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La promesa de una nueva edad de oro para el gas y el petróleo se tambalea
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La promesa de una nueva edad de oro para el gas y el petróleo se tambalea

Las deterioradas relaciones comerciales y la posible recesión mundial están a punto de reducir las ventas internacionales y la producción nacional de combustibles fósiles

Foto: Foto: Getty/Joe Raedle.
Foto: Getty/Joe Raedle.
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El libre comercio impulsó el ascenso de Estados Unidos como potencia hegemónica en materia de petróleo y gas. Ahora, el enfoque de "Estados Unidos primero" del presidente Trump parece destinado a forzar un doloroso reajuste.

La globalización fue una bendición para las empresas estadounidenses de petróleo y gas, que pudieron exportar su abundante excedente de combustibles fósiles. Esto, a su vez, ha desatado la producción nacional, lo que ha permitido a Estados Unidos superar a Arabia Saudí y Rusia como el principal productor mundial de petróleo y gas, y reducir su déficit comercial.

Foto: El petróleo profundiza su caída. (Pixabay)

Ahora, la ofensiva arancelaria de Trump podría poner en peligro estos logros al perjudicar la demanda de productos estadounidenses. También podría crear una oportunidad para que los rivales energéticos de Estados Unidos recuperen cuota de mercado. Aunque las medidas del presidente aumentan los flujos de energía libres de impuestos, el temor a una recesión mundial ha hecho bajar los precios del crudo. Desde que Trump desveló los aranceles la semana pasada, los precios del petróleo estadounidense han caído un 16 %, hasta unos 60 dólares el barril. A pesar de la pausa de 90 días que declaró el miércoles sobre algunos aranceles, los precios siguen en niveles que probablemente harán que la producción nacional se estanque, si no disminuya, este año.

La guerra comercial también ha afectado a las ventas estadounidenses de gas natural licuado, a medida que las empresas norteamericanas construyen nuevas instalaciones de exportación. Los aranceles de represalia de China contra EEUU afectaron a todos sus productos, incluido el GNL. Aunque algunos países como Japón y Corea del Sur podrían aumentar sus compras de gas natural para aplacar a Trump, una recesión global podría poner en peligro los proyectos de exportación. Muchas industrias, desde fabricantes de automóviles hasta empresas tecnológicas, se han visto conmocionadas por el intento de Trump de reorientar el orden comercial mundial, lo que ha sacudido el mercado. La retirada de Estados Unidos del comercio mundial será especialmente dura para las empresas de petróleo y gas, que llevan mucho tiempo perforando en yacimientos internacionales, refinando crudo extranjero y enviando petróleo y gas natural a todo el mundo.

Algunos países como Japón y Corea del Sur podrían aumentar sus compras de gas natural para aplacar a Trump

"La industria petrolera es, por naturaleza, una industria global", afirma Dan Yergin, vicepresidente de S&P Global y coautor de The Commanding Heights, un libro sobre el auge de los mercados libres. "Van a tener que encontrar una nueva estrategia". Durante la campaña de Trump, sus donantes del sector del petróleo y el gas le presionaron para que integrara aún más esta industria en el comercio internacional. Algunas de sus primeras órdenes ejecutivas, que tenían como objetivo facilitar a las empresas la construcción de nuevos oleoductos y la exportación de más combustibles fósiles, parecían cumplir su promesa de campaña de hacer del petróleo y el gas un pilar de la prosperidad estadounidense y el dominio mundial.

Sin embargo, los aranceles parecen socavar este plan de "dominio energético" destinado a dar rienda suelta a los combustibles fósiles estadounidenses en la escena mundial. "Es un quebradero de cabeza", comenta Robert Yawger, director de la división de futuros del banco de inversión Mizuho Americas. "Reivindicas que la industria energética es la favorita de tu plan económico, pero acabas de complicar mucho las cosas". Las ventas internacionales han sido un motor de crecimiento para el petróleo y el gas de EEUU, convirtiendo al sector en una potencia exportadora. La energía fue responsable del 15 % de las exportaciones estadounidenses el año pasado, según los analistas de Barclays. Solo la Unión Europea importó aproximadamente 79.000 millones de dólares en productos energéticos de Estados Unidos.

