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Cambio de paradigma: el crecimiento ya no depende del petróleo, sino de la electricidad
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Cambio de paradigma: el crecimiento ya no depende del petróleo, sino de la electricidad

El aumento de la demanda de electricidad presenta nuevas y enormes necesidades de inversión y retos regulatorios

Foto: Foto: Getty/Joe Raedle.
Foto: Getty/Joe Raedle.
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Los estadounidenses han asociado durante mucho tiempo la seguridad energética con el petróleo. El país exigía la mayor cantidad posible debido a los estragos que puede causar una interrupción del suministro, ya sea por guerras, desastres o convulsiones políticas. En los próximos años, sin embargo, la seguridad energética irá ligada a la electricidad.

La demanda de energía, estancada durante décadas, está creciendo rápidamente para que los centros de datos puedan ejecutar la inteligencia artificial y otros servicios digitales y, con el tiempo, el transporte y los edificios. Una economía dependiente de la electricidad será muy diferente de una dependiente del petróleo. Requerirá una inversión gigantesca en generación, distribución y transmisión. También será un reto para los reguladores y los líderes políticos, ya que el suministro y el precio de la electricidad serán tan importantes políticamente como los de la gasolina.

Foto: El cañon de plasma perforando la piedra. (Quaise)

Podemos observar la huella generada por la economía eléctrica en las afueras de Gloucester, Virginia, donde hace menos de dos años Dominion Energy, la principal empresa de servicios públicos del estado, finalizó la construcción de una instalación solar de 70 hectáreas en lo que solía ser un vivero de árboles. Cuando Ross Millikan se unió a la unidad de energías renovables de Dominion Energy en 2015, su área de servicio no tenía instalaciones solares en funcionamiento. Su plantilla de 80 personas supervisa ahora un total de 58 instalaciones, incluido el emplazamiento de Gloucester. "Solíamos pensar en nosotros mismos como una especie de startup asentada en una antigua empresa de servicios públicos", señala Millikan, de 38 años, director de operaciones renovables de Dominion. "Ahora es el pan de cada día para nosotros y para la empresa".

El apogeo de la electricidad se produjo en los años cincuenta y sesenta, cuando los electrodomésticos y el aire acondicionado impulsaron un crecimiento de la demanda anual de alrededor del 8%, según Grid Strategies, una empresa consultora del sector eléctrico. En la década de 2000, la desaceleración del crecimiento demográfico, la escasez de nuevas aplicaciones tecnológicas y el aumento de la eficiencia hicieron que el crecimiento se situara por debajo del 1 % anual. No obstante, el crecimiento aumentó hasta el 3 % el año pasado y continuará a ese ritmo durante los próximos cinco años, según las previsiones de Grid Strategies.

El apogeo de la electricidad se produjo en los años cincuenta y sesenta, con un crecimiento de la demanda anual ddel 8%

La empresa estima que, desde 2022, las empresas de servicios públicos han aumentado la demanda máxima prevista para el verano de 2029 en un 12%, es decir, 101 gigavatios. Los impulsores son los centros de datos para IA, computación en la nube y criptomonedas; las nuevas fábricas; y la adopción gradual de vehículos eléctricos, bombas de calor y producción de hidrógeno. Dominion planea duplicar la capacidad de generación en los próximos 15 años a 56 gigavatios, gran parte de los cuales se destinarán a alimentar el llamado "callejón de los centros de datos" del norte de Virginia. Se espera que la energía solar represente el 45 % de esa cifra, lo que requerirá la construcción de numerosas instalaciones nuevas cada año.

Estados Unidos y el mundo necesitarán mucho petróleo y gas en las próximas décadas, y la revolución del esquisto ha asegurado que Estados Unidos sea un productor dominante de ambos. Sin embargo, cada vez son menos importantes para las necesidades internas de EEUU. El consumo de líquidos derivados del petróleo (como gasolina, combustible para aviones y gasóleo de calefacción) se ha mantenido estable durante dos décadas, y el de gas natural, excluyendo el gas utilizado para generar electricidad, desde 2018. La Administración de Información Energética de EEUU espera que el consumo de petróleo y gas natural crezca menos del 1% anual durante los próximos dos años.

