alternativos se actualizan con mucha menos frecuencia que a diario, es probable que estén sobrevalorados, al menos temporalmente, cuando los mercados públicos se desploman. Lo ideal sería vender algunas de las participaciones alternativas más valoradas e invertir los ingresos en activos públicos que se hayan abaratado. Lamentablemente, aunque los fondos alternativos pueden permitirte comprar diaria o mensualmente, por lo general solo puedes vender en momentos específicos, por ejemplo, una vez al trimestre. Además, los fondos pueden limitar los reembolsos, normalmente al 5 % del total de los activos. "Si todo el mundo quiere reequilibrar su cartera al mismo tiempo, no podrás vender", advierte Kimberly Flynn, presidenta de XA Investments, una gestora de activos alternativos de Chicago.
Aunque los fondos alternativos pueden permitirte comprar diaria o mensualmente, por lo general solo puedes vender en momentos específicos
Es posible que tengas que esperar meses para poder liquidar incluso una pequeña parte de tus activos privados. Para entonces, los mercados públicos pueden haberse recuperado, lo que te impediría reequilibrar tu cartera de forma oportuna. Por último, el riesgo de los fondos alternativos se interpreta mal, ya que se suele hacer hincapié en su supuesta menor volatilidad. Lo que importa, en cambio, es el riesgo de que las valoraciones no estén actualizadas o no sean precisas. Imaginemos que tienes dos amigos que, según sus médicos, tienen un sobrepeso preocupante. Una se pesa varias veces al día y te cuenta que sigue ganando peso a un ritmo alarmante, lo que te hace temer por su salud e incluso por su esperanza de vida. Tu otro amigo se niega a pesarse más de una vez cada 12 semanas. Parece que ha engordado al menos tan rápido como tu otro amigo, así que le preguntas si deberías preocuparte por su salud. Él, con indiferencia, te dice cuánto pesaba hace tres meses.
¿Deberías creer que la persona que no se ha subido a una báscula en meses corre menos riesgo que la que se pesa todos los días? ¿Los cambios en su masa corporal dependen de la frecuencia con la que se suben a la báscula? Del mismo modo, un fondo no debería afirmar que es menos volátil simplemente porque mide el valor de su cartera con menos frecuencia (o porque los propios activos subyacentes informan de sus valores con menos frecuencia). Los valores siguen fluctuando aunque las fluctuaciones no se comuniquen en tiempo real. Y lo que es peor, dependiendo del fondo, es posible que no sepas exactamente quién ha valorado los activos ni cuándo. Un fondo privado puede ser menos arriesgado que uno público si tiene activos baratos y seguros que se pueden vender fácilmente a un precio justo. Pero un fondo privado no es menos arriesgado solo porque sea privado. Si tu asesor financiero intenta decirte lo contrario, búscate otro asesor.
*Contenido con licencia de The Wall Street Journal. Traducido por Federico Caraballo
Con los mercados de acciones y bonos tambaleándose al unísono, las empresas de inversión y los asesores financieros están recomendando más que nunca los llamados fondos alternativos.