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Cuatro preguntas que debes hacerte para combatir el caos del mercado
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Cuatro preguntas que debes hacerte para combatir el caos del mercado

No es el momento de "comprar en la caída" o deshacerte de tus acciones. En su lugar, considera tus razones para invertir

Foto: Foto: Getty/Spencer Platt)
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El caos de esta semana en los mercados financieros me recuerda a una pesadilla que tuve hace años. Conduciendo en mis sueños por una carretera conocida, me acerqué a un cruce con un semáforo cuyo patrón conocía de memoria. De repente, los conductores se lanzaron hacia delante, pisaron el freno, tocaron el claxon, chocaron entre sí y se fueron de frente contra la cuneta. El semáforo se había vuelto loco: la señal superior estaba en verde, la del medio en negro y la inferior en rojo. De alguna manera, el verde ahora significaba detenerse, el negro precaución y el rojo continuar, y las señales cambiaban aleatoriamente de un lado a otro tan rápido como luces estroboscópicas.

Fue entonces cuando me desperté. Ahora, mi vieja pesadilla parece haberse hecho realidad en los mercados. Las señales cambiantes de la administración Trump sobre los aranceles han hecho que las acciones y los bonos, así como los estómagos de los inversores, se agiten. La clave para sobrevivir es pensar con claridad y hacerse las preguntas correctas.

Foto: La evolución de las bolsas a través de ordenadores. (WSJ)

Las reglas de comercio internacional predecibles y ordenadas son como los semáforos de la economía mundial. Cuando todos saben cómo funcionarán las luces, el tráfico fluye con fluidez. Cuando los semáforos se transforman en algo parecido a lo de mi vieja pesadilla, es comprensible que los inversores se asusten. Las acciones estadounidenses han tenido una rentabilidad media anual del 10,3 % durante el último siglo. En solo dos días, el 3 y el 4 de abril, el S&P 500 perdió un 10,5 %. Luego, el 9 de abril, subió un 9,5 %, solo para volver a caer al día siguiente. Los días se han convertido en años.

El cerebro humano entra automáticamente en alerta roja cada vez que recibe información nueva y sorprendente. Por eso, los drásticos cambios en los precios del mercado de este mes pueden hacerte sentir la necesidad de responder con cambios drásticos en tu propia cartera. "En una situación volátil, nuestro cerebro tiende a sobrevalorar los acontecimientos más recientes, porque las pruebas más antiguas podrían estar desactualizadas y ser menos útiles", afirma Alicia Izquierdo, neurocientífica de la Universidad de California, Los Ángeles. "Cuando las condiciones son volátiles, podemos aprender muy rápido, pero lo que realmente estamos aprendiendo es a corto plazo, lo que puede no ser necesariamente representativo del futuro a largo plazo". Ahora no es el momento de pisar el acelerador "comprando en la caída", cargándose de acciones cada vez que caen, ni de pisar el freno deshaciéndote de todas tus acciones por miedo a que caigan más.

En su lugar, hazte cuatro preguntas.

La primera pregunta, que consta de dos partes, parafrasea una expresión que el renombrado exdirector del Fidelity Magellan Fund, Peter Lynch, ha utilizado a menudo.

¿Qué tienes y por qué lo tienes?

Reúnete con tus asesores financieros o, si gestionas tu propio dinero, actualiza tu cálculo de cuánto de tu cartera está en cada categoría general de activos. No puedes tomar una decisión razonada sobre si vender o qué vender si no sabes exactamente qué tienes y cuánto. Con el S&P 500 cayendo más de un 10 % este año, puede que estés menos sobreexpuesto de lo que estabas hace unos meses. Si tienes que entrar en pánico, hazlo metódicamente.

Tiempo atrás, deberías haber establecido un objetivo sobre la cantidad de tu cartera que querías en grandes acciones estadounidenses. Si estás por encima de ese umbral, reequilibra vendiendo grandes acciones estadounidenses y repartiendo los ingresos entre empresas estadounidenses más pequeñas, acciones internacionales, bonos y otros activos. Hazlo primero en tus cuentas de jubilación con ventajas fiscales, para evitar activar ganancias de capital. Sin embargo, antes de hacer nada, asegúrate de hacer lo que yo llamo la segunda pregunta:

¿Por qué tienes acciones?

¿Las tienes principalmente porque querías beneficiarte de la estabilidad de los acuerdos comerciales de largo plazo entre EEUU y el resto del mundo? Probablemente no. Lo más probable es que siempre hayas tenido acciones porque querías participar en el crecimiento a largo plazo de la economía estadounidense (y mundial). Esto nos lleva directamente a la tercera pregunta:

¿Qué ha cambiado?

No hay duda de que las medidas comerciales de Trump han dañado gran parte de la confianza del resto del mundo en EEUU. Basta con ver cómo el dólar estadounidense y los bonos del Tesoro se han desplomado desde marzo. Sin embargo, las personas, las empresas, los mercados y los países son extraordinariamente resistentes. Se recuperarán, aunque cualquiera que afirme saber cuánto tiempo llevará es un mentiroso o un tonto.

Y es posible que los mercados no se recuperen en el plazo que necesitas. Piensa en ti mismo: si estás cerca de la jubilación, no puedes esperar años o incluso décadas, ya que en el pasado las recuperaciones completas del mercado se han demorado. Puede tener sentido mover incrementos mensuales iguales de tus activos en acciones estadounidenses a bonos protegidos contra la inflación, lo que debería proporcionar un flujo de ingresos que se mantendrá constante a pesar de cualquier aumento en el costo de vida. Finalmente, hazte la cuarta pregunta:

Si no tuvieras ya este activo, ¿lo comprarías a este precio?

Ten cuidado con lo que los economistas conductuales llaman anclaje. Es la tendencia a medir tus ganancias y pérdidas en comparación con un punto de referencia vivo y reciente, en lugar de con lo que importa: el precio que pagaste originalmente. Tomemos a Apple, por ejemplo. Desde el 2 de abril, cuando Trump anunció su plan de aranceles, hasta el 8 de abril, las acciones cayeron un 23 %; en ese momento, habían bajado un 31 % en 2025. Pero, si las hubieras comprado originalmente 10 años antes, todavía habrías obtenido una ganancia de más del 500 %; si las hubieras comprado hace cinco años, todavía estarías por encima del 160 %.

Gran parte del dolor que sientes es el arrepentimiento de no haber vendido en el pico absoluto. Replantea tu arrepentimiento midiendo el último precio de mercado con respecto a lo que pagaste en primer lugar. Puede que descubras que estás sentado sobre una ganancia, no una pérdida. Si no puedes responder a las cuatro preguntas, no te conviene tomar medidas drásticas.

*Contenido con licencia de The Wall Street Journal. Traducido por Federico Caraballo

El caos de esta semana en los mercados financieros me recuerda a una pesadilla que tuve hace años. Conduciendo en mis sueños por una carretera conocida, me acerqué a un cruce con un semáforo cuyo patrón conocía de memoria. De repente, los conductores se lanzaron hacia delante, pisaron el freno, tocaron el claxon, chocaron entre sí y se fueron de frente contra la cuneta. El semáforo se había vuelto loco: la señal superior estaba en verde, la del medio en negro y la inferior en rojo. De alguna manera, el verde ahora significaba detenerse, el negro precaución y el rojo continuar, y las señales cambiaban aleatoriamente de un lado a otro tan rápido como luces estroboscópicas.

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