Foto: El presidente de EEUU, Donald Trump. (Reuters/Carlos Barria)

Cuando el Congreso levantó hace una década la prohibición de las exportaciones de petróleo, proporcionó a las empresas de esquisto una salida crucial para su producción en auge. El manantial de crudo ha mitigado el poder de fijación de precios de la Organización de Países Exportadores de Petróleo y ha reforzado la influencia de EEUU sobre sus países miembros. Las refinerías estadounidenses siguen importando millones de barriles de petróleo cada día, pero las ventas de petróleo al extranjero el año pasado permitieron a EEUU registrar un superávit de aproximadamente 45.000 millones de dólares, según la Oficina del Censo, el más alto jamás registrado. Junto con el aumento de la producción de crudo, Estados Unidos ha estado produciendo un torrente de gas natural. Los perforadores, desconcertados por los bajos precios nacionales, han buscado compradores internacionales, y Estados Unidos ha superado a Australia y Qatar como el mayor exportador de GNL del mundo.

Los bloqueos comerciales de Trump podrían cambiar eso. Los aranceles de represalia del tipo que China impuso a EEUU podrían hacer que el GNL estadounidense sea menos atractivo para los compradores. Solo el 6 % del suministro de GNL de China procedía de EEUU en 2024, pero las empresas estadounidenses firmaron en los últimos años contratos de suministro con compradores chinos que ascienden a seis veces estos volúmenes, según el Centro de Política Energética Global de la Universidad de Columbia. Además, los aranceles de Trump, al debilitar la demanda de petróleo y deprimir los precios, podrían detener el ya lento crecimiento del crudo en EEUU. Los productores han agotado la mayoría de sus yacimientos de alta calidad, lo que les ha obligado a fusionarse. Algunos analistas señalan que la reciente decisión de la OPEP y sus aliados de aumentar la producción indica que el grupo cree que sus rivales estadounidenses están finalmente bajando el ritmo.

Los aranceles de represalia que China impuso a EEUU podrían hacer que el GNL estadounidense sea menos atractivo para los compradores

Un período prolongado de precios del petróleo más bajos podría afectar a las empresas de perforación de la Cuenca Pérmica, el mayor yacimiento petrolífero de EEUU. Podría aumentar el apalancamiento de la deuda de los productores más pequeños, presionarlos para que vendan sus activos y adelantar a este año la disminución prevista de la producción en algunos yacimientos petrolíferos estadounidenses, que estaba prevista para 2026, según Tom Loughrey, presidente de la empresa de análisis energético FLOW Partners. "Esto podría ser un mazazo para el productor estadounidense", dijo Loughrey. "El petróleo a 60 dólares no se sostiene". La consultora Rystad Energy estima que por encima de los 62 dólares el barril —incluidos los pagos de dividendos a los accionistas y los gastos del servicio de la deuda— es el precio que muchos actores petroleros estadounidenses necesitan para alcanzar el punto de equilibrio.

Andy Hendricks, director ejecutivo de la empresa de servicios petroleros Patterson-UTI, argumenta que si los precios caen aún más hasta situarse en torno a los 50 dólares por barril, "existe la posibilidad de que la producción estadounidense se reduzca", lo que daría más libertad a los competidores del crudo estadounidense. La caída de los precios del petróleo estadounidense a 50 dólares el barril podría reducir la producción de crudo de Estados Unidos en aproximadamente un 8 % en un año, según S&P Global Commodity Insights. Algunos petroleros independientes no se dejan intimidar. Mike Oestmann, un petrolero del oeste de Texas que vendió su empresa en 2023, está buscando asociarse con otros inversores para comprar terrenos y poner en marcha un nuevo proyecto de perforación en los próximos meses. Oestmann afirma que la Cuenca Pérmica aún cuenta con buenos pozos y el tráfico de camiones en el yacimiento petrolífero sigue siendo intenso.

"Es una buena señal", afirma. Pero "puede cambiar rápidamente. Soy consciente de ello".

*Contenido con licencia de The Wall Street Journal. Traducido por Federico Caraballo

El libre comercio impulsó el ascenso de Estados Unidos como potencia hegemónica en materia de petróleo y gas. Ahora, el enfoque de "Estados Unidos primero" del presidente Trump parece destinado a forzar un doloroso reajuste.

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