El significado de la seguridad energética está cambiando

Con el petróleo, una interrupción del suministro en cualquier parte del mundo podría repercutir en EEUU, incluso una vez convertido en exportador neto, lo que ha influido durante mucho tiempo en la política exterior y de seguridad del país.

La electricidad proviene casi en su totalidad de fuentes nacionales (carbón, gas, energía nuclear, hidroeléctrica, eólica, solar y geotérmica), lo que la aísla de influencias extranjeras o interrupciones de cualquier fuente de combustible. Por la noche, la electricidad que ya no fluye de los paneles solares en Gloucester proviene de las plantas nucleares y de gas de Dominion y, en el futuro, de las baterías. "No hay una sola fuente de energía que pueda abastecer de manera fiable a todos nuestros clientes", afirma el portavoz Aaron Ruby. "Necesitamos energía nuclear, necesitamos gas natural y necesitamos energías renovables". Las amenazas a la seguridad eléctrica son diferentes: fenómenos meteorológicos extremos y otros desastres; fuertes fluctuaciones en la demanda, como la de la minería de criptomonedas; o condiciones meteorológicas que reducen la energía solar y eólica.

Una economía eléctrica precisa de capital

La mayor parte del coste del petróleo y el gas es el propio combustible, mientras que en el caso de la electricidad es la infraestructura de generación, transmisión, almacenamiento y distribución. La extracción y el refinado de petróleo y gas contribuyen al producto interior bruto el doble que los servicios públicos, pero las empresas eléctricas por sí solas invierten un 50% más en plantas, equipos y tecnología.

Así pues, la economía eléctrica necesita muchos bienes inmuebles y equipos, de los cuales existe escasez. "Estamos comprando diez veces más equipos eléctricos que hace unos años. Tenemos una gran escasez de transformadores y otros equipos básicos que se utilizan en las subestaciones", comenta Rob Gramlich, presidente de Grid Strategies. "Las empresas que fabricaban esos productos hace cinco o nueve años se enfrentaban a una demanda muy baja, despidieron a gente y se dedicaron a otras cosas". Esa escasez hace subir los costes, que pueden repercutirse en los contribuyentes. Si la demanda prevista no se materializa (algunos han advertido de una burbuja de centros de datos), el coste de la capacidad innecesaria también se trasladará a los clientes.

La regulación es más importante

A diferencia del petróleo, la electricidad está muy regulada, a nivel local, estatal y federal. Una empresa de servicios públicos necesita permiso para conectar una nueva fuente de generación a la red, y el tiempo medio de espera para estas solicitudes de "interconexión" fue de cinco años en 2023, según el Laboratorio Nacional Lawrence Berkeley. Mientras tanto, conseguir permisos para nuevas infraestructuras es cada vez más difícil. "Hay un consenso universal sobre la necesidad de la transmisión, pero muy pocas soluciones concretas para superar los obstáculos", explica Timothy Fox, director general de ClearView Energy Partners, una empresa de investigación.

La electricidad, al igual que el petróleo, también se ha politizado considerablemente. Los demócratas y los progresistas ponen barreras al 'fracking' y a los gasoductos de gas natural, mientras que subvencionan o exigen energías renovables. En cambio, los republicanos y los conservadores están haciendo lo contrario. La administración Trump ha tomado medidas para revertir las restricciones de gases de efecto invernadero sobre los combustibles fósiles y potenciar los gasoductos de gas natural, al tiempo que suspende los permisos para la energía eólica marina y considera poner fin a los subsidios a las energías limpias. Fox afirma que muchos estados de tendencia republicana han facultado a los municipios para detener proyectos de energías renovables, y con el presidente Trump, es menos probable que la Comisión Federal Reguladora de Energía apruebe líneas de transmisión a pesar de las objeciones de los estados.

La economía estadounidense se está transformando con la nueva era de la electricidad. La política, no tanto.

Contenido con licencia de The Wall Street Journal. Traducido por Federico Caraballo

Los estadounidenses han asociado durante mucho tiempo la seguridad energética con el petróleo. El país exigía la mayor cantidad posible debido a los estragos que puede causar una interrupción del suministro, ya sea por guerras, desastres o convulsiones políticas. En los próximos años, sin embargo, la seguridad energética irá ligada a la electricidad.

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